Sábado, verano, Nacional y en el Parque. Mezcla perfecta.

La luna colgada sobre la Scarone mira complacida como la casa vibra de nuevo desperezándose  del largo letargo de este verano.

Entonces en medio del furor del juego otra vez agradecimos el poder estar de nuevo en esta casa que despierta pasiones y amores desde hace tanto, tanto tiempo, en este estadio antiguo y mundialista, en este césped de literal sangre derramada, en este estadio que algunos quieren denostar llamándolo solamente : “tu cancha”.

Y si, es una cancha pero con historia. Mi cancha tiene una historia larga y florida que no voy a rememorar acá porque sería tontamente repetitivo.

El reencuentro en mi cancha no es solamente con los vecinos de butaca, el reencuentro es con mi historia en tres colores. No había estado desde la vez que fui a votar y parece que hubiera pasado demasiado tiempo. Entonces será  en vano gastar palabras en explicarle a alguien que no sienta eso, y ¿para qué gastar tiempo cuando es más lindo vivirlo?

Cuando nos cobraron el penal, pensé que así fuera o no fuera penal, la campaña iba a seguir su rumbo y los parodistas, perdón(es la influencia de febrero), los periodistas de turno una vez más iban a juzgar con cámara lenta y lengua rápida y entonces resoplarían diciendo:  “bueno esta vez parece que fue nomás ejjjm…” Después de pasarla ciento ocho veces para que no queden dudas claro…

Pero la luna sobre la Scarone se descostilló de risa de mis pensamientos. Y entonces mientras comía una torta frita calentita me acordé de aquella frase que dice que la obsecuencia es consecuencia de la mediocridad. Y miré a la luna y ella me hizo acordar de como los mediocres y obsecuentes de turno estarían calentitos pidiendo la repetición mientras siguen haciéndose eco del tema hasta en varias mechas en cuplés de carnaval y con ayuda de algunos cupleteros externos de traje y corbata, porque parece que con los temas candentes de actualidad no alcanza.

El Parque calienta su canto y el canto del Parque les calienta.  Nacional también les arde  especialmente en este tumultuoso año de viejas mentirosas reivindicaciones y nuevos cementos inflados.

El juez pita el final de un trabajoso partido. Con penal y todo (meto mecha ya que estoy)  Me voy a mi casa dejando ésta otra por algunos días. Mi cancha, mi estadio, mi lugar, mi luna, donde no se precisa la obsecuencia, ni siquiera en una pancarta.

Cecilia810

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