Merecimos más, estuvo cerca, pero no se dio.
Primer tiempo. Se jugó con mucha intensidad en concordancia con lo que estaba en juego. Los primeros minutos fueron bien jugados, con pelota al piso y ambos equipos intentado imprimirle velocidad a sus ataques. A los 8’ una buena jugada ofensiva por derecha, con Fucile poniendo una pelota en el área, Viudez eludiendo al arquero y Aguirre que no pudo poner el zurdazo marcado por muchos hombres. En la contra se lo perdió la visita cuando Waterman desbordó y ante la salida de Conde definió “ancho” contra el segundo palo. A los 10’ la más clara, otra buena habilitación a Aguirre que penetra en el área con pelota dominada, remata pero un gran cierre de Lamas envía al córner.
A partir de allí el partido cayó en un pozo del que no pudo salir hasta que el juez Leodán González –de mal arbitraje dejando al rival cortar el juego permanentemente- marcó el fin de los primeros 45’.
Buen partido defensivo del violeta que no dejó jugar a nuestros jugadores más talentosos y evitó las subidas de Pacha Espino y los desdobles del capitán Polenta. En Nacional hubo un buen partido de Guzmán Corujo –con un gran cierre en jugada de riesgo- y en general la defensa resolvió bien cuando fue exigida. En el medio Sebastián Rodríguez intentó pero no pudo incidir y en ofensiva, otra vez Tabaré Viudez fue el más peligroso y objeto de muchas faltas. Aguirre exigió y Sebita Fernández fue controlado.
Segundo tiempo. Antes de los 5’ primeros se lo perdió Defensor abajo del arco, después fue todo de Nacional. Más errores de Leodán González permitieron, por ejemplo, que Matías Cardacio no viera la roja antes de los 20’ y no tampoco vio un claro penal en el área violeta cuando una pelota pegó en el brazo abierto de un zaguero.
Nacional buscó y Martín Lasarte intentó que el equipo llegara al gol dando ingreso a Martín Liguera y Gonzalo Bueno. Pero el gol, mejor dicho, el golazo llegó en una gran jugada del capitán Diego Polenta. Golazo y la ilusión se apoderaba de La Blanqueada y de todo el Uruguay. Pero cayó el gol violeta casi en forma inmediata y ya no había mucho tiempo. Solo había espacio para el empuje –que lo hubo y de sobra- y el corazón. Pero no se dio.
El campeonato está de nuevo muy lejos. Las ventajas que hemos dado fuera de la cancha están costando muy caro y el próximo fin de semana, solo nos puede salvar un triunfo de Fénix ante Defensor. Habrá que pelearla, como siempre.
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