La aparición del inflable en el Palacio Penarol permite reavivar un debate ocurrido en decano.com hace un año y medio.

La polémica fue enorme el 07 de marzo de 2012. El Observador, publicando una nota sobre cánticos violentos en las hinchadas, eligió una foto en la que aparecía la hinchada de Penarol con un inflable. Las redes sociales ardieron y el periodista Ignacio Chans tuvo que salir a defender la decisión de los editores, explicando el contexto y presentando sus argumentos – entre los cuales dijo que la foto apenas graficaba un hecho lamentable, no generaba violencia y que era irracional la reacción que ocurrió por una foto.

Desde decano.com hubo dos respuestas – una de ellas mía, discutiendo los aspectos periodísticos del tema. Traté de contextualizar la cuestión de la violencia y apunté hacia la impunidad, que hace que muchos hechos se repitan. Argumenté que el “hecho lamentable” graficado en la foto no es visto como tal por la hinchada mirasol. La aparición del inflable, que estaba prohibida, era apenas un registro de esta impunidad. Por esto es que un inofensivo muñeco generaba violencia en la tribuna y también en las páginas del diario.

Un par de días después, Chans replicó hablando de las reacciones violentas que recibió y dijo que la violencia nunca terminará si no se erradican los barra bravas del PC. Se refirió a mí como “de los pocos que contestaron con respeto y altura” pero rechazó la idea de bajar la foto porque dijo que esto sería ceder a los violentos. Yo respondí que la prensa puede reconocer sus errores y que esto le hace bien a su credibilidad.

El inflable volvió

El último sábado, antes de un partido conmemorativo de básket en el Palacio, varios jugadores posaron para fotos con dicho inflable. La Comisión Directiva de Básquetbol de Nacional emitió un comunicado repudiando el hecho.

En las páginas de El Observador apareció una nota de opinión sobre el tema el 23 de septiembre, con el título “Irresponsables”. En tres párrafos, Luis Inzaurralde hizo un trabajo brillante y supo abordar varios aspectos claves. El primero de ellos, la impunidad, cuando habla de la primera aparición del inflable: “los hinchas de Penarol burlaron los controles de la Policía e ingresaron a la Ámsterdam…el inflable”. El segundo, la participación de los jugadores: “cuando un grupo de jugadores profesionales de básquetbol traspasó la línea de la tolerancia para ingresar en una provocación absurda, el tema trepó a un nivel inaceptable”. El tercero, la responsabilidad institucional: “Penarol (…) es cómplice de la acción como organizador del espectáculo y debe tomar cartas en el asunto. Ya no pueden mirar para el costado”.

Esto no hace más que confirmar los argumentos que, desde este sitio partidario, utilizamos en marzo de 2012. Si en aquella mañana la foto del inflable hizo explotar de ira los hinchas tricolores, es porque estos se sintieron provocados. La nueva aparición del objeto demuestra que la hinchada retratada en aquella ocasión no considera para nada lamentable el “hecho graficado” que Ignacio Chans calificó como tal. Y este punto de vista ya lo expresamos en aquella ocasión y otra vez lo hacemos.

La repercusión negativa de la foto del último sábado hizo que los propios jugadores de básquetbol tuvieran que pedir disculpas.

El mundo ideal y la intolerancia

Si en el campo de las opiniones tengo algo en común con Ignacio Chans, es que ambos soñamos con un mundo ideal. “Que un mundo paralelo, sano, no hubiese pasado de una cargada”, escribió el periodista en 2012. En la misma línea, escribió esta semana Luis Inzaurralde: “Algunos piensan que si esto pasara en Argentina, en Uruguay lo estaríamos aplaudiendo y disfrutando todos por igual”. De acuerdo…

El nivel de intolerancia que hay en el fútbol uruguayo es tremendo – y quienes deberían trabajar para mejorar esto no lo hacen, sean policiales, dirigentes o autoridades. Cada vez se divide más, se segrega más y hasta los partidos de la Celeste están divididos entre bolsos y manyas.

En septiembre de 2012 un niño colgó en un palco del Gran Parque Central una gallina con una camisa amarilla número 8 y una pata lesionada – y esto se retiró pronto. Lo que sería una broma infantil desató la furia de los carboneros de tal manera que Damiani exigió un pedido público de disculpas. Quien debió poner cordura armó tremendo circo (y vaya si lo sabe hacer bien) – pero ya aprendimos en otra ocasión, él es italiano. Volviendo al caso, no olvidemos que Nacional había enviado un mensaje de apoyo a esta figura sagrada del aurinegrismo llamada Antonio Pacheco (y no consta que desde otras veredas se hiciera lo mismo cuando se lesionó Calzada).

En la humilde opinión de este columnista, esta cultura del lloriqueo no puede ser incentivada. Si el rival hace una cargada, hacé vos también una a él. Si él te muestra un inflable gigante y si esto te molesta, sé más inteligente que él y hacé algo mejor para cargarlo.

En este sentido, hay una interesante historia en Italia sobre dos rivales, el Hellas Verona y el Chievo Verona. El primero militó muchos años en la serie A, incluso saliendo campeón en 1985; y su hinchada decía que el rival solamente ascendería a la primera división cuando los burros volasen. Durante décadas, los de Chievo escucharon esta cargada. Hasta que… el club hizo un trabajo de largo plazo y logró el ascenso. La hinchada hizo una bandera gigante con el burro volador; y cuando el rival Hellas Verona se fue a la B, se hizo una bandera más grande. El “mussi volanti» (burro volador) se tornó símbolo del equipo.

¿Por qué dicho inflable es ofensivo?

No podría finalizar sin volver a esta pregunta: ¿por qué este inflable era tan ofensivo? Porque el ambiente venía bastante cargado por la impunidad. Significa decir que la hinchada de Nacional cumplía con las disposiciones de la policía (por ejemplo, no ingresar con bengalas), la de Penarol no (el ingreso de bengalas contó con la complicidad de jugadores) y todo quedaba sin consecuencias, poniendo a los bolsilludos como «los boludos» de la película (y esto lo dije también en 2012). El animal inflable estaba prohibido, pero fue ingresado sin problemas en el estadio.

Si las autoridades y la policía no están preparadas para fiscalizar estas pequeñas determinaciones hechas para cuidar la sensibilidad de los menos tolerantes, que transmitan un claro mensaje de tolerancia y permitan más libertad de expresión, más banderas, más objetos inflables y que sigan las leyes ya existentes sin inventar medidas que, al fin y al cabo, se aplican conforme la voluntad del botón de turno, dando margen a tratamientos desiguales.

Los “vrutos”

Esta semana nadie supera el vruto de Tenfield en la transmisión de Nacional vs River Plate. Ya no recuerdo quien fue la persona que lo dijo – si el relator, el comentarista o algún otro periodista – pero se dijo: “En Nacional va a entrar el número 16, Carlos Nuñez”. Che, tengan más respeto con Carlitos de Pena…

Manoel Castanho
(Periodista)

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