Esto no fue pactado como una entrevista. Era un almuerzo entre amigos, pero las circunstancias y la importancia de lo hablado, ameritaban compartirlo.

Desde comienzos de año que veníamos aplazando este almuerzo con Daniel Enríquez, una de las amistades que me ha dejado el periodismo. Finalmente, habíamos quedado para juntarnos el miércoles 10 en El Mesón. Una reunión inesperada del actual Director de Desarrollo de la AUF con una delegación paraguaya, nos hizo estirar el encuentro un día más, por lo que coincidiría con un nuevo aniversario de la Copa Intercontinental que lo tuvo a él como uno de sus protagonistas. Nadie podría prever que un día de doble festejo para Enríquez -aniversario de la Intercontinental y cumpleaños de su amigo y compañero de todas las Divisiones Formativas de Nacional, Alberto Bica-, se iba a transformar en una jornada de profunda tristeza por el fallecimento de quien fuera su entrenador, colega y amigo: Juan Martín Mugica.

Estas circunstancias, unidas a la curiosidad de lo que implica su cargo en la AUF -que consideramos que también podría ser de interés para nuestros lectores-, nos llevaron a tomar la decisión de aprovechar que, ya que tanto Juan Pablo como yo teníamos con nosotros los artículos de trabajo, era una buena ocasión para transformar el almuerzo de amigos en entrevista.

Daniel, venís del velorio de quien fuera tu entrenador, tu colega y tu amigo.

Debuté en Primera División con Juan (Mugica) en una época en la que estaba bastante aislado. Volvía de integrar una selección juvenil -año 77/78-, jugaba en la Tercera de Nacional y era de esos jugadores que tenían un techo en Primera. En febrero del 80 asume la dupla Mugica-Gesto.

¿Estabas en la famosa charla de Mugica al plantel, aquél sábado 2 de febrero del 80 en Los Céspedes?

Yo fui citado después que asume Mugica. Cuando comienza el nuevo proceso, en el que Mugica y Gesto arman un nuevo plantel, más corto, citan algunos jugadores «de la casa»: Dardo Pérez, «Coco» Ramírez, Héctor Molina, Arcenio Luzardo y yo, que nos sumamos a Albero Bica que ya venía trabajando con el primer equipo. Ahí se armó una estructura distinta y yo comienzo a revivir deportivamente. Me tuvieron en cuenta e integré un plantel de 23-24 jugadores, en el que el puesto no estaba lejos. De hecho, en todo ese año deportivo -que en aquel momento abarcaba de febrero a diciembre- , tanto en el Campeonatoo Uruguayo como en Copa Libertadores, yo era el defensa suplente. Si salía el lateral derecho o el izquierdo, entraba yo. En esa época me tocó ser el suplente de Juan Carlos Blanco y Hugo De León. Cuando había que hacer un cambio en la línea de cuatro, el primero en entrar era yo. Para mí fue muy alentador, después de no estar casi nunca concentrado con el equipo, pasar a estar ahí, como quien dice en la puerta. Compartí la obtención del Campeonato Uruguayo, participando en varios partidos -de hecho fui titular en el último, en el Parque Central, triunfo 1 a 0 con gol del «Cascarilla» (Julio César Morales)- , tuve algunas apariciones como lateral en la Libertadores y me tocó jugar algún clásico, marcando a John Yawson -uno de los africanos que trajo Peñarol ese año-, en un partido en el Centenario, con la cancha totalmente embarrada. No fue fácil porque el ghanés era muy rápido, pero como te decía, en esa época reviví. A pesar de ser seleccionado juvenil y haber realizado todas las formativas en Nacional, llegó un momento en que me surgieron las dudas. Las que tiene un chico que quiere jugar en Primera, o al menos ser tenido en cuenta debido a los desempeños en las juveniles. ¡Hasta salí goleador en una Tercera, jugando de zaguero! Alfredo Arias era el 9 y yo el 2, pero en esa ocasión compartimos la tabla de goleadores. Sumé muchos goles porque era el encargado de patear los penales y también le entraba a los tiros libres.

En ese 1980, Juan (Mugica) y el «Profe» (Esteban) Gesto, me reflotaron, me dieron vida y me prepararon. Hicimos una pretemporada gigante, de las de antes, en las que se corría mucho y se exigía fuerte en lo físico. Con Mugica aprendí un sistema nuevo, el famoso hombre a hombre en toda la cancha. A raíz de que entendí rápidamente el sistema, me adapté. Si bien me gustaba ser líbero, ese puesto era del «Cacho» Blanco, por lo que me acostumbré a cumplir la función de stopper. Juan me enseñó la marca espejo y me transformé en un perro de marca. Sorprendimos en el Campeonato Uruguayo y en la Libertadores ganando ambos torneos. Durante ese año 80, estuve saliendo y entrando de la formación, pero siempre con presencia. En el 81 De León se va para Gremio y me toca hacer la pre temporada ya como zaguero titular. Esa primera etapa, desde que arrancamos hasta el 11 de febrero, fueron cien días intensos. Una preparación que fue muy dura, para mi gusto y mi estado físico. Temprano en la mañana, en la playa, hacíamos médanos, cubiertas, chalecos con pesas, o cargando un compañero. Duro. Luego almuerzo en Los Céspedes, y a la tarde Avda. Italia. Todos los días. Eran micro ciclos de tres días de doble horario y uno libre. Otro tiempo. Imagino que Gesto hoy debe trabajar distinto.

Juan fue un compañero. Era un técnico joven, que había dejado de jugar hacía poco, muy consejero de sus jugadores, ya fueran los mayores -«Cascarilla», Espárrago o el «Cacho»- , los nuevos que venían atrás: Rodolfo Rodríguez, Waldemar Victorino, étc, o de los más jovencitos como yo. La única diferencia entre los tres mayores, que habían sido sus compañeros de equipo y nosotros, era que aquellos iban al chalé, tomaban mate y se reían juntos. No existía la distancia que había entre nosotros, lógicamente, porque la diferencia era generacional. Mugica nos enseñó mucho de técnica y el «Profe» nos arrancó la cabeza en la parte física, pero volábamos. Más allá de eso, del estado, se hacía hincapié en la voluntad, en el llegar a la meta.

En lo personal, me planteaba las metas a 100 metros, porque el aeropuerto de Carrasco -que era el destino, había que hacer todo el trayecto de Avda. Italia-, estaba lejos. Hacíamos un test de Cooper, y el más lento -por lo general los goleros-, largaba primero, el siguiente al minuto y así seguíamos. Yo era el cuarto o quinto en salir, porque si bien era veloz en el pique corto, los trabajos aeróbicos me costaban mucho. Los dos últimos en largar eran Alberto Bica y Víctor Espárrago. Un día estábamos en el aeropuerto, muertos, con las piernas hacia arriba y uno de nosotros dijo «¡Mirá como viene Víctor!«. Víctor venía dando la última curva por Avda. de las Américas, antes de llegar al aeropuerto, tambaleándose, con las piernas que se le doblaban y a punto de desmayarse. Algunos corrieron para ayudarlo y él los rechazó. Llegó casi desmayado, pero no paró.

Una noche íbamos hacia el interior para disputar un partido, y Juan me indicó que fuera a hablar con él. Me levanté de mi asiento y me dirigí hacia el frente del ómnibus donde estaban él y el «Profe» Gesto. Ahí me dio la noticia que había sido citado a la selección mayor. Fue una emoción muy grande. Jugué algunos partidos con la celeste, en la Copa Pintos Durán.

El mayor recuerdo que tengo de Juan, fue al finalizar el partido por la Intercontinental. Todos corríamos buscando con quien abrazarnos. En determinado momento me choqué con él, le di un abrazo y le dije: «Gracias Juan«, a lo que me respondió: «No, gracias a vos botija«. Un grande.

Para mí fue muy importante en mi carrera. Mugica me sacó de los pelos de una Tercera en la que estaba perdido. Me recuperó. Desde entonces siempre mantuve contacto con Mugica, y le tenía un enorme cariño. Compartimos la directiva de AUDEF (Asociación Uruguaya de Entrenadores de Fútbol), de la que Juan era vice presidente y también presidió durante muchos años. En realidad hace algunos meses que no estaba yendo, ya que por temas de salud no le renovaban la libreta y él prefería quedarse en su casa, compartiendo asados con sus amigos. Le costaba salir del Cerro, era un enamorado de su barrio. Recuerdo muchas comidas en la Villa, en un lugar que le dicen «el rancho», que está en la mitad de la bahía. Amanecer allí, comiendo y tomando con Juan y los amigos.

Director de Desarrollo

Luego de escuchar en respetuoso silencio la evocaciónde un amigo, quisimos saber acerca de la función que Daniel Enríquez viene desempeñando desde hace algunos meses en la AUF

¿Qué comprende tu función en este cargo?

Es un cargo nuevo, que tiene unos cinco años, exigido por FIFA a Conmebol para cada una de sus Asociaciones miembro. ¿Por qué? Porque no había nadie que se encargara de los deportes en desarrollo que es necesario potenciar. Cuando hablo de deportes en desarrollo me refiero a: fútbol playa, futsal, y fútbol femenino, con sus ramas mayores y juveniles. Yo soy el encargado de apoyarlos, potenciarlos, armar la logística y ocuparme de su crecimiento.

Hemos venido trabajando con cada una de estas disciplinas. En el fútbol playa participamos del Sudamericano en Brasil y acaba de finalizar un campeonato que organizamos, donde se coronó campeón Malvín -que con esto obtuvo un cupo para la Copa Libertadores- y en el que Racing tuvo la participación del «Chino» Recoba en su equipo. Fue un éxito de público.

En futsal acabamos de lograr un milagroso y heroico triunfo ante Colombia por 4 a 0, por las Eliminatorias para el Mundial de Colombia Una victoria a la uruguaya, donde me dicen que cada pelota trabada fue con el corazón. (Nota de decano.com: Uruguay finalmente no avanzó a la siguiente fase al caer derrotado 7 a 2 ante Paraguay). Anteriormente, la AUF organizó el Campeonato Sudamericano donde Uruguay, dirigido por Jorge Seré, salió vicecampeón.

En lo que tiene que ver con el fútbol femenino, además de la organización del torneo local nos estamos ocupando de futuros partidos de selección, como el que estaremos disputando en Venezuela el próximo 1º de marzo.

Otra faceta de mi actividad es la intermediación entre AUF y Conmebol. Soy el encargado de solicitar los proyectos y el dinero necesario para llevarlos a cabo y de enviar la rendición de cuentas deportiva de lo que se hizo en el correr del año. Además de eso, soy el nexo con ONFI (Organización Nacional de Fútbol Infantil) y AUFI (Asociación de Fútbol Infantil) e integro una comisión -que completan la ITP AUDEF (Instituto Técnico Profesional de la Asociación de Entrenadores) y un integrante de la ACJ (Asociación Cristiana de Jóvenes)-, encargados de revalidar los titulos de los nuevos entrenadores de fútbol. Tanto en la A, la B, C o Pro. 

En estos días recibí a una persona de Alemania, ya que están interesados en emplazar un proyecto deportivo y realizar intercambios de experiencia y conocimiento en la parte profesional que nuclea a los entrenadores y preparadores físicos. La Selección Alemana femenina está ofreciendo organizar aquí en Uruguay, en noviembre, un cuadrangular con la presencia de Alemania, Brasil y Argentina. Para cerrar esta operación, estaría viajando a Alemania donde me recibiría mi par de la Federación Alemana para intercambiar conocimientos. También soy parte de la Comisión de Torneos y Competencias, encargados de elaborar los campeonatos que se armen de acá en más, indistintamente de la actividad y la categoría. O sea, aquí intervengo en la diagramación del fútbol de mayores también, junto a un representante de la Seguridad, uno de la Mutual, de Tenfield -por el ser el sponsor del fútbol uruguayo- y de la Asociación de Entrenadores.

¿Hay un crecimiento de estas actividades en Uruguay?

Hay un interés, porque hay una persona preocupada por esto. Antes que estuviera yo estuvo Daniel Bañales y luego el Prof. Jorge Franco, quien permaneció muy poco tiempo en el cargo porque casi enseguida asumió en Nacional. Yo vine a recoger el gran trabajo que realizó Bañales durante cuatro años, que actualmente ocupa el mismo cargo, pero en la Conmebol. 

Mi cargo es el nexo de la parte deportiva con Conmebol y FIFA. Hace unos días estuve hablando con una directora de fútbol femenino de Nueva Zelanda -ex jugadora de la selección de Estados Unidos- que me insistía con que hay que organizar un Mundial Femenino acá.

¿Por qué hacer un Mundial Femenino en Uruguay?

Porque Uruguay es una marca. Tremenda marca. A mí me abre todas las puertas. Después vienen los problemas, los económicos y de logística. Hace dos meses atrás recibí a un alemán y un chileno por este tema del Mundial Femenino. Fuimos a comer a un restaurant de Pocitos y de ahí al Franzini, el Centenario y posteriormente al Parque.

¿Qué te dijeron de la infraestructura?

Que no tenemos. No existe. No podían creer que los arcos fueran de hierro, fijos y que tuvieran esos ganchos para sostener la red. Tienen que ser de aluminio y movibles. Pidieron una prueba de audio y de la red lumínica y confirmaron que la iluminación no cumple con los requisitos FIFA. En el Parque fue más o menos lo mismo. Estuvimos en los vestuarios, donde me observaron que tienen que tener ingreso olímpico, no como está en las actuales condiciones. De allí fuimos a Carrasco, donde les mostré los lugares en los que podían entrenar los equipos: Los Ceibos, Santa Rita, el Carrasco Polo, y de ahí no tuve más remedio que dar la vuelta y tomar la 102 para mostrarles el otro que está en construcción (risas).

Estuve toda la tarde con ellos y seguimos de largo hasta la noche. Después de la cena, los llevaba al hotel a la madrugada. Tomamos por Soriano y al pasar frente a Fun-Fun me preguntaron qué era, les contesté que era una tanguería y enseguida les pasé a explicar que allí se había fundado el Club Nacional de Football y funcionó como sede durante varios años. Les hice toda la historia de la Casa Caprario. Yo pasé un buen día porque aprendí mucho, y disfruté ver que para ellos la marca Uruguay es importante y constataron que acá tenemos capacidad, que solo nos faltan recursos. En el Parque por ejemplo, necesitaríamos reforzar las luces -que deberían encenderse incluso en los partidos de la tarde- e instalar otro sistema por si pasa algo con el principal. Las zonas de calentamiento no tienen condiciones FIFA. En ninguno de los estadios, no solo en el Parque. En definitiva, hay que reacomodar los escenarios, los de Montevideo -el Centenario no corre por su tamaño, es demasiado grande- y los Campus de Colonia y Maldonado. Los fondos para cubrir estas obras provendrían en parte de FIFA y el resto se debería completar entre AUF, gobierno central y sponsors. Lo hablé con Wilmar Valdés y me dijo: «tenemos que hacerlo«.


Me quedé muy contento con la devolución de la jefa de ellos. Quedaron encantados y están convencidos que tenemos que hacer este emprendimiento del Mundial Femenino Juvenil para el 2018. Sería el segundo Mundial Femenino organizado en América del Sur. Hubo uno anterior en Chile y todo apunta que Uruguay recibirá al próximo.

Ernesto Flores

Fotos: Juan Pablo Flores

decano.com

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