Leonardo Zylbersztein y Alejandro Muro hablaron con Decano sobre cómo afrontar su nuevo desafío en Nacional.

¿Qué expectativas tienen al llegar a un club que está posicionado en básquetbol a nivel deportivo, pero que todavía no está desarrollado totalmente?

LZ: Este es un club que en desarrollo tiene muchísimas cosas para crecer. Creo que han tenido dos ligas muy buenas, la idea es mantener esa competencia y agregarle cosas que nosotros podemos mejorar. Obviamente que es un desafío divino porque estar en una institución como Nacional genera muchas cosas con la gente que lleva y de a poco va siendo un equipo modelo dentro de Uruguay. La idea es mantener la misma competitividad y ganar en otras cosas que también son importantes en un club de básquetbol.

Te tocó ser campeón en Hebraica, que tiene una estructura de formativas. ¿Cómo es eso de llegar a un club en donde hay que traer de afuera?

LZ: Obviamente que es una complicación. En el año 2006, Macabi generó el proyecto y salió campeón en el año 2016 con jugadores que se trajeron del interior. Sin duda que de un momento al otro es difícil ir generando un vínculo y un desarrollo en formativas, pero esas cosas se van a ir viendo más adelante con la experiencia que tenemos nosotros. Nacional está en ese punto de partida que Hebraica estuvo en el 2006, solventado las formativas, generando una base de mini, preinfantiles e infantiles para que después de a poco puedan ir subiendo. La realidad es que nosotros no estamos enterados de como es el proceso de formativas, pero de a poco nos vamos a ir integrando y viendo que ideas podemos brindar.

¿Qué los sedujo para llegar a Nacional? 

AM: Aparte de todo lo que te decía Leo, Nacional como institución te crea una perspectiva de poder crecer mucho. Al no ser un club de barrio tiene mucho más caudal de gente, tiene ciertas posibilidades que otros no tienen y me parece que eso genera mucha expectativa. Para nosotros es una apuesta grande y un lindo desafío. 

Al armar un plantel nuevo, ¿se parte desde las figuras, desde los Sub-23 o desde un liderazgo extranjero?

LZ: Son dos cosas. Primero el presupuesto, que es fundamental. Cuando nosotros nos reunimos con los dirigentes, manejan un presupuesto que es totalmente diferente a lo que fue el año pasado. El segundo punto de vista es el requerimiento de lo que nosotros pedimos como entrenadores. En ese sentido el base es el jugador más importante, porque es el que domina los tiempos, es el que lleva el equipo hacia adelante. En este caso se arranca por ahí. Nuestra primera obsesión o enfoque es encontrar un base de nivel y después, a partir de ahí, empezar a rodear y hacer el puzzle de los demás jugadores. Estamos en el trabajo previo de eso. Sin duda que los Sub-23 son importantes y que la idea es mantener a los jugadores de la temporada anterior porque hicieron un gran trabajo, pero la figura del base es un lugar donde tenemos que invertir.

¿Estos tiempos son importantes para cerrar fichajes?

AM: Es importante tratar de pegar primero y tratar de ir por lo mejor que haya. Tratar de conformar el equipo con los mejores jugadores o mejores nombres desde lo que le planteamos nosotros a la directiva, que aparte hemos tenido bastantes puntos de coincidencia. Eso es un buen punto de inicio para nosotros como cuerpo técnico. 

 ¿Se reservan fichas para el final o se apuesta a lo mejor desde el principio?

LZ: Eso es un poco de discusión. Para mí, lo ideal es tener a los extranjeros desde el principio hasta el final. Uno respeta y entiende lo que es lo económico, pero con la experiencia que nosotros tuvimos, el cambiar de extranjeros todo el tiempo no es bueno para el equipo. Son situaciones bastante complejas. Obviamente, después hay rendimientos que pueden ser malos, hay lesiones, y ahí sí se pueden cambiar por diferentes razones. De todas maneras, con el tema del presupuesto, si tenés la posibilidad de traer a un jugador que te va a rendir todo el año, el esfuerzo se va a hacer.

¿Cómo pesa lo grupal a la hora de traer un jugador?

AM: De la manera en que trabajamos nosotros, primero que nada exigimos profesionalismo y respeto. Eso es básico. Tenemos una manera de trabajar ordenada, creo que bastante profesional y actualizada en cuanto a lo que es el básquetbol. Exigimos como nos exigen los jugadores a nosotros. Lo primero que hay que tener en cuenta al momento de armar un plantel es que sean profesionales, que haya respeto y que se valore el trabajo que hacemos. La conducta de los jugadores es importante, la puntualidad, el entrenamiento. Si a nosotros no nos importara eso, estaríamos haciendo un trabajo mal hecho, porque no nos importaría lo que ocurriera afuera de la cancha y eso para mí es muy importante.

LZ: Aparte es nuestro trabajo. Así como nosotros tenemos que ver los rivales, planificar el entrenamiento, qué cargas hacer y qué cargas no, es parte de nuestro trabajo. Entonces es algo fundamental.

¿Cómo se maneja la presión de la gente por salir campeón, sabiendo que los recursos son limitados?

AM: Cuando uno va a instituciones grandes, uno sabe que va para pelear el campeonato. Esa conciencia de pelear el campeonato se va trabajando día a día y se concientiza al jugador. Después siempre digo que como jugador, entrenador o dirigente también hay que concientizarse y soportar el peso de tener que salir campeón. Uno tiene que estar preparado para ser campeón, y después soportar ese peso. Nacional va a tener que traer jugadores que soporten ese peso, nosotros vamos a tener que soportarlo y me parece que es algo que está bueno para nosotros como entrenadores y para el que juega ir a pelear por el título. Me parece que tiene que ser un peso que sirva y ayude a ganar el campeonato, no que te frene.

LZ: Si bien estuvimos en Hebraica, salimos campeones y no tiene una hinchada como la de Nacional, la presión es muy grande. Es una directiva de diez personas y las diez te exigen el máximo. Creo que nosotros hemos demostrado que estuvimos preparados para la presión de esa institución. En un torneo se preparan tres o cuatro equipos con un presupuesto muy grande que también pelean lo mismo. Si uno no logra que el equipo sea lo más profesional posible, que nosotros como cuerpo técnico no estemos alineados en lo que tenemos que estar; que el hincha entienda que el básquetbol es un deporte diferente al fútbol porque hay playoffs; en el fútbol si vos perdés dos fines de semana, perdés 6 puntos y perdiste el Apertura o Clausura. Acá el objetivo es llegar al mejor momento en el momento que tenés que estar pronto. A veces en el año te puede pasar que te toque perder, que está bien, pero siempre el foco es en el momento de playoffs. Ese transcurrir que son ocho o nueve meses, todo el rol que tiene que cumplir la institución tiene que ir en un camino. Obviamente cuando se pierde vienen las críticas, pero en ese sentido intentar alimentarnos de esa presión sana porque es lindo tener gente atrás que esté observando. Tener un equipo que pueda transmitir hacia afuera y no que de afuera nos tengan que trasmitir a nosotros.

¿Cuándo arrancan a entrenar? 

LZ: La idea es empezar el 1 de agosto. Nosotros vamos a arrancar el 20 de julio con los juveniles. En este mes tratar de venir la mayor cantidad de partidos posibles para ver con qué chicos podemos contar.

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