El Bolso logró el triunfo, pero no por la diferencia necesaria para pasar a la próxima fase.
Parejo. Nacional debía lograr al menos dos goles para pasar de fase. Eso hizo que el técnico Alejandro Cappuccio pusiera un equipo algo más ofensivo en cancha con Maximiliano Cantera, Leandro Fernández, Emiliano Martínez y Felipe Carballo. Todos jugadores de buen pie para tratar de tener mejor juego ofensivo. Pero la verdad es que esto no se vio en cancha. Si se vio un equipo más intenso en la marca, pero a la hora de generar faltaron desmarques, movilidad, triangulaciones. Y acá va la primera acotación: Durante la semana semana se probaron varios equipos distintos, con distintas figuras tácticas. Y eso demuestra una falta de rumbo. Uno puede entender que ante un resultado malo se busque cambiar, pero uno tiene que tener una base con la que afianzar el equipo. Cambiar cinco jugadores de once no parece ser algo apropiado. Y eso se vio en cancha. Faltó entendimiento, faltó juego coordinado. La primera mitad fue pareja. Ninguno de los dos logró imponer su juego sobre el otro y así terminó esta parte del juego, con empate a cero.
20 minutos. El segundo tiempo comenzó con un Nacional más intenso. Se vio al Decano ganando las divididas en la mitad de la cancha, y se mejoró en la distribución y profundidad con la pelota, sobre todo por el lado de Armando Méndez, que jugó un buen encuentro clásico. Incluso la primera jugada de gol fue en una unipersonal de Armando que por poco no terminó en gol. Pero este envión anímico duró 20 minutos. Luego de ese lapso, Peñarol comenzó a aprovechar los espacios que se comenzaron a generar por ir desordenadamente al ataque y en dos o tres oportunidades estuvieron a punto de conseguir el tanto de la apertura. Pero no lo consiguieron y eso hizo que Nacional siguiera intentando hasta el final. Y allí fue que vino el gol del mejor jugador de Nacional, Guzmán Corujo. Pero llegó bien al final y a pesar de que de los 7 minutos adicionales no se jugaron ni dos, el árbitro no permitió jugar ni 20 segundos más luego de esta jugada.
Se perdió en el Parque. Claramente el resultado que condicionó todo fue el jugado en el Gran Parque Central. Nos comimos dos goles por no saber cortar las jugadas a tiempo de manera inexplicable y eso hizo que este partido estuviera totalmente condicionado y con pocas chances de lograr el objetivo. Pese a eso se logró ganar y se rompió el invicto en el estadio de nuestro rival. Capítulo aparte para el técnico tricolor. A priori en el partido anterior no me pareció mal el equipo en cancha. Lo que no se entendió fue la estrategia y la postura que tuvo, tratando de defender el cero, casi sin arriesgar nada en ataque. Y esta vez tuvo la frutilla de la torta al no dar ingreso al único jugador que nos podía dar juego asociado, que es el argentino Andrés D’Alessandro. Salvo que estuviera lesionado, es inexplicable que no haya tenido minutos. El hecho de haber realizado cinco cambios, y probar todos los días de la semana equipos diferentes en lugar de concentrarse en trabajar con uno, demuestra que aún no tiene uno definido, y ni siquiera una base. Y en parte habla mal de su trabajo. Si en cuatro meses no lograste tener una base de equipo realmente es preocupante. El aliciente fue el gol sobre la hora de Guzmán Corujo que jugó por él y por todos los demás. Ahora a agachar la cabeza, a seguir laburando, a afianzar un equipo y a enfocarse en el objetivo del año que es el Tricampeonato.
Hoy más que nunca, ¡Nacional para todo el mundo carajo!
Diego Ávalo
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