13 de diciembre de 2025

Ricardo Vairo, presidente de Nacional, habló sin filtros en una entrevista exclusiva con Decano, allí repasó aciertos, errores, noches sin dormir, decisiones durísimas, el clima político interno y el momento exacto en el que sintió alivio antes que felicidad.

“Lo primero que sentí cuando fuimos campeones fue alivio más que felicidad”, confesó, en una frase que resume el peso que cargó sobre los hombros en el 2025.

Además, en el transcurso de la charla, Vairo explicó por qué respaldó algunos procesos, por qué frenó otros y cómo vivió internamente los cambios de técnico. En este sentido, habló sobre el rol de Peirano, Martin Lasarte y cómo Jadson Viera terminó transformándose en un proyecto a largo plazo.

“Cuando te toca tomar decisiones dolorosas, sabés que no hay vuelta atrás. Pero si dudás, perdés”, afirmó y agregó: “Jadson se ganó el respeto de todos. No fue solo un cambio para apagar un incendio: demostró que podía liderar un proyecto a largo plazo”.

Asimismo brindó detalles íntimos: cómo manejó la relación con los referentes del club (Mauricio Pereyra, Seba Coates, Manotas Mejía y Polenta) en los momentos más difíciles, las reuniones privadas y la importancia de sostener un vestuario unido en medio de la tormenta.

Sobre Coates, se detuvo con emoción y mencionó el abrazo que se dieron en la final que les otorgó el título de campeón uruguayo. “Yo sé la carga que vivió Sebastián todo el año. Ese abrazo después de la final fue especial, él es un líder de verdad, en los buenos y en los malos momentos”, sostuvo.

En otro orden, comentó cómo trabajó para ordenar, escuchar y construir confianza con tres expresidentes atrás suyo. “Tenía que ganarme la credibilidad. No alcanza con tener el cargo, hay que demostrar en el día a día y eso lo entendí desde el primer momento”, indicó.

Y agregó: “El silencio también comunica. A veces había que hablar y otras veces había que dejar lugar a que el club respirara”.

Vairo también habló sobre el rol de Flavio Perchman, la planificación, las prioridades y reconoció que la tensión creativa fue clave para construir un Nacional competitivo: “Flavio quiere todo, y yo soy el que tiene que poner el freno. Esa dinámica, aunque parezca contradictoria, le hace bien al club”.

Por otro lado, se refirió al Gran Parque Central donde detalló las obras, las demoras y la presión por los resultados de la mejora del campo de juego. “El resembrado fue una cirugía a corazón abierto. Sabíamos que si salía mal nos iban a matar”, admitió y  adelantó detalles del plan 2026, con decisiones ya tomadas y otras que se discutirán en los próximos días.

Por último cerro con un mensaje que le dejó este año: “Nacional es más grande que cualquier crisis, cualquier discusión y cualquier ruido externo. Cuando el club está unido, es imparable”.

Vanesa Baliero

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