Para ser un ídolo uruguayo, Suárez no puede ser un ídolo de Nacional.

La cancha de césped sintético del complejo Los Céspedes recibió el nombre de Luis Suárez. No todas las reacciones a esto fueron positivas.

El día 21 de junio Luis Suárez vivió una jornada muy emotiva en Los Céspedes, cuando fue homenajeado por Nacional. Allí encontró gente que vivió el comienzo de su historia como futbolista y recordó a algunos que ya fallecieron. Sus lágrimas aparecieron en varios medios de prensa de distintas partes del mundo. Quedó en evidencia el vínculo entre el delantero y el club que lo formó.

El salteño es hoy uno de los mejores jugadores del mundo. Al ser la principal esperanza celeste de cara al mundial 2018 (como lo fue en 2014), para algunos sectores de la prensa es interesante minimizar su vínculo con un cuadro grande. La sensación que esto transmite es clara: para ser un ídolo nacional, Suárez no puede ser un ídolo de Nacional. Debe ser desbolsilludizado (al contrario de Forlán, cuya identidad con Peñarol se reforzaba antes mismo de llegar a jugar por el club). De ahí viene la insistencia en que duró poco en el primer equipo, que anotó apenas 12 goles (oficiales) y que parte de la hinchada lo insultaba.

No faltaron periodistas para mencionar e ironizar algunos de estos hechos en twitter. Algunos días después, el programa Punto Penal recibe a Sebastián Abreu, ídolo de Nacional y hábil declarante. Pregunta va, pregunta viene, surge el tema de la cancha de césped sintético. «Nacional es grande porque es campeón de América del Mundo. ¿Y quiénes hicieron grande a Nacional? Esos seis planteles, y esos son los que se merecen cada lugar del Parque y Los Céspedes», fue la respuesta de Abreu, publicada en la web de Referí en una nota que repercutió este tema.

Referí fue más allá y publicó una encuesta: ¿qué nombres deben llevar las canchas de Nacional? Había tres opciones de respuestas: campeones de América y del Mundo con el club, figuras que no hayan sido campeones internacionales y dirigentes históricos.

La conclusión es evidente: los medios de prensa, el propio Sebastián Abreu e incluso algunos hinchas no entendieron nada.

Primer punto: cuando se pone el nombre de Luis Suárez en la cancha de césped sintético del complejo de Los Céspedes (y esta ni siquiera es la cancha principal), se está transmitiendo un mensaje a los jóvenes que allí entrenan: “con trabajo y dedicación, vos podés llegar a donde llegó éste que es uno de los mejores jugadores del mundo y que surgió de esta misma cantera”.

Uno se puede poner romántico y argumentar que hay varios jugadores surgidos de la cantera y que fueron campeones del mundo con Nacional. Sí, es verdad. Pero hay otros dos factores que también juegan: el tiempo, que va poniendo estas conquistas en un sitio cada vez más distante; y el contexto, ya que la globalización amplió las distancias entre los equipos de los grandes centros económicos del fútbol europeo y los equipos de los demás países del mundo (de los últimos 10 campeonatos mundiales de clubes, 9 fueron ganados por cuadros europeos). Económicamente, el fútbol uruguayo es periférico y los nuevos valores de la cantera viven en éste contexto.

Segundo punto: la grandeza de Nacional no empieza ni termina con los títulos de América y del mundo. Si vamos directamente a la raíz, el complejo de entrenamientos de Nacional se llama Los Céspedes – homenaje a tres hermanos, tremendos futbolistas, pero el único de ellos que conquistó un título oficial internacional por nuestro club fue Amílcar. De la misma manera, Atilio García, jugador considerado por muchos como el más grande de la historia de Nacional, nunca fue campeón del mundo, porque esto no había en aquel momento. Pero conquistó lo que era posible en aquel tiempo, con copas internacionales y quinquenio incluidos.

Lo mismo se puede decir de otros jugadores. Héctor Scarone y Abdón Porte, para mencionar los que dan nombre a las tribunas del primer estadio mundialista, ganaron las copas de Honor, Competencia y Aldao, que era lo que había en aquel momento. En tiempos más recientes hubo jugadores que no conquistaron títulos internacionales pero sí el corazón del hincha, con sus goles, con su entrega, con su adhesión a la causa. Sebastián Abreu es uno de ellos: personaje fundamental en la conquista del campeonato uruguayo de 2001, campeón también en 2005, su foto ocupa un merecido lugar en una de las paredes de la sede de Nacional y el que escribe estas líneas tiene un hijo llamado Daniel Sebastian en su homenaje.

Tercer punto: la encuesta publicada por Referí tiene tres opciones, y solo se puede elegir una. En la vida real estas opciones no son excluyentes. Claro está que la encuesta se refiere a las canchas – pero Nacional tiene planes para dar nombre a todos los sectores de sus instalaciones. Hay que homenajear a los campeones del mundo, sí; pero también aquellos que no fueron campeones del mundo (como ocurre, por ejemplo, con los jugadores que llegan a 100 partidos oficiales) y también a los dirigentes históricos (José María Delgado es una tribuna en el Gran Parque Central y Miguel Restuccia es el nombre de la sala de sesiones en la sede).

Entonces, si la cancha de césped sintético de Los Céspedes recibe el nombre de un jugador que estuvo un año y medio en el primer equipo de Nacional, no es por falta de campeones para homenajear, sino porque hay un contexto y un mensaje para aquellos que la utilizarán. «Soy reconocido porque salí de acá, de Nacional, como varios compañeros», fueron las palabras de Luis Suárez que publicó la web de Referí en aquel momento.

Manoel Castanho

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