La excelencia en su condición de ser humano por sobre todas las cosas es el factor común en los comentarios de los amigos del ‘Mago’ Fabián O’Neill.

Un gran futbolista, para muchos hinchas, compañeros, entrenadores propios y ajenos, el mejor de todos en una cancha de fútbol. Sin embargo, lo que más destacan los que realmente lo conocieron y forjaron un vínculo con Fabián O’Neill, destacan más a la persona, al buen tipo que fue durante toda su vida, en la riqueza, en la pobreza, en Montevideo, en Cagliari, en Turín o en su Paso de los Toros querido.

Nelson Abeijón, su amigo, con quien coincidió muchos años en Nacional desde juveniles, luego Cagliari y la Selección Uruguaya, hizo hincapié en rescatar “su amistad y lo bueno que era” el ‘Mago’. “Lo más grande que tenía él era la parte humana”, destacó.

“Me parte el alma no poder haber despedido a mi amigo como hubiese querido”, expresó además el ‘Abeja’ en entrevista con 100% Deporte.

Abeijón, como tantos otros amigos, estuvo hasta los últimos minutos de vida del isabelino en la Médica Uruguaya mientras el personal médico luchaba por salvar su vida.

“Mi madre estaba destruida y me decía ‘quedate con esa imagen de niño inocente que él tenía, de compañero, de amigo'», indicó.

Abeijón opinó que en la vida de un futbolista como en la de cualquier persona pueden surgir situaciones incontrolables que radican en cómo vivió -o sobrevivió- en la infancia. “A veces hay cosas que se te van de las manos, y en ese caso, el problema que tenía Fabián era muy difícil poder solucionarlo”, comentó, y señaló que “mucha gente”, entre compañeros y amigos, incluido el presidente del Cagliari, quisieron ayudarlo.

“Lamentablemente, era más fuerte esa mierda de enfermedad como es el alcohol”, manifestó.

Eligió recordar la sonrisa del ‘Mago y alguna frase que le decía: “Abeja, vos tenés los pies redondos. Tenés que darme la pelota a mí”.

Juan Martín Parodi, otro de los compañeros del mago desde las formativas del Decano, manifestó en entrevista con Quiero Fútbol que la partida de O’Neill “duele, pega mucho”.

“Más allá de que fue un jugador extraordinario, el mejor que tuve la posibilidad de jugar al lado, queda el dolor de lo mucho más que podría haber estado con nosotros”, explicó el ‘Ñato’, que lo conoció cuando tenía 18 años.

Explicó lo que todos saben, pero no muchos tuvieron la fortuna de presenciar compartiendo equipo con él: “Tenía una potencia natural, una técnica envidiable y una pegada impresionante. Era diferente”. Igualmente, resaltó la forma en la que “vivía el fútbol”.

“Lo de los caños él lo cuenta y es cierto. Disfrutaba más tirar un caño que, por ahí, hacer un gol”, comentó y rememoró la “alegría” y el “desparpajo” que mostraba O’Neill en una cancha de fútbol.

“Ahora estaba fijándome y no hacía ni un mes que habíamos hablado. Estábamos siempre en contacto, porque él sabía que dentro de lo que yo pudiera, siempre iba a estar”, expresó.

El Ñato sostuvo que como futbolista “era un fenómeno” y agregó: “Lo que más me pega y me duele es la persona que era”.

“O’Neill vivía en el Parque Central y yo siempre iba ahí porque era mi segunda casa. Pasamos muchísimas cosas ahí, eso también hace que la relación haya sido diferente”, dijo.

Parodi se enteró que su amigo había fallecido aproximadamente a las 13 de la tarde del domingo. “Se te vienen muchísimas cosas a la cabeza y se siente una tristeza enorme”, manifestó.

Daniel Carreño, quien fue el último entrenador del ‘Mago’ cuando éste tenía solamente 29 años, también se expresó al respecto de su partida. Sostuvo que “todos tenemos esa autodestrucción -que tenía Fabián- adentro”, aunque él la tenía “muy elevada”.

En nota con Último al Arco, indicó que más allá de que, por cómo venía la situación, se podía prever un final así, “no deja de sorprender”.

Destacó e hizo hincapié en repetir varias veces “la calidad de persona” que tenía O’Neill. “Era un gran tipo, muy sencillo, humilde, muy bueno. Ayudaba a la gente”, dijo.

“Fue el mejor jugador que dirigí, sin dudas. Era completo”, indicó, y puntualizó en aspectos técnicos del ‘Mago’ que eran diferentes a los del resto, además de su “carácter ganador”.

Relató cómo fue la vuelta en 2003 del isabelino a Nacional. “Vino con 29 años, ahí regresó de Italia, rompiendo un contrato federado con la Juventus. Era imposible no cobrarlo, tenía que matar a la hija del presidente. Lo rompió”, narró. Inmediatamente, el cuerpo técnico lo invitó a entrenar, el jugador se entusiasmó y volvió a ponerse la camiseta tricolor.

“Lo vamos a extrañar”, fue la última frase de Carreño.

Enzo Correa

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