Con Daniel Enríquez me sucede algo extraño, lo tengo presente más como Gerente Deportivo que como integrante del equipo del 80 que obtuviera la Copa y la Intercontinental.

Le comenté esto antes de iniciar esta nota y estuvo de acuerdo conmigo “hoy con las comunicaciones, la redes sociales, tenés mucho más exposición pública de la que tenías antes. Evidentemente, la gente me relaciona mucho más como Gerente Deportivo por la exposición que hubo ahora”.

Daniel Enríquez se alejó del Club Nacional de Football tras 13 años ininterrumpidos como funcionario del club. El pasado 28 de febrero fue su último día como Gerente Deportivo “un cargo que disfruté mucho. Disfruté realmente de mi trabajo. Me capacité, aprendí de lo que estaba haciendo, aporté lo mío por supuesto, me marqué un perfil de lo que para mí debe ser la función y me ceñí a él. En ningún momento estuve estresado, o cansado. Yo pasé de técnico de juveniles en el año 99 (que dirigía la 4ta) a Coordinador Deportivo en el 2000, en el 2005 pasé a ser Gerente Deportivo;  disfruté cada una de esas funciones”. Tantos años dentro de la institución dejaron, evidentemente, su huella “cuando me fui del club mandé un comunicado con cuáles eran los motivos de mi alejamiento, que ya había sido un ciclo cumplido, prefería, en este momento, dar un paso al costado. Pero no tenía idea de que iba a extrañar tanto. En el club siempre me sentí cómodo en mi desempeño, si lo comparo con la actividad que acabo de realizar en México noto las diferencias. En México siento que simplemente realicé un trabajo”.

Después de finalizado su vínculo con Nacional Enríquez optó “por tomarme un mes de vacaciones y empezar a buscarme un trabajo nuevo”, lo encontró temporalmente en México, donde estuvo asesorando equipos y armándoles la estructura de la pretemporada. En estos momentos se encuentra en Montevideo, entre otras cosas esperando el nacimiento de sus primeras nietas, anunciadas para agosto y setiembre “me gustaría estar acá cuando eso suceda”.

Muchos hinchas se preguntan qué fue lo que pasó realmente con Daniel Enríquez, por qué su alejamiento del club “el actual manejo del área de gerencia no se corresponde con mi forma de trabajo. Los directivos lo saben. Cuando yo me alejé se formó una Comisión de tres directivos integrada por José Fuentes, Luis Fernández y Pablo Durán. A ellos les dije que parte de los motivos que aceleraron mi salida fueron que la política deportiva que se intentaba implementar en el club no era la que yo sentía”.

“Me fui el 28 de febrero. Me pareció una fecha adecuada, ya había finalizado la pretemporada, estaban armadas las formativas y había llegado Cacho, en parte a suplir lo que yo hacía”.

“Es totalmente entendible que cuando tenés un funcionario quieras que trabaje a tu manera, del mismo modo, cuando trabajás en una empresa, querés trabajar a gusto. Que no se malinterprete el ‘a gusto’. Yo siempre me sentí a gusto en Nacional. A mí la comisión me ofreció quedarme en el club. Les manifesté a ellos los motivos de manera más detallada. Era el momento de irme y dejar que el club se manejara como la directiva pretendía”.

Lo cierto es que, a pesar de no estar dentro de los cuadros dirigenciales ni ser ya funcionario del club, aún se le sigue utilizando como una especie de consultor deportivo para aconsejar en algún tema específico.

Este montevideano del Parque Rodó, no oculta su deseo de volver a Nacional en algún momento “desde cualquier lugar –menos de jugador (risas)– pero el club es mi vida. Llegué con 14 años y me siento parte de la institución.  Me cuesta mucho desprenderme. Estoy siempre pendiente del club, de su marcha, de los partidos y cuando me encuentro con gente me habla del Nacional. Mi familia es toda socia del club, lo son mis hijas y lo serán mis nietas ahora cuando nazcan. No sé desde que posición, pero esto es como el jugador. Uno se quiere retirar dentro del club”.

El suyo fue un caso de esos en los que se tiene que ir haciendo camino al andar “me acuerdo cuando se me ofreció el cargo en el 2005 por parte de Ricardo Alarcón y Roberto Laplazote. Lo difícil era explicar a la gente cuál era mi función. Empezamos a trabajar muy bien y hoy creo que es inexplicable la ausencia de un GD en un equipo. Hubo dirigentes en la directiva anterior que se preguntaban ¿qué es lo que hace Daniel Enríquez adentro del club? Hoy los equipos tienen sicólogo, nutricionista, evaluador, coordinador de juveniles. El haber dejado un buen recuerdo en la gente me deja muy satisfecho”. Será por eso, por el esfuerzo que le significó el imponer su función que se la juega por quien ya es anunciado como su sucesor, Alejandro Lembo y se atreve a pedirle a la directiva “que lo dejen trabajar. Alejandro tiene espalda y trayectoria como para ser un muy buen Gerente Deportivo. Le falta transitar, que es lo que le va a faltar a cualquier persona por más capacitada que esté. Hay que darle tiempo”.  Y vas más allá, apoyado en su gestión recuerda que “no es solo ganar el fin de semana a como de lugar, si bien todos queremos ganar en primera medida, cuando pasás raya tiene que haber un proyecto serio. La raya hay que pasarla a fin de año, y no hablo de ganar campeonatos porque yo gané y perdí. Por suerte gané más de los que perdí”, por eso “le pediría a la gente y a quienes comandan el club que lo arropen. Capacitado está, la experiencia que te da el camino es lo que lo va a ayudar, más allá de algún curso. Es inteligente, profesional, un referente y tiene la enorme ventaja de poseer el cariño de la gente”.

El almuerzo en El Mesón Español (18de Julio 1332) llegaba a su fin. Y mientras saboreábamos un café en este lugar que se ha convertido en una especie de cuartel general de decano.com, le pedimos una reflexión final  que incluyera un vaticinio sobre los juveniles tricolores que están pronto para explotar en el primer equipo “los de mayor proyección son Gastón Pereiro, Hugo Dorrego, Nicolás Prieto, Juan Cruz Mascia  y Lucas  Cavallini. Hay otros tres, más chicos pero con un enorme futuro: Marcos Labandeira, Diego Baldi y Rodrigo Amaral. El club debería ir llevándolos, como hicimos con Nicolás Lodeiro, Luis Suárez, Maximiliano Calzada, Facundo Píriz, Sebastián Coates, Alexis  Rolín… Ir llevándolos y saber cuándo ponerlos. No podés hacer un salto tan grande de la Cuarta al primero y ya ser titular todos los fines de semana. Se tiene que alternar con un equipo y una base de equipo que lo respalde. A Coates lo respaldó Lembo, a Rolín, Scotti, o el Hueso o mismo Lembo. A Nico Lodeiro lo hacía jugar Matute y a Gonzalo Bueno el Chino Recoba. Cuando tenés un equipo ensamblado, con rodaje y una base y le empezás a insertar juveniles, no los quemás. Tenés que dosificarlos, no podés arriesgar porque Nacional tiene que ganar siempre. Que los chicos empiecen a compartir con sus pares de primera, que jueguen amistosos, que empiecen a jugar en la tercera con público, que vayan alguna vez al banco, que les toque entrar un partido 15 o 20 minutos, otro 45, que jueguen un partido, que salgan. Que vayan alternando, pero dentro de un equipo sólido. Si tenés un equipo inestable no podés pretender que el chico  se ponga el peso del equipo al hombro y sacarlo ganador. Tenés que tener el ojo y la capacidad para hacerlo entrar”.

El ojo y la capacidad. Dos factores que hacen a un GD al entender de Daniel Enríquez, que remató su reflexión diciendo que “un GD debe estar por encima del técnico y dentro de sus tareas está el hacerle entender a este cuál es la política deportiva del club en base a los ascensos de los juveniles, que tenemos la necesidad de formar, de no apurarlos y después venderlos.

Pero en ese camino, antes de venderlos, tenés que hacerlos jugar, que jueguen bien y que salgan campeones.

En una charla que me invitaron a dar en Chile, en la «U», me preguntaron cuáles eran las premisas en el cargo de GD de Nacional. Se las resumí en dos cosas: tenemos que salir campeones y formar juveniles. Porque somos un equipo exportador. Se sorprendieron mucho porque para ellos no encajaba el ser campeones y formar. Lo difícil de mi trabajo era transitar la línea fina de ser campeones pero con jugadores producto del club. Para ellos no se conciliaba el ser campeones con el potenciar juveniles. Tal vez no esté escrito en los libros pero es lo que Nacional viene haciendo y por suerte con éxito”.

Nos despedimos y me quedé pensando en este hombre que acaba de cerrar su tercer ciclo en el club que lo vio nacer como futbolista. Pensando en esta, su tercera salida que -dependiendo de quien la vea-  se puede catalogar de  imprevista, apresurada, esperada, injusta o compartida. Todos tenemos nuestro punto de vista, que trasluce la importancia que le ha cabido a este profesional dentro del club. Un club al que llegó con 14 años y en el que dejó –consciente o inconscientemente- su impronta marcada.

Ernesto Flores
decano.com

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