La provocación hacia el hincha tricolor sigue estando a la orden del día. Pareciera ser una especie de bálsamo para la policía. Asombra el silencio ante tantas quejas de los ciudadanos.
Ya nada nos debería asombrar en un episodio que involucra a la Guardia Republicana y un hincha del Decano, pero no podemos no hacernos eco de esta denuncia recibida el pasado domingo en nuestra casilla institucional y que transcribimos a continuación.
Hola gente de decano.com, me dirijo a ustedes para hacer público lo que me sucedió en el día de ayer, sábado 1º de noviembre en la puerta del estadio Centenario donde un policía me prohibió el ingreso.
Todo sucedió en los accesos a la tribuna Colombes, puerta 18, donde estaba haciendo la cola para ingresar alrededor de las 17:20 hs. Como rutina -está claro antes de cada ingreso- me dispongo a que el uniformado de la Guardia Republicana me revise, en ese momento todo transcurría normalmente hasta que el mismo me empezó a revisar en la zona de la pelvis, tocándome deliberadamente los testículos. Mi reacción fue de sorpresa y obviamente, por un reflejo que tuve, di un paso al costado, tras lo cual él me preguntó qué pasaba, por qué no me dejaba revisar. Le respondí que no era eso, que tenía entendido que no podían revisar en esa zona del cuerpo. En ese momento el me empezó a increpar haciéndome preguntas de quien me había dicho eso, a lo que le respondí que no me acordaba quien, pero capaz que yo estaba en un error, que era algo que yo no sabía que se podía.
En ese momento me pidió la entrada, se dirigió hacia el personal de AUF y pidió que me la anularan. Su excusa fue que era ¡porque no me dejaba revisar! Lo cual no fue así, siempre tuve la disposición a que me revisara, como cualquier otro fin de semana que acudo a la cancha.
Luego de que me dio esa excusa del porqué me impidió entrar, le pedí que me diera su nombre o una manera de identificarlo y se negó, le pedí para hablar con un encargado y también se negó. De tanta insistencia me señaló a uno de sus compañeros que estaba en la zona del primer cacheo, me dirijo hacia el para contarle lo sucedido. En ningún momento se mostró dispuesto a solucionar mi problema, todo lo contrario, se negó a darme el nombre de su compañero y a señalarme con quien podía hablar, y me repetía constantemente que no había ningún encargado. Me dirigí hacia la siguiente puerta de ingreso con el fin de poder encontrar alguien que me ayudara con mi problema o algún encargado de la guardia con el que pudiera hablar, lo cual me fue inútil porque ninguno de los policías que trabajaban en la puerta siguiente me quiso decir quién era el encargado.
Lo siguiente que hice fue llamar a emergencia, donde me designaron un número para poder hacer la correspondiente denuncia. Le informé a la telefonista que nadie del personal me quiso decir quién era el encargado ni el nombre de este señor, la cual mostró buena disposición para con mi asunto, me tomóo la denuncia y me pidió la información correspondiente, pero sinceramente dudo que pueda tener resultado alguno. Una vez hecha la denuncia no me quedó más remedio que dirigirme a mi casa, con la entrada anulada, sin poder ver a mi equipo, frustrado y masticando rabia.
Por ese motivo me dirijo hacia los medios, con el fin de que esto salga a la luz por más insignificante que parezca, porque estoy harto de ver el abuso de autoridad que se vive en los accesos a los escenarios deportivos, la falta de respeto que hay de parte de ellos para con la gente ya sea en el Estadio Centenario, el Parque Central o cualquier otra cancha.
Pareciera que el “bullying” o el viejo abuso es un acto oficial en cada cancha de fútbol, con la anuencia de los responsables que inexplicablemente siguen sin encontrarle una solución al proceder de la policía en los espectáculos deportivos.
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