Quizás sea por consecuencia de ser invitado como columnista, lo cierto es que cada vez consulto más seguido la página de decano.com.
Me gusta navegar por EL TALUD para conocer otro puntos de vista y confieso que estuve a punto de armar una identidad para postear desde el anonimato. Además, cada vez que escucho una primicia en los programas deportivos, espero al desarrollo o aclaraciones de la noticia en este sitio para comenzar a opinar, preocuparme o festejar. Sin dejar de ser una página partidaria, o quizá como consecuencia de ello, manejan la info con buen criterio.
En este caso, quiero detenerme en el tratamiento que los periodistas deportivos dan a las noticias del bolso. Como muchos, estoy convencido que al hincha de Nacional le hablan de una manera distinta que al resto. En estos días hemos presenciado como se infló un globo al punto de que el puesto de Arruabarrena dependía del partido contra el Atlético de Madrid. Nos pegaron tanto que cuando pasó lo que pasó en la vereda de enfrente, el discurso cambió, se bajaron los decibeles, se señalaron problemas estructurales de calendario, etc, etc. Todos elementos no manejados cuando dirigía Gallardo y fracasó en el plano internacional. Y ahí está la clave. El hincha tricolor tiene una manera de ver el fútbol particular, que hace a su manera de ser, y que los periodistas escarben donde más nos duele para lograr nuestra atención. Porque queremos salir campeones jugando bien casi tenemos que pedir disculpas por los últimos campeonatos locales que ganamos. Porque el Chino da vuelta dos clásicos y solo es culpa de un jugador de la zaga en un caso, y de un juvenil en otro. (Claro, si llegan a decir que lo ganamos a HUEVOS, se genera la lógica de que al otro le faltaron y la respuesta violenta está a la vuelta de la esquina. Si sucede a la inversa, te dicen que del otro lado hay UN EQUIPO DE HOMBRES). Porque cuando quedamos afuera de una copa en primera o segunda fase es una falta a la tradición y a la camiseta, a pesar de que era obvio que no teníamos como. Pero no creo que esos periodistas de doble discurso lo hagan simplemente por la simpatía por uno u otros colores. Creo que es una deformación del oficio. A nosotros nos hablan de una manera, al hincha de Wanderers de otra, al de Cerro de otra y ni que hablar si se trata de La Celeste.
Acá nos conocemos todos y si querés te podés enterar de qué cuadro es simpatizante cualquier periodista. No creo que eso les impide realizar bien su trabajo. Si lo hacen mal, es simplemente porque no son buenos profesionales. Y hay de todo, por eso no es bueno generalizar.
A muchos nos gusta seguir audiciones o columnas deportivas y disfrutamos escuchar opiniones distintas. Pero cuando nos tropezamos con disparates y conceptos desmedidos, nos calentamos, no? Y como no hacerlo cuando después del tercer gol olímpico del Chino siguen diciendo que FUE ERROR DEL ARQUERO. En serio? Naaaa.
Tendríamos que interpretarlo como un juego mediático en el que están explotando nuestros posibles miedos. Van unos ejemplos: En el caso del DT de Nacional, las especulaciones sobre su futuro eran (y son) una duda latente en el hincha, así como el reclamo del buen juego a pesar de ganar, o la contra al Chino (si, la pelotudez que dijo el periodista de los 3 córner de suerte la escuché en la tribuna). Y nuestro estado de ánimo cambiante regula la referencia de los medios hacia la realidad tricolor. Y vamos del cielo al infierno y las opiniones de los periodistas van de la mano. No son ellos los que arman la agenda, sino que la interpretan para ganar protagonismo. Y si nos calentamos por el presupuesto, nos publican cuanto gana cada jugador del plantel. Y si nos meten 5 nos hablan de la línea de 3. Claro que cuando pierden los otros, los jugadores estaban dormidos, el campeonato no empezó, la contratación se demoró, etc.
Estoy seguro que si se transmite por televisión a un funcionario del club patoteando a un línea, reclamaríamos que sea separado, porque nos gusta cumplir con las formas. Así somos, con nuestros defectos y virtudes.
En nuestra convicción de hinchas apasionados por nuestros colores terminamos reclamando un TRATO JUSTO como si tratase de una cuestión de Derechos Humanos y poco menos que hay que llamar a Amnistía Internacional. Las cosas son así. Nosotros somos como somos y sabemos que cuando la piola viene embarrada hay que apagar la radio. Pero qué lindo es prenderla cuando salen todos los bomberos voluntarios a apagar el incendio, no?
Guillermo Peluffo
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