El 2024 fue un año emocionalmente difícil para el Club Nacional de Football. La trágica muerte de Juan Izquierdo durante un partido de Copa Libertadores en Brasil dejó una marca imborrable en el plantel y el cuerpo técnico. Damián Benchoam, psicólogo del club, compartió en una entrevista en el programa Todo Pelota de Radio Carve, cómo afrontaron esta crisis desde el área de sanidad, destacando el impacto en figuras clave como Diego Polenta y Mauricio Pereyra.
Benchoam reconoció que esta experiencia fue única y desafiante, incluso para alguien con su formación: «Estoy especializado en deporte, no en cuestiones tan clínicas de salud. En ese momento intenté salir de mí, meterme 100% en el rol y trabajar junto a especialistas para acompañar tanto a la familia como a los jugadores.”
El psicólogo subrayó la importancia de informar y contener al plantel: «Les explicamos los procesos del duelo, qué pensamientos podían surgir y que era clave hablar de lo que estaban sintiendo. Fue un trabajo de equipo que incluyó a referentes como Polenta, cuya sensibilidad y compromiso fueron fundamentales».
Diego Polenta: un capitán excepcional
En medio del dolor colectivo, Diego Polenta asumió un papel que trascendió su rol como jugador y capitán. Su liderazgo se convirtió en un faro para el plantel, un sostén emocional en el que todos pudieron apoyarse.
Según Benchoam, Polenta no solo lideró al grupo, sino que permitió que el resto de los jugadores encontraran una vía para expresar y procesar su duelo: «Cuando uno está pasando por momentos de mucho dolor, como en el caso de Diego, que se acercó tanto a la familia de Juan, ser capitán implica mirar más por el otro que por uno mismo. Es asumir tu propio dolor y, a la vez, gestionar el de los demás. Y eso no es sencillo. Él lo hizo de manera excepcional, poniendo siempre al equipo por encima de sí mismo.”
El psicólogo explicó cómo el liderazgo de Polenta fue clave para transitar este período tan difícil: «La figura del capitán habilita a los demás. Él, junto con otros referentes del grupo, permitió que se generara un espacio donde los jugadores pudieran hablar, compartir sus sentimientos y apoyarse mutuamente”.
Además agregó, “Diego no solo cumplió su rol, lo engrandeció. Fue el primero en abrirse y mostrar su vulnerabilidad y eso les dio permiso a los demás para hacer lo mismo.»
El Patrón se convirtió en un ejemplo de generosidad y solidaridad. Su cercanía con la familia de Juan Izquierdo desde el primer momento reflejó su compromiso humano, más allá de lo deportivo. Llegó incluso a considerar retirarse del fútbol, abrumado por el dolor, pero eligió seguir adelante, demostrando una fortaleza que inspiró al equipo.
Mauricio Pereyra: las secuelas emocionales
El caso de Mauricio Pereyra también fue significativo ya que el jugador terminó la temporada profundamente afectado por la muerte de su compañero. Benchoam explicó: «Cada jugador lo procesó de forma distinta. Algunos lograron mantener un buen rendimiento; para otros, como Mauricio, el duelo dejó una marca más visible».
El deporte como vía para sanar
En momentos de crisis, el fútbol se convirtió en un refugio. Según Benchoam, retomar la competencia fue esencial: «El deporte es parte de su identidad. Volver a competir les ayudó a reconectarse consigo mismos y a encontrar algo de normalidad en medio del caos.»
El psicólogo resaltó el valor de la salud mental en el deporte: «Somos agentes de salud, nos preparamos para enfrentar estos desafíos y ofrecer la mejor contención posible.”
Una lección de vida
En cada entrenamiento y partido, los jugadores enfrentan más que la exigencia deportiva, llevan sobre sus hombros el peso de representar a uno de los clubes más grandes del país. Sin embargo, Benchoam recordó que, ante todo, son humanos.
«Son igual que todos, pero cargan con más peso. La gente los ve como jugadores, pero son personas con problemas, familias y sueños como cualquiera.»
En un club donde el éxito y el fracaso suelen definirse con crudeza, el psicólogo hizo un llamado a valorar el esfuerzo más allá de los resultados: «A veces me acuerdo de una charla con un compañero. En uno de los equipos grandes, si no salís primero es un fracaso y tenemos que tener cuidado con eso. No se trata solo de ganar, sino de valorar el camino.»
El 2024 no solo dejó aprendizajes sobre cómo gestionar el duelo en un entorno deportivo, sino que también reafirmó la importancia de la empatía y la solidaridad. Nacional demostró ser mucho más que fútbol, transformando el dolor en una oportunidad para fortalecer los lazos que hacen de este club una verdadera familia.
Vanesa Baliero
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