Andrés Scotti cuenta su vida. Su formación personal y como futbolista. El futuro a pesar de la edad. El mundial y la selección uruguaya.

Entrevistado por Gerardo Tagliaferro para Montevideo Portal, en una extensa pero muy jugosa nota, dejó las siguientes consideraciones.

 

Clase media baja. “Mamá nos crió un poco solos, así que diría que éramos clase media baja, tuvimos mucha ayuda de mi abuelo».

Abuelo. “Mi abuelo era empresario sí, pero la que se puso el overol cuando se separaron mis padres fue mi madre. Tuvimos mucha ayuda de la familia de ella, alguna madrina, un tío. Nos criamos en unas viviendas de clase media, en Malvín, y fuimos a escuela pública. Una vida normal de cualquier niño montevideano. El liceo lo hicimos en La Mennais y después yo hice cuatro años de una carrera técnica en Talleres Don Bosco”.

 

¿Trabajador gráfico? “Sí, sí, me recibí y trabajé en un par de imprentas, incluso en una de las más importantes del Uruguay, Guarino. Ese era un laburo para toda la vida, podía hacer carrera dentro de la empresa. Y cuando tuve la oportunidad de jugar al fútbol, estando ahí no quería perder esa chance tampoco. Entonces fui a hablar con el gerente para pedirle que fuera flexible con el horario y él me dijo que tenía muchos empleados, gente de muchos años, y que no podía hacer diferencias. «Andrés, mirá -me dijo-. No puedo hacer una excepción contigo, lo que te planteo es: andá, probá suerte con el fútbol que si Dios quiere y te va bien vas a hacer una diferencia que no vas a hacer acá laburando toda tu vida. Y si te va mal, acá tenés las puertas abiertas».

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La preparación influye en el liderazgo del fútbol. “Influye mucho cómo estés educado en valores también. Conozco gente que quizás no tenía tanta preparación pero me ha dejado un montón de valores y enseñanzas que quizás gente con más preparación no lo hizo. Conozco gente muy preparada, con valores patéticos”.

Los que influyeron en su carrera. “El «Chifle» Barrios me marcó cuando empecé a jugar, Daniel Carreño como técnico me hizo volver a disfrutar de la alegría de entrenar. Yo venía de México muy defraudado del fútbol, el tema empresarial ahí es un desastre, es muy corrupto el fútbol, y vine a Wanderers y Daniel me devolvió eso que había perdido, y por suerte hoy lo mantengo. Es un tipo alegre, que le da mucha libertad al jugador, y justo agarré un grupo humano de compañeros divino y fue muy especial. También te puedo hablar de «Pancho» Ugarte en Chile, un jugador que se retiró con 42 años y lo tuve de compañero e hicimos terrible relación”.

La selección y el liderazgo. “Hay un liderazgo compartido, pero Diego Lugano asume ese rol y tiene el respaldo de todos. Lo ha llevado muy bien, está bien rodeado y todos tenemos la misma tónica, desde los supuestos líderes hasta los que no lo expresan tanto. Todos vamos por el mismo camino”.

Club de amigos. “Se ha formado, por un tema lógico de tiempo, un lazo de amistad. Pero eso es algo que pasa en todo grupo. En este caso se ha mantenido cierta base y obviamente hay un conocimiento del otro y hay buenos lazos. Pero es como todo, también tiene su ciclo y hay cierto recambio. No me parece que sea un club de amigos, los que están ahí están porque les ha ido bien en sus carreras, están mejorando. Cuando me dicen eso yo digo: ¿a quién sacarías y a quién pondrías en su lugar? No es que llueven un montón de nombres para cambiar”.

Tabárez. “Creo que es mucho mejor ser humano que entrenador. Me parece un tipo honesto, leal, sencillo, un tipo que se merece todo mi respeto. Y yo le voy a estar eternamente agradecido porque me ha dado la chance de vestir la camiseta de mi país”.

Tabárez y el énfasis en la defensa.  “Él muchas veces nos habla de limitar al rival. Y bueno, es una forma de competir, si vos limitás al rival ya le estás ganando. Ahí ya le estás ganando, después dependerá de la creación o imaginación de tus jugadores para poder doblegarlo. Pero no es algo que haga solo el Maestro, habitualmente los entrenadores buscan los puntos fuertes del rival para limitarlos”.

Competencias con Diego su hermano. “El tema que con Diego siempre fuimos muy deportistas los dos, entonces, al ser hermanos seguidos, mamá nos encerraba en penitencia y escuchaba la pelota. Era ping pong con las mesitas de luz, era patearnos al arco de cama a cama, poner un aro en la pared y tirar. Y mis primos eran competitivos también, y ellos se preparaban: «Esta vez los agarramos a los Scotti y les ganamos». En casa no teníamos mesa de ping pong y Polito sí. Entonces se entrenaron una semana y nos desafiaron por plata, no sé… una bolsa de bizcochos, 20 pesos cada uno, una cosa así”

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Empezó como delantero“De 9 o a veces de volante ofensivo, de 10. Y después se fue dando… en el Interior (N. de R.: jugaba en Independiente de Trinidad) jugaba de delantero y un día que faltaba un lateral le dije al técnico que me pusiera ahí. Y cuando vine a Central, que estaba Borrás, me ponía un tiempo de delantero y un tiempo de lateral”.

En Wanderers empezó a jugar de defensa“Cuando voy a Wanderers me ponen cuatro partidos de 9 y en los cuatro hice goles. Entonces la dirigencia decía «¿qué pasa que no ponen a Scotti de 9?» Ahí me ponen de titular pero como stopper, y como el equipo se afirmó ya empecé a hacer carrera por ahí”.

En Uruguay cuesta dar tres pases seguidos. “Viene de abajo, si no tenés buenas canchas para entrenar el jugador no se automatiza para jugar tocando la pelota de primera. Además está la idiosincrasia del uruguayo: yo voy por la calle y nadie me grita «¡hay que hacer tres toques eh!» No. Me gritan «¡hay que meter!»

Presión para motivar al jugador. “La justa. Ni para un lado ni para el otro. En deportes individuales se nota más: en el tenis o en el golf se puede medir mejor el desgaste que ocasiona la presión. Si vos te cargás de presión antes del partido, llegás fusilado. Hoy con las redes sociales se nota más: continuamente estás recibiendo mensajes de amigos, y después cuando llega la hora la ansiedad de la gente, el ambiente… todo tiene que tener su justa medida. Tampoco ir light, diciendo «acá no se juega nada».

¿Porqué la selección recién a los 30? “Siempre tuve el sueño. En un momento en Chile me habían premiado como el mejor 5 del año, en el 98. Ese año Chile fue al mundial y Uruguay no, y los jugadores de la selección chilena estaban jugando ahí y yo salía por encima de ellos. Y no tenía chance en la selección. En Rusia también, el primer año me dieron un premio, estaba en buen nivel. Pero creo que el fútbol se manejaba con otros intereses”.

Los periodistas opinan según el resultado del partido“Creo que el análisis se basa mucho en el resultado. Si te va bien sos una cosa y si te va mal sos otra. Al Maestro lo vi caer cuatro veces en este proceso. Lo vi caer en la Copa América (de 2007) cuando empezaba todo, que perdimos el primer partido con Perú y luego terminó siendo un fenómeno cuando terminamos perdiendo por penales la semifinal con Brasil. Después en la eliminatoria empezó bien y después de nuevo en caída libre, cuando incluso jugábamos mejor. Terminamos esa eliminatoria jugando mal pero hubo un momento que jugamos muy bien. Pasó con Nacional, le ganamos a Boca en la Bombonera, 1 a 0, y fue: «Qué bien Nacional, qué equipo copero». Y fuimos un desastre, no pateamos un tiro al arco, solo un cabezazo. Y se habló maravillas. Vinimos acá, perdimos 1 a 0 en el Estadio, perdimos un penal, tuvimos chances, jugamos mucho mejor… sin embargo para los periodistas todo mal. Una pelota pega en el palo y sale en lugar de entrar y cambia todo”.

El peor insulto en la cancha. “Con los rivales habitualmente no tengo problemas, como soy de respetar en general me respetan. De la tribuna tampoco, cosas normales. Como ahora estoy grande de repente gritan «atacalo al viejo». En el Tróccoli la otra vez sentía a uno que gritaba «atacalo al viejo». Y viene un gurí y se la saco, viene otra vez y siento «encaralo que se cansa», pero también se la saco. A la tercera no gritó más”.

Dinero. “Hice para vivir, como para criar a mis hijos y estar tranquilos. Pienso que si no pasa nada raro mis hijos van a poder estudiar tranquilos”.

 

El día del retiro. “Creo que va a ser algo bastante natural, porque a mí me encanta entrenar, me encanta llegar al partido pero disfruto todo lo demás, el vestuario, el entrenamiento. El otro día, después del partido con Colombia, mi señora me preguntaba: «¿Disfrutaste? ¿Viste que el Estadio estaba lleno?» «Pah no vi, me pareció que sí». No miro. En toda mi carrera nunca saludé a mi familia en una cancha, no sé dónde están. Entro a la cancha y son mis compañeros y yo. Cuando terminó el partido lo que más quería era darle un abrazo a mis compañeros”.

El mundial con Scotti. “Al que quiero ver es a Uruguay. Si Scotti está o no está me tiene sin cuidado. Mi objetivo es que Uruguay clasifique, si en ese momento estoy bien y el entrenador considera que puedo serle útil, obviamente yo feliz. Pero mi mayor anhelo es clasificar a Uruguay».
 

decano.com

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