En el partido de despedida del goleador histórico Luis Alberto Suárez con la selección uruguaya, celebrado en el Estadio Centenario ante 60 mil espectadores, se llevó a cabo un emotivo homenaje tras el pitazo final del encuentro contra Paraguay por Eliminatorias.

Los jugadores actuales y ex compañeros del plantel de Sudáfrica 2010 formaron un cortejo para saludar al centrodelantero, quien se dirigió al escenario central del campo de juego, donde lo esperaban su esposa e hijos. Todos los presentes, entre aplausos y lágrimas, se quedaron hasta el final del homenaje para despedir al mejor nueve de La Celeste.

Mientras sonaba la canción “A las nueve” de No Te Va Gustar, Suárez y su familia estaban visiblemente emocionados. El Maestro Tabárez subió al escenario para entregarle una medalla, reconociéndolo como una leyenda del fútbol uruguayo en nombre de la Asociación Uruguaya de Fútbol y del pueblo uruguayo.

En la pantalla del estadio se proyectaron saludos de sus amigos Neymar y Lionel Messi, también recibió mensajes de Enzo Francescoli y Washington «el Loco» Abreu, quien destacó su dedicación, resiliencia  fuerza mental, y mencionó una frase de Oscar Tabárez: «El camino es la recompensa». Abreu expresó: “El cómo, cuándo y dónde lo elegiste vos como corresponde, en tu casa con tu gente y tu familia”.

Posteriormente, se le entregó un cuadro con una foto en la que aparece el propio Luis junto a Walter Ferreira, ex kinesiólogo de Uruguay, en reconocimiento a su papel crucial en la recuperación del nueve para el Mundial de Brasil 2014.

Ignacio Alonso, presidente de la AUF, le entregó una réplica de la Copa América 2011 y las redes de los dos arcos del Estadio Centenario, donde Suárez brindó tantas alegrías a los uruguayos. Además, se colocó una placa en el arco que da a la tribuna Colombes, denominándolo «Arco Luis Suárez», en honor al lugar donde marcó su primer gol con la camiseta celeste.

Luis Alberto Suárez, cerró la noche con unas emotivas palabras. Con la voz entrecortada, comenzó diciendo que no tenía palabras suficientes para expresar su gratitud hacia los uruguayos que le brindaron cariño estos días. Recordó el apoyo constante desde sus inicios en 2007 y cómo esa generación enfrentó momentos difíciles, incluso el riesgo de no clasificar a un Mundial.

Entre lágrimas, rememoró los desafíos personales, destacando la difícil lesión previa al Mundial 2014 y su agradecimiento a Walter Ferreira, el kinesiólogo que fue crucial en su recuperación. “Si no fuera por el negrito, Walter, que en paz descanse, yo no hubiese llegado sano”, recordó con emoción.

Suárez también subrayó que, más allá de ser futbolistas, son personas con sentimientos y que las derrotas las sufren profundamente. Agradeció especialmente a «el Loco» Abreu, quien lo trató como un hijo futbolístico, y a Diego Forlán, a quien admiraba y a quien solía preguntar sobre fútbol. “Él sabe lo que era para mí, lo miraba como hoy siento que algunos me miran, yo lo miraba a él y cuando hablábamos le preguntaba cosas de fútbol”, expresó.

Reconoció a Diego Lugano y Diego Godín como grandes ejemplos de liderazgo durante su paso por la selección. Además, no quiso cerrar sin agradecer a las personas que trabajan en el Complejo Celeste día a día, cuyo esfuerzo a menudo pasa desapercibido.

Finalmente, Suárez agradeció el cariño recibido y pidió que se recuerde que Uruguay es más grande que cualquier jugador, entrenador o director técnico. Expresó su deseo de ser un hincha más desde el día siguiente, deseando lo mejor a todos los futuros compañeros que representarán a la selección uruguaya. Con una profunda emoción, concluyó con un «¡Arriba Uruguay y siempre agradecido al pueblo uruguayo!”.

Vanesa Baliero

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