Estos insectos pesados, me recuerdan a los opinólogos de turno.

Los mosquitos pesados, zumbando, expectantes, buscando donde poder llevarse un poco de sangre. Me recuerdan a los opinólogos de turno.

Y era la sangre de los muchos que estuvimos en el estadio apoyando al Bolso en un partido que si bien no fue lindo, fue sufrido. Tan sufrido que tuvimos que esperar hasta los descuentos. Y en ese descuento llegó la recompensa.

Sabíamos que empatar no era negocio por el resultado del que nos sigue en la tabla pero los minutos y segundos estaban apurados y no querían darnos tregua. El rival tampoco y el gol no llegaba.

Córner, y el reloj de la pantalla de la Colombes que estaba clavado en los 45’. Lo demás es adivinar cuanto falta. ¿Uno, dos minutos?

Córner y la pelota cae. Desde la cabeza vuela al fondo de la red y ahí las manos se levantan en una enorme abanico a la noche. Los mosquitos se suspenden en el aire. Y miran. Detrás nuestro empiezan a armar el programa deportivo que sale finalizado el partido, imagino borrar rápido apuntes que hablaban de empate.

Segundos después del gol, sobre ese mismo córner de Colombes contra Olímpica, un puñado blanco apretado que aprieta a uno de los trabajadores incasables de este grupo y mis puños se aprietan mirando al cielo. No hay mosquitos ahora. Hay alegría.

Los brazos cortan el aire diciendo que los jugadores nos van a demostrar lo que sentimos nosotros también. Los mosquitos entonces que ya tienen sangre tricolor,  ante tanto brazo al aire se alejan. Muchos agoreros también.

Cecilia810

Foto: @CampeonatoAUF 

COMPARTÍ ESTE ARTÍCULO:

UNITE A NUESTRA COMUNIDAD

Seguinos en nuestras redes sociales y enterate de toda la actualidad del decano del fútbol uruguayo

REDES SOCIALES

SUSCRIBITE A NUESTRA NEWSLETTER

No te pierdas ninguna novedad del decano