Libro de Ernesto Flores sobre pasado, presente y futuro del Parque.

A partir de esta semana estará disponible en librerías el nuevo libro de Ernesto Flores “La historia manda. Pasado, presente y futuro del Gran Parque Central”. En esta obra el autor recorre diversos episodios que tuvieron como centro al estadio tricolor.

Ernesto Flores, a través de 24 capítulos y casi 200 páginas, desgrana los hechos más salientes y curiosos que tuvieron como protagonista -desde 1900- al templo tricolor. Incendios, duelos, corridas de toros, las Copas Sudamericana, el Mundial de 1930, ofrecimiento del estadio como refugio en la guerra y algunas de las personalidades que dejaron su marca en el Parque Central, como Servetti Mitre, Omar Méndez o el Indio Castillo emergen de las páginas de un texto completo presentado de forma excelente por Ediciones B. Una edición casi de lujo, en papel coteado y con abundantes imágenes son el marco adecuado para lo que se ha denominado acertadamente como “un texto impostergable”, que cuenta incluso con el auspicio del Club Nacional de Football.

A continuación reproducimos -con autorización de su autor- un fragmento de la obra que, no dudamos, va a ocupar un sitial de preferencia en la biblioteca de los nacinoalófilos.

El incendio del 23

El 5 de marzo de 1923, un incendio destruyó las instalaciones de madera del Parque Central. Casualmente ese día tuvo lugar una sesión de Directiva, en la que se tomaron algunas resoluciones y se expresó

Dado el desgraciado incidente producido en el Parque, que destruyó, como es de notoriedad, el palco de los socios, (el presidente Delgado) comunica que habiéndose entrevistado con el Sr. Juan Cat para estudiar la forma más práctica de instalar provisoriamente lo más necesario para habilitar el Parque para la próxima temporada, indicole dicho señor que esta Directiva presentara un proyecto con su informe respectivo ya que era el Club el que iba a ocupar las instalaciones a efectuarse. Atento a esta indicación se resuelve que el Sr. Intendente conjuntamente con el Sr. M. Restano, produzcan dicho informe.

Nuevamente entra en escena Mario Restano, quien para ese entonces ya no era Intendente del Club pero seguía siendo un motor del Parque Central. En esa misma sesión de Directiva, Restano mociona para que se cobre, por el término de un año, una sobrecuota de $ 0,20 a los socios, que serían volcados “en atención a los gastos que tendrán que efectuarse en el Gran Parque Central”. En la puerta de una nueva reforma del escenario más importante del país, esta vez debido a la exigencia de factores externos, Restano demostraba una vez más que era más que merecido el reconocimiento que se le hiciera en 1920, cuando a propuesta de Directiva se le obsequió una medalla de oro y un pergamino “por la dedicación con que ha atendido a la ejecución de la obras ampliatorias del Parque Central”.

La reconstrucción del estadio insumió un período de seis meses. En los últimos días de abril ya se había iniciado la construcción de dos galpones para los jugadores, la instalación de la luz eléctrica y se intensificaba la búsqueda de presupuestos para la colocación del alambre que separa la platea.

El 23 de Setiembre tuvo lugar la inauguración oficial de las nuevas instalaciones del Parque Central, de cuya importancia ya dimos cuenta con anterioridad. Los esfuerzos realizados por el señor Numa Pesquera viéronse, pues, plenamente coronados por el éxito. Retribuyendo las delicadas atenciones recibidas por los albos durante su permanencia en el Rosario de parte de los elementos del Newell´s Old Boys, los dirigentes del Club Nacional de Football invitaron a los jugadores rosarinos a confraternizar una vez más en un encuentro a celebrarse con motivo de la inauguración oficial del nuevo “field” del Parque Central. A pesar del mal estado del tiempo, un público numeroso congregóse en las flamantes instalaciones, admirando la magna obra realizada por los dirigentes de Nacional. Hacían también acto de presencia, realzando el brillo del espectáculo, las primeras autoridades del país. Varios números de atletismo concentraron la atención de la concurrencia, en tanto los jugadores aprestábanse para hacer su aparición en el “field”. Poco después presentáronse ambos cuadrossiendo saludados por una prolongada ovación. Nacional estaba integrado así: Mazzali; R. Pesquera y A. Foglino; S. Marroche, A. Zibechiy J. Vanzzino; S. Urdinarán, H. Scarone, Charlone, A. Romano y R. MarPor su parte, Newell´s Old Boys presentó el siguiente equipo: Bourgningno y A. Celli; Chambrolin, Salcedo y Correa; J. y H. Libonatti, Badalini, E. Celli y Lozada. Fue designado árbitro de la lucha el señor A. Minoli. El juego desarrollado por ambos “elevens” fue parejo, anótandose jugadas interesantes que el público premiaba con nutridos aplausos. Los distinguidos huéspedes adjudicáronse los honores del triunfo a raíz de un “goal” convertido por Celli durante el segundo período de juego. Por la noche los nacionalófilos obsequiaron a los elementos del club rosarino con un banquete, distribuyéndose luego las medallas de oro y de plata, conmemorando la inauguración del mejor “stadium” del Uruguay.1

El diario El País de esa fecha anunciaba que “En el Parque Central, con motivo de la inauguración de las nuevas instalaciones del hermoso “ground”, el prestigioso equipo rosarino del Newell´s Old Boys se enfrentará con nuestro Nacional. Un encuentro que, por las bondades de que son poseedores los footballers que en él intervienen, promete adquirir brillantes proporciones. El hermoso “ground” de la avenida 8 de Octubre, debido a este magno acontecimiento, vestirá sus mejores galas”

El Parque Central continuaba así un camino de remodelaciones e intervenciones periódicas, que ayudaron a formar su carácter y personalidad, ¡que vaya si la tiene! Dos terrenos adquirió Nacional antes de la compra definitiva del predio de La Blanqueda en 1937. A pesar de las consideraciones hechas en varias oportunidades en el seno de diferentes Directivas para lograr una inversión en mejoras en los otros campos, el Parque Central -a veces a regañadientes de algún directivo- invariablemente fue la prioridad. Cancha y Club siempre supieron, secretamente, que eran el uno para el otro.

1Fourquet, Arturo; Historia del Club Nacional de Football, 1925.

decano.com

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