Con el tiro del final que significó un gol agónico, Nacional vive y lucha por el tricampeonato.

Nacional salió a disputar el partido como lo que realmente era en lo previo, a pesar de que recién arribamos a la cuarta fecha, una final. Eso se vio en la postura del equipo, presionando la posesión de pelota desde la salida del equipo rival, y generando desde el inicio, chances sobre el arco de Santiago Mele.

Antes del quinto minuto, el Bolso tuvo una chance muy clara en los pies de Felipe Carballo, que asistido por Gonzalo Bergessio, remató a la carrera desde la puerta del área grande, obligando a una notable intervención del arquero visitante. Y minutos después a la salida de un tiro de esquina que Camilo Cándido jugó con Maximiliano Cantera, el lateral izquierdo ingresó en diagonal al área para sacar un remate cruzado con efecto al palo más lejano del arquero. Un golazo, en el mismo arco del gol clásico.

Lejos de irse atrás, el equipo presentó una interesante presión en terreno rival, se mostró solidario, rápido, con actitud, y pudo anular prácticamente cualquier intento de Plaza, sobre nuestro arco. Solo hay que resaltar una, en la que por derecha se movieron bien y el pase de Nicolás Dibble dejó a Renzo López de cara al gol, pero Sergio Rochet, que siempre tiene mínimo una por partido, tapó notablemente. En Nacional el trabajo del doble cinco que conformaron Diego Rodriguez y Felipe Carballo fue muy importante, recuperando y distribuyendo bien, con participación activa de Cantera y Matías Zunino en las ayudas defensivas y en el manejo de balón.

Quedó quizás en el debe poder ser más precisos en los metros finales del campo. Fue poco asistido Gonzalo Bergessio y los volantes que caían por sus costados. El segundo tiempo arrancó de la peor manera posible, porque Plaza Colonia en la primera chance que tuvo, concretó el empate a la salida de una pelota quieta. El ex Tricolor Renzo López invadió por el segundo palo, totalmente solo ante Rochet. Y durante ese cuarto de hora inicial, y algún minuto más, bien pudo pasar a ganarlo. Tras un error de Nicolás Marichal, Dibble se fue pie a mano con Rochet, y el uno ganó, como ganó tras ese tiro de esquina un remate a boca de jarro del zaguero Nicolás Olivera.

A diferencia de la primera etapa, Nacional se vio desbordado, nervioso, impreciso, y no retenía la pelota, o la jugaba de mala forma, sin crear chances sobre el arco de Mele.

Los cambios de Ligüera, buscando cambiar el trámite del partido, también apuntaron a ganar un encuentro que puede valer más que tres puntos. El equipo terminó jugando con Andrés D’Alessandro en el doble cinco, Santiago Ramírez, Brian Ocampo, Leandro Fernández y Gonzalo Bergessio. Aun así, y más allá de mejorar nuevamente en la presión, con el paso de los minutos, y un rival refugiado y agazapado, que también es cierto, pegó mucho, el gol no se veía venir. Pero llegó el tiro del final. Un tiro de esquina desde la izquierda cuando el reloj comenzaba a mirar los descuentos tuvo la peinada en el primer palo, y a Santiago Ramírez, en su mejor debut goleador posible en la primera, empujándola en el área chica para hacer delirar a todo el Parque.

Porque el triunfo puede valer más que tres puntos, en el Clausura, en la Anual, en el camino al Tricampeonato del Bolso. Era un partido clave, durísimo, y que el equipo, con altibajos sí, pero más que nada actitud, lo sacó adelante.

¡¡¡Vamo’ el Bolso!!!

Agustín Bermúdez

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