La fiesta está pronta, tras meses de presiones la novia de América está por lograr el sí y el equipo de Colonia parece ser el pastel de la ceremonia.

Nuestro tradicional rival tiene la personalidad de su presidente. Una personalidad que puede llevarlo de la más absoluta depresión a la euforia más desmedida en poco tiempo. En los últimos años sobran ejemplos pero en esta temporada han quedado en manifiesto como pocas veces.

En el clásico del Apertura, cuando antes de los 10’ Diego Forlán le puso una plancha artera y criminal a Gonzalo Porras -a la vista del juez Andrés Cunha y de miles de espectadores- el presidente aurinegro solo tuvo palabras elogiosas para el referí. Muy suelto de cuerpo, Damiani Junior manifestó su conformidad y felicitó a Cunha públicamente. 

Tras el final del Torneo Apertura, a pesar de que su club terminó campeón, el hijo de José Pedro Damiani arremetió contra las autoridades arbitrales. Como consecuencia de ello el dirigente Ovidio Cabal debió renunciar a su cargo. Es que hinchas y directivos del segundo club uruguayo -en gloria y títulos- habían comido de sus propias manos con aquello de #PenalParaNacional. El mal humor continuó en el receso. Sino me creen, basta con preguntarle a Pablo Bengoechea, cesado tras perder un empate y una derrota clásica por 3 a 1.

Las presiones, abonadas por el susto aurinegro continuaron haciendo mella en el espíritu de hinchas y directivos del CAP. Estos últimos boicotearon la elección de Wilmar Valdez como presidente de la Conmebol, un hecho que habría sido histórico para todo nuestro fútbol. La pequeñez de mente y espíritu, una vez más, atentaron contra el fútbol uruguayo en su totalidad.

En las últimas semanas, el bipolar presidente que solo se ve en medios cuando su equipo gana o no pierde clásicos ha vuelto a reaparecer. Junior ha dejado en claro que no quiere a este ejecutivo. Tampoco quiere a Alejandro Balbi, como antes tampoco quiso a Eduardo Ache en el mismo lugar. Quiere también quitar del Colegio de Árbitros al miembro técnico Fernando Cabrera, ex juez y uno de los que José Pedro Damiani definió -junto a Martín Vázquez- como el de “las garantías.” 

La fiesta está preparada para este domingo y Plaza será la torta que la novia de América pretenderá cortar al final de la jornada. Solo podría arruinarla un tío borracho pero parece que ya está bajo amenaza. Por las dudas.

Glen Kwidama

decano.com

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