“La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana”. Esta cita de Napoleón es aplicable a diario, en varias circunstancias y a cada vuelta de esquina.

Cuando un equipo de fútbol pierde uno o dos partidos, la responsabilidad se carga sobre los futbolistas. Si los malos resultados se suceden, ésta pasa a recaer  en el entrenador. Si el torneo avanza y la situación continúa incambiada, serán los dirigentes los señalados. En el camino, ninguno de los actores se toma muy en serio eso de ser el responsable.

Futbolistas, cuerpo técnico y dirigentes. Sobre ellos recae el compromiso de conseguir títulos y cimentar la gloria de un club. En el caso de Nacional, que tiene una extensa cadenas éxitos deportivos, más que cimentar, la obligación es de mantener e incrementar los logros.

Con esta intención, hace bien poco, Eduardo Ache prometió formar un equipo para pelear la Copa Libertadores. Con esa promesa –y algunas otras- miles de socios lo ungieron como presidente ¿Alguien cree que en los planes de Ache o de sus votantes estaba el de realizar las campañas que vimos? ¿O que premeditadamente elevó el presupuesto de la institución con retribuciones a jugadores que no rindieron ni por asomo lo esperado? ¿O que el deseo de los directivos que votaron la incorporación de Jorge Curbelo, Rinaldo Cruzado o el mismo Gerardo Pelusso era la de desestabilizar al club más poderoso del país?

¿Son Eduardo Ache y los directivos responsables de la actual situación de Nacional? Sí. Como también los son los jugadores que han integrado el plantel y los técnicos que han estado al frente. Y también, aunque en menor medida, lo somos los hinchas y socios. Somos responsables de exigir y también lo somos al exigir. Todos queremos el mejor plantel y salir campeones año a año, y pedimos, ejercemos presiones y creamos ambientes, que a veces son favorables y en otros casos, desfavorables.

¿Acaso creemos que cada uno de los jugadores, técnicos y dirigentes son inmunes a los reclamos? Lo ideal sería que sí, que tuvieran la suficiente fortaleza de espíritu y firmeza de convicciones como para abstraerse de las presiones, pero la respuesta es: no. Son humanos y, como si esto fuera poco, practican, planean y dirigen una actividad dominada por las pasiones.

Detengámonos por un momento en los directivos del club, tal vez los principales responsables del mal momento que estamos viviendo ¿Es correcto imputarlos? Sin duda, pero no es justo adjudicarles actitudes y declaraciones que le son atribuidas desde distintos medios con intenciones desconocidas pero que –ciertamente- no han de ser buscar lo mejor para Nacional.

En los últimos días hemos escuchado –e incluso repetido como ciertas- una serie de dichos y acciones que son totalmente falsos. “Lasarte era candidato de Nacional, pero Nacional se demoró”. Lasarte nunca fue un candidato de la directiva, era pretensión de un dirigente –como anunciamos en un momento- pero ni siquiera su nombre fue puesto a consideración en una sesión de Directiva, lugar natural en el que deben ser presentadas y tratadas las propuestas para que pasen a ser “del club”. Lo mismo aconteció con otros nombres que se han manejado y que algunos –incluso- ni siquiera cruzaron por la mente de nadie, salvo de quien lo tiró al ruedo de la información: Dely Valdéz, Juan Ramón Carrasco, Darío Pereyra, Eduardo Acevedo, Guillermo Almada y varios etcéteras.

“Nacional no se interesó por Marcelo Tulbovitz”. Tampoco es cierto, en algún momento se consideró en ofrecerle al Prof. Tulbovitz un puesto dentro del club, no como integrante de un cuerpo técnico, sino como funcionario de la institución. Lo que no hizo Nacional –fiel a su historia- fue mantener conversaciones con el profesional mientras este mantenía un vínculo con otra institución. Se podrá argumentar que en alguna ocasión se ha procedido de otra manera, pero debemos coincidir en que no es la manera correcta de conducirse. Como dato anexo, el Prof. Tulbovitz tenía una especie de pre acuerdo con Martín Lasarte desde hace un buen tiempo.

“Lasarte pidió el doble de lo que ganaba Pelusso”. Claro, si tomamos en cuenta por un lado lo que recibía en la mano Gerardo Pelusso y la cifra que percibirá el cuerpo técnico encabezado por Martín Lasarte uno puede arribar a esta conclusión, pero las comparaciones en este caso, más que odiosas, son malintencionadas.

“Álvaro Recoba será el único contrato que se renovará”. Otra falacia, que incluso puede despertar resquemores con el resto de los jugadores a los que se vence su contrato. Nacional no renovará ningún compromiso de los que se vencen próximamente. Si el nuevo técnico que asume –que será quien tenga las potestades de elegir la continuidad de alguno de estos futbolistas- considera que quiere contar con algún o algunos de los jugadores que habrán terminado su vínculo contractual, se comenzará a negociar, sobre otras bases, más beneficiosas para el club, cuidando ante todo -¡por fin!- el patrimonio económico del club, que es el de todos.

La lista es interminable, ahora comenzarán los nombres de contrataciones inminentes y puestos a cubrir, regresos y pedidos de informe. La eterna sanata que, vaya uno a saber por qué, seguimos tomando por buena.

Ernesto Flores

decano.com

COMPARTÍ ESTE ARTÍCULO:

UNITE A NUESTRA COMUNIDAD

Seguinos en nuestras redes sociales y enterate de toda la actualidad del decano del fútbol uruguayo

REDES SOCIALES

SUSCRIBITE A NUESTRA NEWSLETTER

No te pierdas ninguna novedad del decano