Domingo, tarde de primavera. Juega el bolso. Estoy acá.

Sentada en la punta de la tribuna que en el Parque sería la Delgado sobre la Scarone, y mientras el sol de la tarde dominguera acariciaba mi bandera que descansa en mi espalda veía transcurrir un partido más del querido Bolso. Cómo va a terminar este campeonato raro, no lo se. Pero es que el fútbol por estos lares se ha vuelto raro también.

Me entero al salir que parece que un jugador nuestro atacó a un rival en el área, poniéndole un brazo hacia atrás y después con su ojo lo atacó en la mano. ¡Tres veces! Tan fuerte fue el ataque del ojo sobre la cara del otro que increíblemente el que “atacó” se  cayó y quedó sobre el césped. El otro salió corriendo como si nada. Cosa e’ mandinga. Y yo papando moscas, si es como para el Ripley. Eso es lo que dijeron los “especialistas.” Yo ví a uno de blanco y negro que bajaba a un rojo pero no, se ve que estaba muy lejos. O las leyes del fútbol cambiaron demasiado y yo no me enteré,  o capaz que dependiendo quien vista cual o tal color. Ahora varían partido tras partido. ¿Será una nueva disposición?

Evidentemente, no se nada. Entonces me digo que quizás la cuestión es no mirar “especialistas” porque voy a tener que ocupar mi tiempo en hacer un curso intenso de como mirar según las nuevas disposiciones técnicas en el fútbol uruguayo. Mientras tanto y con un poco de sufrimiento el partido termina. El sol ya está bostezando.

La alegría de volver a estar junto a Nacional en un partido más me la llevo conmigo por la calle Buschental mientras la brisa primaveral me acompaña los pasos. Esa alegría de verte otra vez Bolso querido no hay especializado que me la quite. Es lo único que,  hoy por hoy,  sé que sé.

Cecilia810

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