El tiempo le da otra perspectiva a las cosas. La distancia sobredimensiona los hechos. En el caso de la Copa del 88 nada de esto fue necesario. Desde el primer instante fue algo mítico.
Todas las conquistas internacionales tienen algo especial, todas son desadas, disfrutadas e incomparables. La gesta de 1988 -como las anteriores- es única. Cada una en su estilo es irrepetible. La madrugada del 11 de diciembre de aquel año se sigue sucediendo en la memoria de la mayoría de los uruguayos.
No es necesario repasar los videos, la imágenes saltan con solo cerrar los ojos y desearlo. El empuje del Chango, la desfachatez de Tony, el ir a todas de De Lima, la pegada de Yubert, la carrera interminable del Pato Castro, el compromiso de Pinocho, la rebeldía de Revelez, la entrega del Bocha, la clase de Carreño, la sangre del Indio Morán, las manos benditas de Seré, el temple del Hugo y el corazón enorme del «Vasc»o Ostolaza sumado al aliento de los que no pudieron entrar pero jugaron su partido.
En este nuevo aniversario de la más reciente Copa Intercontinental, decidimos compartir con ustedes un fragmento de la entrevista que le realizáramos a Santiago Ostolaza el verano de 2012. Sin edición, todo lo que recordó y compartió el «Vasco» de aquella final inolvidable de Tokyo. Tan lejos y tan cerca ¡Gracias Campeones!
Ernesto Flores
decano.com
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