Al igual que Midas, el legendario rey frigio a quien la mitología le atribuye el don de convertir en oro todo lo que toca, Rudy Rodríguez pareciera convertir en campeones a todos sus equipos.

Rudy Vicente Rodríguez ingresó a la historia grande del fútbol uruguayo como integrante de aquel plantel de Defensor que, en 1976, rompió la hegemonía que sostenían Nacional y Peñarol y se coronó campeón uruguayo tras cuarenta y cuatro años alternancia entre los grandes .

Era un puntero sumamente habilidoso, que tiene en su legajo -aparte de haber sido campeón uruguayo por primera vez defendiendo uno de los equipos menores- el haber sido parte del seleccionado uruguayo Campeón Panamericano en 1983, primer título internacional obtenido por Óscar Tabárez al frente de la selección celeste.

Una vez retirado de la práctica activa del fútbol, Rudy Rodríguez comienza una exitosa carrera como entrenador, donde dirigiría entre otros a la selección uruguaya sub 19 y las divisiones formativas de Defensor Sporting y River Plate hasta llegar, en el 2010, a Nacional. Rudy Rodríguez ha salido campeón en todas las categorías que dirigió, en todas las instituciones en las que ha estado. Un palmarés envidiable de un técnico capaz que Nacional disfruta hace cinco temporadas.

El pasado viernes recibimos en nuestro refugio de El Mesón de 18 de julio 1332 esquina Ejido, al actual técnico campeón de Tercera División, que en este momento marcha primero con puntaje perfecto y nos permite soñar con algo que no se da hace décadas: un trienio en Tercera.

Rudy, tus comienzos en Nacional fueron dirigiendo Séptima, ¿cuántos años estuviste con esta categoría antes de pasar a Tercera?

Tres años. Empecé en el 2010 y al año siguiente, debido a una reforma que se hizo en el club me pidieron que tomara también la Cuarta. Cuando Álvaro Gutiérrez se hizo cargo de Tercera y Sexta, en el 2013, entrenábamos juntos. En la mañana con las divisionales grandes en Los Céspedes y en la tarde, en general en Granaderos, lo hacíamos con los más pequeños. Así estuvimos tres años. Dirigí en Séptima a las categorías 97, 98 y 99 y ahora los estoy recibiendo a la gran mayoría; el caso de Rodrigo Amaral, Diego Baldi, Matías Olivera, la base que comenzó en el 97 se mantiene, se le han ido agregando otros chiquilines que han surgido producto de una búsqueda permanente tanto aquí en Montevideo como en el interior.

¿Hay técnicos para formativas y otros para primera división?

Sí. Son cosas diferentes. Yo no sé si es más difícil entrenar juveniles, pero el tener la capacidad de observación como para proyectar a un jugador es una virtud. Es algo que no está en ningún libro ni video. Lógicamente que la experiencia adquirida luego de años de estar observando te permiten prever el desarrollo en la proyección de cada futbolista, pero no es fácil. En Primera tenés a tu favor que ya llegan en condiciones de jugar para ganar.

En Tercera ya los recibís casi listos para jugar, en teoría no hay que enseñarles fundamentos…

Se sigue trabajando. Aún en Primera o en una selección mayor, siempre existe la posibilidad de evolucionar. El jugador tiene que intentar mejorar permanentemente. En Tercera se continúa con la evolución pero, lógicamente, deben de venir con la base.

¿Ha habido algún cambio importante con la llegada de un nuevo equipo de trabajo?

Con la incorporación de Alejandro Lembo como gerente deportivo y el arribo de Sebastián Taramasco y Pierre Sarratia en la coordinación se ha re organizado la situación. No es que anteriormente Nacional estuviera trabajando mal, al contrario. Lo que sucede es que hay nuevas ideas y otros planteles, por lo que cada cuerpo técnico debe trabajar en base al objetivo de la búsqueda de un perfil determinado de jugador para Nacional.

¿Tenés participación en eso?

La sigo teniendo sí. Además hay una muy buena relación laboral con los demás compañeros de las diferentes categorías; Gustavo Dalto, Dardo Pérez, Carlos Rodao, Alberto Bica, Tabaré Alonso y Diego De Marco. Estamos constantemente intercambiando opiniones, aportándonos datos de los diferentes momentos en que tuvimos a determinados jugadores.

¿Te sentís cómodo en Tercera? Pregunto porque una vez un dirigente nos comentó que no consideraba atinado el haberte sacado de Séptima donde estabas obteniendo excelentes resultados.

Yo me siento contento de trabajar en una institución grande, en la que cuento con el apoyo de todos mis compañeros. Me es indistinto el lugar que me asignen. Si bien son situaciones diferentes, ya que en la Séptima tenés que actuar no solo como entrenador sino muchas veces debés desempeñarte como hermano, padre o abuelo, en Tercera ya apuntamos más a desarrollar un juego que le permita a cada uno de los integrantes del plantel, el ir preparándose para Primera.

¿En Tercera también te ha tocado ese rol de consejero?

En algunas ocasiones. En Tercera hay chiquilies que tienen edad de Cuarta y los estamos integrando al grupo. Es una manera de preparar una base más grande. Se da el caso de que tenemos en algunos puestos jugadores que son de primer año de Cuarta, que llegan con un potencial muy grande, pero en esa ubicación tenías un chico de segundo año de Cuarta, entonces lo que hacés es hacerlos jugar a todos.

Cuarta es el rompimiento. Los dos años de Cuarta son como el embudo ¿Viste caer a muchos ahí?

Hay muchos que caen antes, no solamente en Nacional. Yo trabajé durante años en otras instituciones que trabajan muy bien en juveniles, como son Defensor Sporting y River Plate y en ambos me pasó lo mismo. Te enfrentás a chicos que vienen con una proyección importante, llegan a su desarrollo máximo y de pronto aparece otro  que no tenía un rendimiento muy destacable en sus comienzos pero termina superándolo.

Un claro ejemplo es el de Luis Suárez, que en las divisiones menores era el tercer delantero por detrás de Martín Cauteruccio y Bruno Fornaroli.

Hay muchos ejemplos. Es un poco lo que te manifestaba anteriormente acerca de la importancia de la capacidad de los profesionales que trabajan con los juveniles, de apostar a determinado chico que quizás en el comienzo no es quien más se destaca. Gente que tiene buen ojo para seleccionar chiquilines y sostenerlos a pesar de que no tengan el mejor comienzo.

En Uruguay siguen surgiendo futbolistas, pero no logramos tener un equipo que se destaque, incluso a nivel de juveniles, donde no hay que sufrir tanto la emigración de las figuras.

Considero que para las posibilidades que tiene Uruguay, teniendo en cuenta la cantidad de habitantes y la infraestructura con la que contamos, tenemos bien ganado el respeto y seguimos siendo competitivos a cualquier nivel. Sin duda que a partir del trabajo que ha iniciado el maestro Óscar Tabárez en la selección, tanto en la mayor como en las categorías más jóvenes, se está viendo una evolución de intentar jugar en forma colectiva con mayor eficacia y no basarnos en los desequilibrantes.

De todos modos, así como hay países que han evolucionado en su juego colectivo, Uruguay, con su estilo, sigue siendo un rival que es respetado y que se anima a jugarle de igual a igual a cualquiera. Tenemos eso a favor, si continuamos por el camino de intentar plasmar un juego más colectivo en la cancha, en poco tiempo estaremos disfrutando de los logros internacionales a nivel de clubes.

Hay una realidad que no podemos ocultar. Tanto Luis Suárez como Edinson Cavani -para poner dos ejemplos de jugadores desequilibrantes en el arco rival- para hacerse de la pelota necesitan primero que se recupere. Es ahí donde comienza el trabajo colectivo del equipo y se continúa con la posibilidad de hacer el armado de la jugada, cosa que nosotros hacemos de una manera que es diferente de la argentina, brasilera o europea. Debemos aprovechar esa cualidad de nuestros futbolistas de resolver en espacios pequeños con ese dribling, esa gambeta característica nuestra. Es necesario respetar esa herencia que tenemos de saber jugar al contragolpe, a pesar de la insistencia actual en la «tenencia del balón». A veces el tener mucho tiempo la pelota no te asegura que conviertas. Con lo que tenés que contar es con jugadores -como afortunadamente contamos en Uruguay-, que cuando querés acordar, estás moviendo de la mitad de la cancha porque te convirtieron el gol.

Para encontrar una mejoría en eso, debemos hacerlo al nivel del fútbol interno. Es necesario contar con una competencia más fuerte en lo local.

¿Hemos perdido la habilidad de correr contra la raya? Algo que te distinguía como jugador.

No es que no se utilicen las bandas, lo que pasa es que se juega diferente, el fútbol ha cambiado, se juega con otra movilidad, hay una dinámica mucho mayor incluso en relación al campeonato anterior. Son pocos los jugadores que puedan pegarse a un carril, no porque no tengan la habilidad, tomemos como ejemplo a Arjen Robben; tiene control, velocidad y fortaleza, pero si lo aislás sobre una raya, con la presión que hay hoy en día en el juego, su accionar con el balón sería limitado. Por eso la utilización de las bandas debe hacerse sorpresivamente, el fútbol de hoy requiere de mucha más movilidad, ya no existe aquello de los dos punteros bien abiertos y el centro delantero en el área.

A veces sorprende ver a jugadores veteranos -caso Álvaro Recoba- que, a pesar de su edad siempre están solos a la hora de recibir.

Eso es capacidad. Hay cosas que las podés mejorar, pero si todo se adquieriera en base a entrenamiento, todos los jugadores patearían como Recoba, pero «Chino» hay uno solo. Así entrenes triple horario, no te va a alcanzar. Podés mejorar en lo físico, en lo técnico. en lo táctico, pero hay cosas que vienen con uno. Lógicamente que con esfuerzo llegarás a dominar los dos perfiles, mejorar la velocidad y el control de pelota, pero aquellos quienes a alta velocidad logran la eficacia, son los que se destacan, y por eso valen lo que valen.

En formativas, en lo que se refiere al cuidado de la alimentación y la aplicación en los entrenamientos, ¿tenés que ser más estricto o permisivo?

En este caso Nacional tiene formado un grupo de trabajo multi disciplinario, donde hay nutricionista, podólogo, sicológos, que trabajan en forma coordinada con los profesores y eso te permite tener una definicón bastante acertada del perfil de cada jugador. La tolerancia está basada en las posibilidades que pueden tener cada uno de los chiquilines para cumplir con sus obligaciones. Se tiene en cuenta por ejemplo, las distancias que tienen que cubrir. Muchas veces terminan de estudiar y se van alimentando en el ómnibus para poder llegar en hora al entrenamiento, entonces todas esas situaciones que en otros países se solucionan de otra manera, en Uruguay demandan sacrificio, y ese termina siendo un factor que después incorporamos al juego.

No es que se sea totalmente permisivo. Al jugador se le debe inculcar la parte disciplinaria, lo técnico y táctico, ni que hablar lo que refiere a la alimentación, las buenas costumbres, es decir que tengan las horas de descanso necesarias complementadas con una correcta alimentación, el estudiar, abrir la mente. 

Creo que se debe mantener una línea de trabajo con la severidad que corresponda a la edad y a las posibilidades que tenemos de brindarle a ese chico las herramientas indispensables ¿Cuántos gurises hay, no sólo acá, sino en toda Sudámerica, con excelentes condiciones pero sin posibilidades de acceder a una correcta alimentación? Si no se busca una solución a ese tipo de problemas, lo más factible es que comiencen a aparecer las lesiones en forma frecuente porque el organismo no tiene con qué responderle a las exigencias que hoy requiere, ya a temprana edad, la preparación física.

¿Te ha tocado frenar la inquietud de algunos jugadores impacientes por el salto a Europa?

A varios. En todos los lugares en que he estado en los último años, eso ha sido moneda corriente. Es un tema que, si bien por un lado puede ser motivante para el juvenil, si no encuentra un apoyo en su entorno familiar para dominar esa ansiedad, a veces termina siendo perjudicial. Tanto el futbolista como la institución deben tener la paciencia necesaria. Los jugadores se tienen que ascender en el momento en que estén prontos. Es como la fruta, tenés que esperar a que madure. No todos logran pasar de una categoría a otra sin tener la edad correspondiente. Hay algunos que se saltean dos, tres años y lo disimulan física, técnica y sicológicamente. Otros necesitan recorrer toda la escalera, porque la maduración de todas las personas es diferente. La necesidad de apurar procesos en nuestro país, por la necesidad de vender, nos lleva a dejar a muchos por el camino. Todos hablan de fulano, que llegó con 17 años, pero nadie nombra a los que fracasaron producto de un apresuramiento.

Al ver el excelente Sudamericano jugado por Gastón Pereiro, ¿te pasa de pensar «ahí hay una parte de mi trabajo»?

Pero eso que hizo Gastón en la sub 20, también lo hace en Nacional. Lo que sucede es que una cosa son los juveniles y otra bien distinta el fútbol de primera división. No es lo mismo destacarte en una sexta que en una cuarta división, por más que después llegues a Primera. Si mirás las tablas de goleo de cada categoría, te vas a dar cuenta de que a medida que vas avanzando van mermando la cantidad de goles. En una Séptima división, parás una línea de cuatro y filtrás entre los zagueros, no ya pelotas , sino un tren cargado de vagones. Cosa que en Cuarta ya no sucede porque la evolución natural y la dinámica del jugador es otra. Es lo que hablábamos del aspecto físico, se cubren los espacios con mucha más velocidad. Ahí entran en juego los sistemas, qué es lo que se debe aprender en cada una de las categorías; táctica individual o colectiva, los fundamentos técnicos, funcionamientos tácticos. Por eso hablamos de la inteligencia que requiere hoy en día el plantear un partido de fútbol, porque en el básquetbol pedís tiempo y acomodás, el fútbol en cambio, tiene una dinámica que no tenía en mis épocas de jugador. 

El rendimiento de un jugador no está dado únicamente por lo que un futbolista esté brindando de forma individual sino por la ayuda conformada por el resto del equipo. Por ejemplo, Gustavo Munúa. En el campeonato anterior hubo partidos en los que si él no hubiera estado era lo mismo, porque los rivales ni pateaban al arco ¿Era Munúa o el equipo todo el responsable del cero en el arco? Gustavo sigue siendo el mismo gran arquero, ha recibido tantos goles sencillamente porque el equipo no marca de la misma manera ¿Por qué la pelota está en nuestra área y no en la del rival? Porque los delanteros la perdieron ¡Si la tuviéramos nosotros estaríamos atacando hacia allá no defendiendo en nuestra área! Esto es un juego colectivo, no es justo responsabilizar sobre uno cuando el error de pronto es del equipo. Claro que el buen funcionamiento colectivo lo gestan las individualidades. Volvemos a donde comenzamos, para mí Gastón Pereiro en la selección jugó como debe y puede; definió, llegó, generó situaciones de gol, lo hizo por derecha, por izquierda y el medio, habilitó chances de gol y convirtió. En Nacional hace lo mismo. Ahora se requiere que esa experiencia acumulada, tanto en la selección como en los partidos que viene jugando por el torneo local, la vuelque en la cancha llegado su momento. No podemos pretender que un jugador de 18 años tenga la pericia de uno de cuarenta.

Hay cierta preocupación de parte de algunos hinchas de Nacional, por el poco número de futbolistas del club que están integrando las selecciones nacionales ¿Qué opinión tenés al respecto?

Está demostrado que Nacional ha tenido aportes importantes en cada generación. No solo de ahora sino de hace larga data. A veces es cuestión del tipo de juego que plantea el seleccionador, y tampoco podemos dejar de reconocer la evolución que han tenido en los últimos años otros equipos que, históricamente, no aportaban a la selección.

Lo importante es continuar trabajando formativamente y ser analíticos. Con esto me refiero a consultar en los archivos para ver cuántos jugadores que se han destacado en selecciones sub 15, sub 17 y sub 20, no han llegado nunca a debutar en primera división. Futbolistas que accedieron a su máximo rendimiento en ese momento y, al regresar a su club de origen, no lograron continuar la evolución que los depositara en Primera.

La selección se trata de un grupo de veinte o veintidós jugadores que deben estar en su plenitud en determinada ocasión y acordes al planteamiento del técnico de turno. El no tener a varios convocados no es una cosa que me preocupe. Sí me interesa que en cada categoría haya al menos una incorporación de experiencia internacional por parte de los jugadores.

Lógicamente que me parece que es muy importante que el jugador intervenga en ucomn proceso de selección, pero entiendo que ése no debe ser su techo. Es decir, que esa experiencia que pueden ir adquiriendo, sumada a los trabajos internos les permita, en el momento de llegar a primera división, plasmarlo. De lo contrario, prefiero que sigan trabajando en la institución, que continúen evolucionando y que cuando el técnico principal requiera de alguno de ellos, colmen la expectativa que se depositó en cada uno.

Ernesto Flores

decano.com

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