Semblanzas de históricos y recuerdos imborrables presentados por uno de los más valiosos columnistas de este sitio
Los penales y la memoria
Los penales, ¿la memoria? bien, ¡gracias!
Aun quedan ecos de la semana “negra” tricolor, “mi hijo se enojó que no lo llevé al estadio, se enteró en la escuela que Recoba y otro jugador de Nacional regalaban pelotas a la tribunas” fue hasta hace minutos la última cargada de un manya, no dudo que es la mayor alegría de los últimos 15 años, al menos 7 días seguidos.
Queda como folklórico y anecdótico, la gente vive el hoy, nadie recuerda que el Nico Vigneri pateó un penal para la luna jugando una final del uruguayo ante Danubio que pudo cambiar el curso del partido y Penarol terminó goleado, que Bengoechea en las eliminatorias del 98 en definitorio partido ante Perú marró un gol sin golero a medio metro del arco, (más fácil que un penal) pateando al mejor estilo de un jugador de rugby, pudo terminar ganando la celeste 2 a 0 , el mismo Recoba anotó un golazo pero faltó justamente el “profesor”, nos metieron 2 goles y chau mundial, ese mismo año Penarol podía marcar una victoria descomunal ante Nacional por la Libertadores, pero Antonio Pacheco tiró mal el penal, otro ídolo aurinegro, Fernando Morena marró dos penales en tres minutos jugando para Uruguay en una Copa América ante Colombia, si la memoria no me falla fue Pedro Zape el héroe del momento y quedamos eliminados, este mismo jugador desembarcó como estrella máxima en el Boca del 84, se vino el “apocalipsis” cuando a las magras performances le suma un remate penal en la hora ante Platense y que fue atajado por un jugador de cancha!! el golero había sido expulsado.
Hoy vemos al “Nando” o el “Caballo” como le llamaba el inefable José Carlos, pateando fuerte..puertas, insultando gente, una imagen pobre y triste de quién supo ser “ídolo” de muchos.
También nos jugábamos el pasaje al Mundial del 2006, Darío Rodriguez y Marcelo Zalayeta, emblemas de los de la avenida Giannatassio fallaron y miramos otro Mundial por TV, con el cabezazo de Zidane incluido.
Los tres penales más importantes que recuerdo haberse pateado y no fallado, fue el de Venancio Ramos en el 85 a Chile, Tony Gómez en el 88 por la Intercontinental y el del Loco cuando “la picó” que permitió a Uruguay meterse entre los 4 mejores.
Posiblemente en el próximo penal errado por Juan Manuel Olivera, ya todos se olvidaron del penal de Recoba, el hincha vive el momento, ¿la memoria? bien, bien, grracias.
No es “changa” el penal.
Raul Ruppel.-
Publicada originalmente el 17 de mayo de 2013
Fabián O´Neill, “el Mago”
Un día de marzo de 1990 llegó al parque Central con lo puesto, un buzo de lana cruda, vaquero gastado y unos championes de marca Alfieri. Enseguida se convirtió en uno más de los muchachos del interior que se alojaban en las habitaciones que, por entonces, se encontraban en el Parque Central.
Allí se encontraban: el younguense Milton Gómez, el Panameño Julio César Dely Valdés, el sanducero Serio Maristan, el del gol en la liguilla a Fernando Álvez de tres dedos, el Negro Wilson Nuñez –un salteño que quedó en la memoria por aquella noche ante Peñarol que los eliminamos con 9 y fue el héroe–; también algunos juveniles como el Canario Bentancur –Paolo Montero le rompió la pierna y no pudo seguir jugando–, un tal Bonini (creo que era así), llegaba desde la heroica el zaguero Jorge Moncecchi y, finalmente, un muchacho de apellido Anchorena, también desde Paysandú.
Era común que en semana santa, Canal 10 trasmitiera las criollas que se realizaban en la cancha del Parque Central, una atracción para la gente de la capital, para los muchachos del interior del país que se alojaban en el parque eran algo normal.
Entre caballos, humo, payadores y jineteadas, se hizo un lugar para despedir al Vasco Santiago Ostolaza del club. Un sábado de tarde de ese marzo de 1990, Nacional enfrentaba a Wanderers y Venancio Ramos debutaba con la camiseta tricolor. El Chicharra conquistó un gol para el triunfo tricolor por 2 a 0. Venancio había llegado un mes antes y su pase generó un gran revuelo en el ambiente deportivo, teniendo en cuenta su pasado en el tradicional rival.
Cuando llovía, los pasillos del Parque se inundaban, no había agua caliente en las duchas y la ropa para inferiores dejaba mucho que desear, para almorzar o desayunar, había que caminar un par de cuadras, rodear el Parque y entrar por el fondo de la sede, allí donde a veces se juntaba alguno de la barra tricolor y pedía “pal vino”.
Un tal Fifaro (algo así lo apodaban) –la mayoría de las veces estaba mal humorado– servía la comida. “En hora pibe, si no, no hay” decía cuando algún comensal llegaba tarde. En las mesas se encontraban siempre jugando al truco glorias tricolores, como el recientemente fallecido Aníbal Paz.
Luego se bajaban las escaleras: las clásicas maquinitas y el Bowling donde se podía encontrar al Chango jugando con otros jugadores como el Pepe José García.
Por ese entonces no se nombraba la palabra celular, ni computadora.
Para comunicarse con algún familiar del interior, había que ir en horario de oficina a la sede del club y solicitarle a la secretaria la comunicación. En la misma sede, subiendo por las escaleras se encontraba el gerente tricolor, el Sr. Ucha –gran persona– atendía personalmente a todos con cordialidad y cariño, recuerdo que le regalé una foto del gran goleador, el argentino Atilio García vestido de gaucho.
Los cuartos en el Parque estaban divididos por una mampara y otros sin nada. En la convivencia se daban largas charlas entre los compañeros. El Panameño escuchaba aquellas plenas a todo volumen, era un mundo en otro mundo; los más grandes salían a dar una vuelta, yo solía quedarme só lo, aprontar el mate y charlar con el portero, quién tenía la única televisión de 14 pulgadas que estaba a disposición, me contaba –en tono de novela policial– las arremetidas de parte de la hinchada de Peñarol, que descargaban sus penas contra la sede y el Parque, con piedras. Nuestro amigo estaba armado y, según él, los enfrentaba hasta que los indeseables visitantes salían corriendo .
A los entrenamientos se iba en un ómnibus que rumbo a los céspedes levantaba al Chino Salvá, algún jugador como el Negro Gustavo Méndez cantaba en el fondo en tono desafinado acompañado por tres o cuatro inquietos muchachotes.
Se puede escribir mucho más, pero en ese ambiente familiar llegó Fabián O’ Neill, una tarde decidí regresar a mi ciudad, en un acto de cobardía total, por eso hoy escribo historias que otros si tuvieron la valentía de enfrentar.
Ese día, O’ Neill me dice “Young, regálame los zapatos” (eran unos pumas Borussia de aquellos que no se rompían), no sé por qué le dije que no.
El Huevo Maristán me llevó los bolsos y le encargue que le pegara una buena patada a Diego Aguirre cuando se enfrentaran.
El Mago O Neill “reventó” futbolísticamente y esa forma de ser lo ayudó a ganarse un lugar en la cima, esa misma forma de ser lo catapultó, nunca cambió su personalidad ni su manera de actuar.
Una tarde del año 1992 ante Rentistas, hizo todo pero todo bien; en otra, le tiró la camiseta a la hinchada de Cerro… comenzaba a escribir páginas con colores de diferentes matices.
En el ambiente lo llamaban “lamento boliviano” por el “borracho y loco”, su bunker era el Paso de los toros, la pesca, el monte y los amigos; muchas veces se quedaba por allá.
En 1997 vino por Young y me comentó un amigo que me andaba buscando para saludarme.
Parte de la prensa (que apesta en nuestro país), lo llamaban cuando estaba tomado, para que sacará trapitos innecesarios para que estos tigres consiguieran raiting, lo que nunca dirán es la doble vida que muchos de ellos llevan.
El Mago en algún medio declaró, de la forma que estaba viviendo, no duraba diez años.
Criado por su abuela, lleno de afecto y de carencias, la calle lo aconsejó mal por momentos. Hizo lo que pudo en una sociedad que “tanto tienes, tanto vales”, hoy se encuentra igual que aquel marzo del año 1990, se rodeó de gente que lo mandaba a una guerra que no existía.
Su vuelta a Nacional se complicó aún más con la llegada de aquel amigo que tuvo en sus comienzos, el Panameño Dely Valdez, la diferencia en los montos de los sueldos fue la causante de su alejamiento y el Mago hizo su última magia ante el Santos y guardó el repertorio para la leyenda.
En una época de crisis total, Nacional quiso juntar dos ídolos, la jugada salió por la culata.
Al Mago Fabián O’ Neill, mi respeto, su mejor carrera y mayor desafío la tiene en el horizonte, salir adelante sin el fútbol.
De la maravillosa carrera futbolística mencioné muy poco, será en otro momento.
Una vez dijo Obdulio “al pasado hay que dejarlo quieto”.
Raúl Ruppel
Nota de decano.com: Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan el pensamiento de decano.com.
La visita del Real Madrid
25 de agosto de 1993 por la copa “Declaratoria de la Independencia”….
Nacional 2 Real Madrid 2
¡Qué rápido pasa el tiempo! Casi dos décadas nos separan de la tarde del miércoles 25 de agosto de 1993 cuando el poderoso Real Madrid con sus rutilantes figuras enfrentó a Nacional en el estadio Centenario. Cotejo internacional, emotivo y vibrante con empate 2 a 2; la visita se llevó la copa en disputa. Dos clubes llenos de gloria.
Lo de Nacional fue meritorio; cumplió, poco fútbol pero muchas ganas. Vale aclarar que no era el Nacional del 92 ya no estaban figuras de la talla del Hugo De León, el Panameño Julio César Dely Valdés entre otros; este equipo era más limitado, aún así paró la máquina “merengue”. El primer gol fue de la visita. El empate por parte de los tricolores llegó por la prometedora figura Antonio Minguta; jugador artíguense, nunca cristalizó su promesa y quedó en su foja personal aquel soñado momento. Nuevamente el Real se puso en ventaja, Nacional pasó a perder 2 a 1. En los minutos finales, el Misionero Antonio Vidal González -de gran partido- empató. El Misionero, fiel a su estilo de siempre, mantuvo, durante todo el partido, fuertes diálogos con el juez (Julio Matto) y los jugadores rivales.
Esto escribía el periodista de El País en apartado
-Hablando de arbitraje, entendemos que Julio Matto se equivocó en la forma en que encaró su trato con el polémico Vidal González. Evidentemente, al argentino ya le tomaron los puntos los jueces y es así que no le cobran los fouls o los penales, cuando son o cuando no son. Matto fue tolerante con él y cuando le sacó amarilla hacía rato que había hecho “meritos” para ganársela. Después le perdonó la vida-en complicidad con el línea Velázquez-cuando el misionero le pegó una piña cortita de zurda en el estómago a su marcador. Pero eso no quita que no le hayan cobrado dos penales que le hicieron. Tal vez quepa atribuir esa actitud del excelente árbitro compatriota a su afán de terminar el espectáculo con los 22 en la cancha, porque estamos seguros que en un encuentro normal, de campeonato local, Vidal González no hubiera llegado a los 90 minutos.
Recuerdo haber escuchado atentamente las instancias del encuentro. ¡Qué lindo debe de haber sido para los que fueron esa tarde al coloso de cemento!
Nacional formó con:
Jorge Fernando Seré: su última etapa en Nacional luego de ganar absolutamente todo campeonato que se le cruzó
La zaga con Daniel Felipe Revelez, lo mismo que el anterior, y Enrique Saravia -sorpresivamente con el brazalete de capitán- justo es decir que estuvo en el plantel campeón de América y del mundo del 88 y alguna temporada más pero no pudo consolidarse. Por las puntas, el técnico Miguel Piazza coloca a Juan Andrés Larre por derecha, extraña posición del talentoso volante papal con pasaje en el viejo mundo y José el Pepe García por el lateral izquierdo. El Pepe podía jugar de marcador o volante, más allá que era puntero.
Un poblado medio campo con mucho fútbol: Ruben Pereira el temperamental y talentoso volante de Danubio, temporadas después se le vería en tiendas rivales; el Eddy Suarez -recordado por el golazo al ángulo en el clásico por la supercopa de 1992-. Un poquito más adelantado se movía Yubert Lemos, con algún kilito de más pero con la misma calidad de siempre y Antonio Minguta.
Las puntas: Antonio Vidal González que fue la figura, le cometieron dos claros penales que el juez dejó sin sancionar, el “misionero” llegaba tras gran año 92 y el Mellizo Julio Morales de opaca participación en su paso por el club de los Céspedes luego de su paso como goleador del Bella Vista campeón de 1990.
Para la segunda etapa, ingresaron el Chango Pintos Saldanha, con casi un año de inactividad volvía tras una rebelde lesión; Juan Souza otra promesa con apariciones importantes en el primer equipo; Ortega también ascendido de formativas que no trascendió; Wilson Olivera que se va al fútbol argentino a los pocos meses, según gente de formativas de Nacional era muy bueno y Gerardo Miranda que juega los últimos 10 minutos del cotejo ¡qué jugador era Miranda por favor!, en Nacional le costó demostrar su real valía, calidad le sobraba.
El equipo del Real Madrid dirigido por Benito Floro ingresó con Jaro en el arco; la línea final con Luis Enrique y Sanchis, marcaron punta Algorta y Nando, la mitad de la cancha con Hierro, Michel; en el armado Prosinecki y Vázquez; los puntas Alfonso y Dubovski.
También la visita movió el banco, Toril entre por Prosinecki, Ramis por Michel, Llorente x Vázquez, Mila x Algorta.
Raul Ruppel
El periodista Jorge Crosa de El país con fecha jueves 26 de agosto de 1993 titulaba:
“La técnica Real no superó a la fuerza tricolor: 2 a 2
Una visita de jerarquía y un anfitrión cumplidor
Pedir que se jugara muy bien hubiese sido exagerado.
Ni el Real Madrid ni Nacional están en la forma física necesaria como para presentar un juego con acento de bonísimo. Acaso solamente aceptable y no mucho más.
De cualquier forma, cuatro goles, por más que haya sido amistoso, siempre recrean el espectáculo.
Una vez se observó la diferencia entre un movimiento europeo y el nuestro. Aquellos con toques, preferentemente de primera y pases acertados para llegar al gol. Estos, con una notoria dificultad para el transito de la pelota y complicándose en entregas sin destinatario o bien con suma lentitud.
En este encuentro -de camaradería- hubo interesantes acciones, más que nada en el primer tiempo. Lamentase la equivocación del arbitro Matto quién –desconocemos el motivo- no sancionó, por lo menos dos claros penales a Vidal González, que a pesar que el misionero aprovecha la ocasión para zambullirse toda vez que puede en el césped. Pero a los 42’ de la primera parte Luis Enrique lo bajó y lo mismo hizo Alcorta a los 11 del segundo. Esto desdibujo un poco el ímpetu tricolor que siempre buscó -de atrás- el gol que igualara.
Real Madrid es toque, precisión y celeridad para el ataque. Nacional se entretiene demasiado con la pelota y le cuesta trasladarla para llegar con peligro.
Primeros goles
Fue la segunda subida de Michel por derecha, el centro y Alfonso en el medio que le pega para vencer a Seré. Cayó el tanto sobre los 9 minutos y no fue sorpresa.
Entre Michel, Hierro y Dubovski, controlaron el medio y arriba.
Por lo tanto, adiós tricolor en ese aspecto. Claro que luchó Nacional para empatar y varias veces se encontró con un achique sumamente ordenado de los madrilistas. Pero en la insistencia estuvo el premio.
Sobre los 33 Morales dio de cabeza para Minguta y el joven la tocó por arriba de Jaro, en irregular salida, para que la pelota entrara mansa al arco del Real. Igualdad porque se justificó porque la visita luego del gol sólo buscó defender y contragolpear con escaso acierto.
Muchos cambios, adiós el partido
En estos juegos se debería ser un poco más serio con el tema de los cambios. Si se hacen a destajo, el encuentro se pierde en el banco de suplentes.
Queda allí entre números y camisetas con nombres que llenan la cuota de once adentro. De tal manera que, el fútbol, con nueve cambios en media hora, no puede resistir un análisis a fondo porque ni los propios jugadores saben, a ciencia cierta, como están las cosas por el campo.
En Nacional Pintos Saldaña aportó una cuota de sacrificio y buena disposición, mientras que las variantes del Real, nada significaron.
Tres toques y adentro
Es que así debería ser siempre. La rapidez, el pase preciso y la definición. Eso es bueno de verdad y así lo planteó el Real Madrid en el segundo tanto. Bastó que Michel la jugara por encima de la defensa tricolor hacia la derecha para que recibiera Dubovski y este le entregara al medio para que Hierro quién le dio fuerte para vencer a Seré. Tres pases. Nada más que tres y gol. No se necesita otra cosa.
El Real nuevamente arriba, mientras Nacional, a los impulsos de Vidal Gonzalez, algo de Suarez, con el apoyo desde el fondo de Saravia, trató de emparejar…y lo logró.
Un grueso error de Jaro, permitió que el argentino desde muy lejos la tocara por encima del golero y la pelota descolgándose como los paracaidistas que animaron el show de la colectividad entrara en un festejado 2 a 2. Diferentes sistemas, pero un mismo marcador.
El Real Madrid, el lujoso e histórico “equipo del mundo”, mostró una sobria defensa con Sanchís como conductor.
Con Hierro notable en el medio y arriba y Michel, calculando su centro justo, mientras Alfonso y Martín Vázquez, complicaron en el avance, aunque no mucho.
Por su parte Nacional expuso en su sector derecho todo el fútbol. Entre Larre y Suárez, con Minguta y Vidal Gonzalez en carrera, se las ingeniaron para desarmar al Real, en malas condiciones, no favoreció para nada a la visita, obviamente, acostumbrada a desplazarse en pisos “normales”. Su técnico, Floro, se quejó ostensiblemente, por lo que dijo: ¿A esto llaman ustedes…campo de juego?
El resultado, pese a ello, es tan “real” como el Madrid. En definitiva, pasado los años, la historia dirá que el prestigioso conjunto madrileño y Nacional también con sus lauros en ristre, empataron en el centenario. Grata visita, tonificante, de las que necesariamente hacen tanta falta en nuestro pobre medio. El Real Madrid fue el motivo guía de un gran festejo de hispanidad en nuestro país y sirvió para recordarnos lo bueno que sería, imitar el ejemplo de Nacional. Con este tipo de invitaciones se jerarquiza el fútbol. Y siempre se aprende algo…
Actuación individual
Nacional
Seré: tuvo dos contenciones notables, salvando otros tantos goles españoles. Nos pareció que se quedó un poco en el tanto que le convirtió Hierro. Larre:tuvo algunos problemas en el lateral, aunque mejoró con el transcurso del juego. Revelez: dificultades cuando lo encararon con pelota al piso. Sacó mucho de arriba. Saravia: bien. El mejor del fondo. Sobrio, muy seguro y sin distracciones de ningún tipo. J.Garcia: con la pelota en los pies metió balones en profundidad con aceptable sentido ofensivo. En defensa no tuvo la misma efectividad, dejando claros importantes. Suárez: algo discontinuo, con pasajes trascendentes y otros en los que se fue del partido. Meritorio de lateral. Lemos: se quedó demasiado con la pelota, enlenteciendo el juego y favoreciendo la marca rival. R.Pereira: sabe con la pelota, no es secreto para nadie, pero aún le falta mucho fútbol para rendir a pleno. Minguta: promisoria actuación del artíguense en su bautismo internacional. Un gol excelente y varias maniobras que lo “pintan” como un valioso elemento de futuro. V. González: el mejor de Nacional, aún con sus problemas con el arbitraje. Escapó seguido por la punta derecha, hizo un gol y obligó siempre. Eso si, si no cambia su actitud y su vocación por hacer teatro, tendrá grandes dificultades con los jueces. Morales: ganó por alto varias veces y en una de ellas le dio el primer gol a Minguta. Se quedó en el complemento. Pintos Saldaña: acertada reaparición. Marcó y subió con decisión al ataque. Olivera: se esforzó, con resultado dispar. Souza:empeñoso y desordenado. Ortega: dos carreras interesantes. Miranda: poco tiempo para destacarse.
Real Madrid
Jaro: mal en los dos goles. Nando: fuerte. Sube con sorpresa a la ofensiva aunque marcando no muy firme. Sanchis: está fuera de forma física pero se ve que tiene dominada la función defensiva. Luis Enrique: es un polifuncional. Esta vez fue zaguero y anduvo regular. Algunas brusquedades fuera de tono.Algorta: no pudo con Vidal González. Michel: juega en un pedacito, metiendo pelotazos “venenosos”, como en el primer gol. Hierro: hizo el segundo con un latigazo bajo. Trabajó en media cancha con precisión. El mejor del campo. Vazquez: discontinuo, habilidoso. Prosinecki: aparatoso pero sin efectividad.Alfonso: un buen gol. Después lo dejaron muy solo. Dubovski: juega por todo el frente de ataque. Parece no estar adaptado aún al funcionamiento de su equipo. Toril: suplió a Prosinecki dejando sensación de torpeza. Ramis: es zaguero. Entró por Michel en un cambio defensivo del técnico Floro. No gustó.Llorente: movedizo. Superó a Vázquez, por él ingresó. Milla: volvió a variar Floro. Milla es volante y entró por un lateral, Algorta. No tuvo tiempo de gravitar.”
Publicado originalmente el 10 de marzo de 2013
Clásico para el mejor recuerdo
Un clásico para recordar, Nacional 2 Penarol 1. Martes 2 de marzo de 1971
Muchas veces escuché hablar de este partido clásico; el de los goles de Artime y Mujica sobre el final del encuentro. Hoy lo saco a luz para que aquellos que lo vivieron lo vuelvan a disfrutar y, quienes no tuvimos la oportunidad -por tema de edad-, conozcamos sobre aquella noche que vive en la mejor historia tricolor.
El año 1971, que a la postre marcaría una huella inolvidable en la historia de los Nacionales, comenzaba una historia con final feliz: el Club Nacional de Football sería campeón de América y del Mundo.
A continuación transcribo parte de la crónica del día miércoles 3 de marzo de 1971 del diario El País sobre aquel inolvidable duelo clásico por la Copa Libertadores de América.
Nacional mejor armado; Penarol no tuvo clase
Por Alberto Silvio Montaño
Nacional ganó desde el minuto 81 para adelante. Hasta allí iba perdiendo por un gol a cero. Su victoria entonces aparece como “milagrosa” porque aparentemente convirtió como por arte de magia una derrota por un triunfo. Y si bien por esos minutos el partido quedará en la historia de los grandes clásicos y de los éxitos memorables para los tricolores, corresponde enfatizar en que Nacional a partir del minuto 81 no hizo más que capitalizar los méritos que había expuesto a lo largo de la lucha en cuya mayor parte dominó el campo y también en cuya mayor parte el gol no se tradujo porque Corbo tuvo atajadas notables y Milton Viera, Figueroa y Labraga bregaron sin pausas y trataron de contener hasta donde les fue posible la avalancha.
Partido de marcas encimadas, firmes por muchos momentos. Partido de destrucción y empuje, pero exento de brusquedades y cosas antideportivas en razón del magnifico trabajo del arbitro argentino Dellacasa.
Hubo marcación hombre a hombre pero procurando uno y el otro cuadro el 2 contra 1 , haciendo retroceder a delanteros y quedando Figueroa y Ancheta libres en las respectivas líneas de fondo, para entrar a trabajar en los relevos y coberturas.
Nacional en el ataque
Nacional tomó la iniciativa desde el comienzo en función de buen anticipo de su medio campo (Montero – Maneiro) y del marcaje de Espárrago sobre Ermindo Onega a quién anuló.
Los tricolores llegaron con asiduidad a las “18” aurinegras, pero pese a los piques de Morales (marcado muy bien por Mario González) y el busque de paredes con Artime, los carboneros fueron dueños de su zona por el batallar de Milton Viera y Lamas, la seguridad de Figueroa y pocos, pero estimables bloqueos de Corbo.
A Penarol le quedó el contragolpe, que le salió bien de los pies de Matosas y principalmente de Lamas. Pero fue un contragolpe que quedó frenado a la entrada del área tricolor porque Castronovo tuvo un cerco que no le facilitó el dominio de la pelota y por ende del ensayar el shot y Villalba fue terminantemente “copado”.
Limitaciones aurinegras
Quedó entonces alguna incursión “audaz” de Losada que fue fauleado dentro del área. A partir del gol de penal que logró Castronobo, Peñarol pareció repuntar en su gestión ofensiva.
Armindo Onega fue a jugar más adelantado llevándose consigo a Espárrago y el medio campo tricolor aflojó, producto del desconcierto por la inesperada desventaja, un bajón de origen anímico.
Lamas y Milton Viera se adelantaron por lo que el bando tricolor apareció desflecado y con graves aperturas defensivas que ni Losada ni Ermindo Onega ni muchos menos Villalba supieron aprovechar para obligar a Manga.
Incluso al comienzo del segundo tiempo Castronovo picó y sólo llegó hasta Manga resaltando la habilidad del guardián achicando el arco y salvando un gol “inminente”.
El “despertar tricolor”
Para nosotros esto, “despertó” a los tricolores, moralmente el cuadro se creció, recompuso su imagen y sacó a relucir el fútbol, EL FÚTBOL con mayúsculas. Técnica y tácticamente, Nacional se erigió en la fuerza del campo, dejó de lado el foul ola intemperancia. Habilidad en el toque, en el irse de Montero arriba; en los pelotazos de Mujica; en los piques dentro del área de Luis Artime, siempre buscando “su gol”.
Hubo una presión tremenda sobre el campo aurinegro, adelante ni Castronovo ni Losada ni Onega ni Villalba aguantaban la pelota. No sabían de retención colectiva o personal.
Nacional se adueño de toda la situación mientras Peñarol acusaba la ausencia de Mario González (expulsado conjuntamente con Morales) y Milton Viera exteriorizaba agotamiento. Hubo varios cambios, de uno y de otro lado. Pero el fundamental resultó el de Ignacio Prieto por Mamelli, el chileno le puso cerebro a la avanzada tricolor que tenía un muro notable en Walter Corbo.
Las cosas en su lugar
La victoria parcial de Penarol aparecía entonces como injusta, sólo explicable hasta los 80’ por la excepcional actuación de su arquero, además, no se escapaba al más profano en la materia que Peñarol se desflecaba, carecía de piernas para sostener las estocadas, carecía de visión y habilidad técnica y táctica para tener bien.
Aquel Peñarol que hasta hace pocos años forjó victorias imperecederas con la maestría de Abbadie, de Rocha, de Goncalvez…quedó en las cosas que se añoran.
El buen fútbol perteneció a Nacional y Artime primero y en los descuentos Mujica, no hicieron otra cosa que poner las cosas en su lugar en lo que a méritos futbolísticos se refiere.
Por supuesto, hay más para hablar de este clásico, destacar muchas virtudes, decir incluso que Peñarol “pudo” haber sido el vencedor, pero no fue porque anoche si, después de muchos, pero muchos años, tenemos que decir QUE LE FALTO CLASE. La clase que le sobró a Nacional que venció con justicia, a puro fútbol, sin “patadas”.
Estadio Centenario, ante 50.000 personas
Nacional formó con Manga, Ancheta, Masnik, Blanco, Montero Castillo, Mujica, Mamelli, (58 Prieto) Artime, Espárrago (67 Bareño) y Morales. DT: Washington Etchamendi.
Penarol: Corbo, Figueroa, Matosas, Gonzalez, Lama, Caetano, Onega, (66 Martínez) Castronovo, Villalba, Viera,(81 Cortes) Losada. DT. Roque Gastón Maspoli.
Expulsados: González y J.Morales a los 65’ por intento de agresión.
Los jueces fueron Humberto Dellacasa de Argentina, Massaro de Chile y el conocido Arpi Filho de Brasil.
El mejor jugador de la cancha; Corbo.
El mejor jugador de Nacional: Montero Castillo.
Artime: “fuimos los mejores siempre”
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