River desnudó todos los problemas defensivos que venía acusando Nacional.
Oficiando de local en el Estadio Franzini, sin parcialidad tricolor, Martín Lasarte dispuso en Nacional el mismo once que había vencido en sus visitas a Progreso y Boston River.
Fue así que salieron a la cancha Mejía; Ancheta, Coates, Millán, Báez; Oliva, Boggio; Villalba, López, Recoba; Herazo, con la esperanza de prenderse definitivamente en el Torneo Apertura y seguir manteniendo la diferencia de puntos respecto al tradicional rival.
Sobrepasados
El tempranero – e inocente – penal sancionado a Sebastián Coates sobre De los Santos sería un aviso desde el vamos de lo caótico que sería el encuentro. Aunque Nacional encontró rápidamente el empate con Lucas Villalba tras un córner, sería River quien llevaría según sus términos el partido.
Aprovechando el desorden que hubo en el mediocampo, atacando y llevando la pelota hacia las bandas, donde ambos laterales (tanto Báez como Ancheta) tuvieron pobres coberturas, y transformando cada transición en una potencial chance de gol, como sucedió en el segundo gol de River, con un sensacional pase de Jourdan que desordenó todo el bloque de Nacional.
Aunque los de Lasarte encontraron finalmente el empate, con una gran jugada armada entre Luciano Boggio, Diego Herazo (de constante lucha con ambos marcadores centrales) y el definidor Nicolás López, indiscutible figura del encuentro y único responsable de que los suyos no cayeran en la noche del Parque Rodó.
Desordenados
Aunque Nacional salió con un mejor ímpetu, dispuesto a llevarse los tres puntos, y con el aliciente de haber convertido el empate, fueron nuevamente los problemas de cobertura tanto en el mediocampo como en la defensa los que motivaron al Darsenero a animársele a los «locales».
Aunque el Diente puso a Nacional por delante, con una delicatessen propia de un futbolista de su estirpe, River encontró el definitivo empate tras un más que sospechoso foul sobre la derecha tricolor, y una mala salida de Mejía en el tiro libre.
Los últimos minutos encontraron al Decano buscando con ahínco más no profundidad el empate; los cambios de jerarquía, Eduardo Vargas y Rómulo Otero, nuevamente entraron livianos, y Bruno Arady no pudo influir sobre la banda como lo había demostrado en fechas anteriores.
Mejora urgente
En la noche del sábado el resultado no ocultó las deficiencias que ya existían en el equipo de Lasarte, aquellas que le provocaron más de un susto en la última fecha contra el Sastre, y aquellas que le han hecho recibir goles en las cinco fechas del Campeonato hasta ahora.
Disponiendo de una formación y perfil de futbolistas desequilibrado, quizás el más claro el de Luciano Boggio, al que en su carrera se lo ha visto mejor desempeñándose como interior con dos volantes más. Y sin tampoco hacer compensar ello con la creación de circuitos o un atractivo desde el juego, con únicamente la figura del Diente como estandarte del gol.
El próximo domingo tendremos que visitar a Racing en el Parque Viera, ya con cada vez menos margen para prenderse en la punta del torneo.
Juan Lauz
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