Fuimos a Los Céspedes a entrevistar a Álvaro Gutiérrez, pero terminamos como más nos gusta, conversando.

La lluvia cae incesantemente sobre Montevideo desde hace horas. El reducto tricolor de Cno. Berges se aprovecha de esa caricia húmeda para explotar su verde esplendoroso. Se respira césped y tranquilidad. Absoluta tranquilidad. Juan Pablo Sesto, el jefe de prensa, nos recibe con la misma amabilidad de siempre, al igual que el resto de los funcionarios de Los Céspedes con los que interactuamos desde el ingreso hasta que nos ubicamos en la sala de prensa a la espera de Álvaro Gutiérrez.

Pasan muy pocos minutos antes de que “el Guti” se haga presente. Seguramente apuró su almuerzo para no alargar nuestra espera. Después de los saludos de rigor y de preguntar brevemente sobre el momento de sus hijos -uno en Defensor Sporting y el otro becado y jugando al fútbol en USA- comenzamos la charla. Porque con Gutiérrez es eso, una charla, más que una entrevista. Que surge fácil y se estira por poco más de una hora, simplemente porque había que ponerle un final, sino, tal vez seguiríamos conversando hasta la hora de volver a casa.

El Gutiérrez jugador profesional, ¿ya pensaba en ser técnico alguna vez?

No, nunca había pensado en eso. Siempre estaba con la cabeza en jugar al fútbol y nada más. Es más sufrido ser técnico que ser jugador. Por suerte me ha ido bastante bien como entrenador y he podido dirigir equipos de Primera.

¿Fue una decisión espontánea o meditada?

En realidad empecé a pensar y dije ‘voy a pensar en no jugar al fútbol. ¿Qué puedo hacer? ¿Trabajar en qué?’. Tengo los contactos, conozco lo que es el fútbol, ¿por qué desperdiciar todo eso?. Y me terminó gustando ser técnico.

¿Quién fue tu referente como entrenador?

Vicente Cantatore. Me dirigió en el Valladolid y no se si fue por ser de los momentos más lindos de mi vida, pero la verdad que disfrutaba mucho cada vez que iba a entrenar. Trato de seguir algunas de las cosas que aprendí de él como el manejo grupal, el trato con el jugador. Bromeando, haciendo chistes, disfrutando; pero conociendo el límite. Si tenés que jugar jugás y si no tenés que jugar no jugás.

Hay gente que dice ‘Gutiérrez no trabaja tanto en cancha pero tiene buen manejo del grupo’, ¿Es así? ¿Se puede trabajar de una u otra manera o son dos partes que se complementan?

Todo tiene una explicación. Hay gente que quiere robotizar a los jugadores, sin importar si los jugadores tienen la capacidad para hacerlo. Como entrenador, primero veo que estén todos contentos, con ganas de jugar. Miro las características de diferentes jugadores y trato de hacer alguna táctica con respecto a eso para explotarlos al máximo. Yo sé que al jugador no le gusta estar mirando cinco o seis horas de video por semana, hacer repeticiones del mismo movimiento. Trato de que ellos resuelvan por sí solos; no quiero que ellos siempre hagan el mismo movimiento porque cuando el rival te lo adivina te quedás sin otra opción. Los jugadores se sienten bien cuando tienen libertad de decidir. Son pocas las cosas que nosotros adaptamos partido tras partido.

¿Cómo te llevás con el tema de la táctica?

Me gusta. Por ejemplo, cuando un equipo te sale a presionar arriba, por más que a mi me guste salir jugando desde atrás sé que tengo más para perder que para ganar. A no ser que sea el Barcelona de Guardiola que no perdía una pelota. En los primeros minutos sobre todo hay que evitar ese riesgo innecesario porque acá cuando juegan contra los equipos grandes te meten un gol al principio y después se te meten todos atrás. También le doy mucha importancia a las virtudes que tiene el rival.

¿Cómo te fue en el exterior, en Arabia y en Ecuador?

En Arabia lo que tiene es que vas primero e igual te terminan echando. Nosotros habíamos armado un equipo que era de mitad de tabla y la idea era ver como estábamos los primeros 6 meses y reforzarnos con dos o tres jugadores. Sabíamos que teníamos un plantel limitado y logramos llegar a la semifinal de la Copa. Íbamos segundos, clasificamos a la Champions Asiática y cuando llegó diciembre nos dijeron que no iban a haber refuerzos porque el equipo venía bárbaro. Nosotros insistimos en que nos teníamos que reforzar, pero nos dijeron que no. Después se lesionaron dos o tres jugadores titulares, perdimos tres partidos y ahí se veía que el equipo se iba a ir para abajo. Cuando nos dijeron que no, fue cuando arreglamos nuestra salida y nos vinimos.

En Ecuador agarramos un equipo último y logramos estar 4tos ganando incluso los clásicos al Barcelona, al Emelec; pero tuve un problema con el presidente que salió a decir algunas cosas en la prensa, yo tuve altercados con algunos periodistas y hablamos en que lo mejor era no seguir.

¿Te decepcionó que no hayas sido el primer elegido para la dirección técnica y que luego vinieras a apagar el incendio otra vez?

No, porque sé que Nacional es un club muy grande. Es un privilegio dirigir a Nacional. Más allá que yo tenía una historia en el club, habían otros profesionales capacitados para dirigirlo.

¿Qué diferencias ves entre aquel plantel de 2014 y este?

En aquel plantel había mucha más gente grande. Tal vez teníamos un sello de calidad en algunos jugadores que no estaban para jugar los 90 minutos pero eran muy importantes. Hoy, creo que es un plantel en formación, en el cual las incorporaciones vienen más de abajo. Aunque es cierto que en aquel plantel dio paso a muchos juveniles como (Carlos) De Pena, (Gastón) Pereiro, (Alfonso) Espino, (Sebastián) Gorga, (Santiago) Romero y (Leandro) Barcia. Ambos equipos están muy parejos en rendimiento.

¿Qué diferencias notaste en el club en tus dos etapas en Nacional?

Me encontré con un club que está mucho mejor en lo edilicio, porque ahora tenemos muchas más canchas. Económicamente viene arrastrando una deuda tremenda y que las herramientas que tenés para trabajar hoy, y remarco el hoy, son más escasas. También me encontré con la visión del presidente (José Decurnex) de un Nacional moderno y que de a poco lo va logrando. No se puede cambiar de un día para el otro, pero se van viendo cosas importantes. Lo ves en los juveniles que ascienden a Primera. Si bien es un trabajo que se ha comenzado hace mucho tiempo en la formativas del Club, cada vez se evidencia más un perfil con un mayor grado de profesionalidad.

¿Qué opinás de los dichos de la gente y algunos periodistas sobre un Gutiérrez defensivo?

Cuando me dicen que soy defensivo les digo que a mi me gusta preocuparme por los dos arcos, porque el resultado es un equilibrio de lo que vos hagas en los dos arcos. Si metés tres goles pero te meten cuatro perdiste el partido. En el momento que estábamos nosotros yo dije que quería cuidar el cero en el arco y a medida que el equipo logre una regularidad de resultados ir agregando más cosas.

¿Alguna vez pensaste que les habías ganado la batalla a esos hinchas o periodistas?

No pienso que les haya ganado. Cuando yo busco que el equipo espere en nuestra cancha porque no se pudo presionar arriba, no es que defiendo solamente. Estoy esperando el momento para recuperar, hacer una transición y llegar al arco rival. Si vos tenés los jugadores ideales para eso es mucho mejor; jugadores rápidos, que sacan ventaja con 40 metros por delante. A mi me pasó como jugador, tener el 80% de pelota, no poder anotar y después de un pelotazo te metían el gol. Es un juego mental que yo hago con los rivales, que no saben si vamos a ir a presionar o si vamos a esperar. Eso me parece que hace un técnico más completo. Y muchas veces se planifica un partido, eso no se da y hay que buscar un plan b.

El medio de la cancha pareciera ser el lugar más importante para vos. ¿El partido se juega ahí?

Por las características de los jugadores la mitad de la cancha es muy importante. Por ejemplo, si no tenés a un 5 que sea defensivo y que se ocupe de hacer los relevos, (Matías) Viña no subiría tanto o los otros volantes no se irían tanto. Entonces sabiendo que está, en este caso, el Rafa García, vos sabés que podés atacar con los dos laterales. Y además los dos volantes que hacen el ida y vuelta. Para lo que se le exige a Nacional, que es salir a ganar siempre, está bueno tener un jugador así.

Incluso Rafa García jugó hasta más adelantado.

Si, eso se dio porque se adelantaron todas las líneas. Al salir los volantes nuestros a presionar hacia arriba, Rafa tenía que salir atrás de ellos porque sabía que si no recuperaban ellos recuperaba él. Él recuperó muchas pelotas en ¾ de cancha.

El tema de tener motivado a todo el plantel no es nada fácil; ¿trabajás más con los suplentes?

Yo trato de ser equitativo con todos. A mi me ha pasado de tener a un técnico que trabajaba con los 11 que iban a jugar y nosotros hacíamos un monito. Tratamos de que un jugador no esté mucho tiempo sin ser convocado. Después está en la convicción de ellos estar al 100%. También está el caso de que un jugador sea titular y al otro partido no esté convocado. Por ejemplo, Mathías Laborda, en un partido fue titular porque Corujo estaba con amarilla. Al otro partido vuelve Corujo y ya tengo al Rafa García que si me falta un zaguero lo bajo y prefiero tener jugadores más en la delantera en el banco. Los jugadores por suerte se lo toman bien y juegan en Tercera.

¿Cómo fue el cambio al 4-1-4-1?

Los jugadores se sintieron cómodos. Capaz que en algún partido jugamos 4-1-4-1 y en otro 4-2-3-1 o 4-4-2 porque la verdad que hay jugadores como en el caso de (Felipe) Carballo que te puede jugar de volante o de doble cinco. O Seba Fernández te puede jugar de segunda punta o de doble nueve. Zunino te puede jugar por el medio, por la izquierda. Es importante tener jugadores que sepan leer el juego y que tengan la libertad del técnico para moverse.

Las distintas estrategias dentro de un partido, ¿las manejan los jugadores libremente o vos das las órdenes?

Eso generalmente lo manejo yo. Les digo si nos replegamos o si vamos a salir más arriba. También ha pasado, al jugar partidos entre semana, que le digo a Viña que aguante, lo mismo al Chory (Castro); conociéndolos y sin la necesidad de correr tanto.

A nivel de aspecto físico, cuando se van a Europa afinan a los jugadores de una forma increíble. ¿Qué hay para corregir a nivel local?

Yo creo que es el entrenamiento. El tema que cuando vos tenés un plantel que son todos jugadores que están en su plenitud física y técnica, el fútbol se hace con una dinámica y velocidad que si no te adaptás a eso es muy difícil. Si uno no está al 100% no juega.

Previo al clásico un periodistas te preguntó por la quinta amarilla de (Guzmán) Corujo y le dijiste que no lo sabías. ¿De verdad no lo sabías?

No me di cuenta en el partido que a Corujo le habían sacado amarilla, yo sabía que tenía cuatro. Muchas veces la pelota está en otro lado y yo estoy corrigiendo una jugada anterior, y se me pasan cosas que están sucediendo en el lugar de la acción.

Nunca perdiste un clásico oficial con Nacional. ¿En algún momento pensás en lo que sería perder un clásico?

Por supuesto que es un partido que te marca, pero no lo pienso; yo solo pienso en ganar y si no se puede, lo que hay que hacer es no perder. Como siempre digo, prefiero ganar un campeonato que ganar un clásico.

¿Cuál es la causa técnica del debe a nivel internacional?

Yo no creo que sea una falla técnica. Si tenés buenos jugadores podés jugar a pegarle para arriba que igual van a hacer un gol. Creo que la diferencia está en la calidad de los planteles. Acá en Uruguay cuando tenés un jugador que anda medianamente bien te lo llevan, y de repente hacen toda su carrera en Europa jugando sus mejores años. Si Nacional hubiera podido aguantar a sus jugadores por diez años, salía campeón de América. Cuando vos te encontrás contra otros presupuestos tan grandes, es difícil. A la larga las individualidades definen los partidos.

Se te criticó mucho no poner a Thiago Vecino, pero entró en el momento justo. ¿Eso es intuición? ¿Es hablarlo con él?

Un poco la intuición, si. Yo sé de los nervios antes de jugar porque yo los tenía. También en el momento que estaba Nacional lo mejor era no dar responsabilidad a los más chicos. A unos les cuesta más que a otros. Hay chicos, como Pablo García y Brian Ocampo, que el día que empiecen a tomar bien las resoluciones tienen unas condiciones tremendas. Van mejorando día a día, pero les está costando más. Vos ves en las prácticas ciertos indicadores que te dicen cual es el momento.

Si Nacional es Campeón Uruguayo, clasificado a la Libertadores y contás con el apoyo total de la directiva; ¿hay Guti para rato en Nacional?

Primero que nada tenemos que salir campeones. Un día te quieren renovar y otro día que te quieren echar, el fútbol es así. Primero tratemos de ganar el próximo partido que es difícil y después todo eso se analiza. Si un equipo viene y te ofrece diez veces más es difícil quedarse. O capaz que no, capaz que uno no quiere viajar más y quedarse acá. Los procesos acá en los equipos grandes van acompañados de resultados.

Afuera la lluvia sigue siendo la protagonista de la tarde. Diego Ávalo, Juan Pablo Flores y yo nos detenemos unos instantes antes de cruzar el portón tantas veces traspasado, haciendo un esfuerzo mental para imaginar cómo se verá la Ciudad Deportiva que se viene.

Ernesto Flores

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