La Torre de Babel

Según el relato bíblico, el avance en la construcción de la Torre de Babel, se detuvo cuando el dios Yavhé, molesto, instaló la confusión haciendo que todos hablaran diferentes idiomas.

Un merecido reconocimiento para el accionar de la Directiva, que decidió tomar el toro por las guampas y exigir, de una vez por todas, que se tomen medidas contra la violencia.

El Ministerio del Interior, que también dice tener la misma intención, hace años que no puede frenar las salidas del pato de hule. Nadie sabe -todos sabemos- cómo ingresó al Estadio por primera vez y, a juzgar por los nulos resultados conseguidos en su confiscación -acto que sería un indicativo en la lucha contra la violencia- debe de haberse trasladado volando cada vez que el manya lo sacó de fronteras, e ingresado con visa diplomática. El mismo Ministerio que no sabe -todos sabemos- cómo se financian y quienes están detrás de la logística del sistemático enchastre de los muros de la ciudad, y que, en su ineficaz control para impedir la violación de normas departamentales, ayudó a precipitar una nueve muerte en el fútbol.

Por otro lado, el CAP, dispuesto siempre a promover notas de prensa y exhibir fotos llamando a la reflexión “entre todos”, pasándose por alto desde que trinchera provienen la mayoría de los tiros. Desentendiéndose a la hora de enviar un mensaje crítico a la interna repudiando los hechos de sus hinchas. Evitando hacerse responsable de los acuerdos que desencadenaron este descontrol. “Canchereando” en la prensa, amparados bajo el concepto “es folclore del fútbol” y escandalizándose cuando desde el otro lado se pretende responder. Siempre listos para acusar la “reacción violenta”, e ignorantes de qué fue lo que desató la misma.

Así las cosas, no será posible avanzar hasta que todos hablemos el mismo idioma. Es hora de derribar la torre de babel.

Ernesto Flores

decano.com