Esta vez la muerte no se dio por un enfrentamiento entre barras o por una pelea entre hinchas. Se disparó contra la multitud. El muerto fue uno como tú y yo.

El 15 de diciembre Nacional obtuvo un nuevo campeonato uruguayo –el título número 47, que lo mantuvo como máximo ganador del torneo–. Poco tiempo después del partido, mientras varios hinchas caminaban festejando la conquista, hubo varios disparos de arma de fuego contra la multitud en 8 de Octubre y Presidente Berro, a menos de 1 kilómetro del estadio Centenario. Es evidente que, cuando cae una noticia como esta, también deja de existir el ambiente adecuado para festejar. Y poco después se confirmó la muerte de Lucas Langhain de 24 años; uno de los hinchas baleados.

Nacional emitió un comunicado llamando a “mantener la calma y la responsabilidad aún en medio del dolor” y señalando que ya no era momento de celebrar. Peñarol, por su parte, también emitió un comunicado repudiando el hecho y poniendo una cinta negra en Twitter.

La rivalidad deja de tener sentido cuando se pierde una vida. Pedro Cea, jugador de Nacional en las décadas de 1920 y 1930, era un anti-Peñarol como pocos. Pero cuando falleció Álvaro Gestido, él fue a la sede del club rival a rendir su homenaje al amigo, ante la sorpresa de todos.

La comparación obvia: Santa Lucía

Ocurre que, en la vida real, no siempre es así, en especial, por la forma como la prensa trata el caso. Un hincha asesinado durante un festejo… ¿qué cosa viene a la memoria? Los hechos sucedidos en 2016 en Santa Lucía. Aquella era una noche de fiesta para Peñarol. Si bien desde Nacional opinamos y defendemos (con base documental) que la fecha no corresponde, en la otra vereda esto poco importa y es un festejo importante para ellos. Parciales de Nacional hirieron a tres aurinegros y uno de ellos falleció un mes después.

En la prensa, una figura se destacó como abanderada en esta cobertura: Georgina Mayo, periodista de TNU. Pero no es que simplemente le haya tocado una cobertura y ella haya dado secuencia buscando la verdad hasta las últimas consecuencias, ¡qué lindo sería si fuera así! La verdad es que ella estaba defendiendo los colores de su camiseta –y no hay que realizar mucho esfuerzo para entrar en su twitter y saber cuál es–. Se tomó la bandera de Santa Lucía como suya, a tal punto que, cuando se perdió un expediente del caso, la entrevistada por Las Voces del Fútbol fue… ¡Georgina Mayo! [1]

Esto muestra la importancia que su figura cobró en el tema. Y ojo, no está mal que ella haya tomado esta bandera como suya y vaya hasta el final (y aún en 2019 sigue con el tema). Lo que sí está mal es que actúe según la camiseta que está en juego. ¿A qué me refiero? En 2016 se debió disputar un partido entre Nacional y Peñarol que, finalmente, no se jugó y quedó conocido como “el clásico de la garrafa”. Cuando, en Twitter, Ana Inés Hiriart escribió sobre cómo actuaban los “hinchas de Peñarol” en la Ámsterdam, Georgina pronto apareció en defensa de ellos diciendo que no son hinchas, sino personas que delinquen [2].

Un cobarde asesinato en una fecha festiva de parte de hinchas rivales. Esto sucedió en Santa Lucía. Esto sucedió en Montevideo. La reacción a lo de Santa Lucía es una, poniendo el grito en el cielo (y no está mal que sea así); lo que sucedió en Montevideo no tiene la misma reacción de parte de la prensa. Lo que la prensa informa no tiene la emoción de un abanderado, sino el trabajo de la policía.

Hay casos y casos

Llevo años siguiendo la prensa deportiva uruguaya. Lo hago desde afuera, ya que no soy natural del país y tampoco viví en él; lo hago con una visión crítica, ya que mi formación es de periodista; y también es verdad que lo hago como hincha de Nacional. Todo el que lee cualquiera de mis notas en Decano lo sabe. Un lector “imparcial” podrá simplemente ignorarme por mi condición de tricolor o podrá evaluar la calidad de mis argumentos para verificar si lo que escribo tiene sentido o no, o si cambio de opinión según la camiseta, o si digo toda la verdad o apenas a medias.

Dicho esto, estos años de observación han demostrado que la prensa está muy peñarolizada. No estoy diciendo que es asumidamente manya, ni que opera intencionalmente a favor de Peñarol. Pero los manyas son mayoría en la prensa y esto hace que se genere un ambiente donde uno puede, alegremente, declarar en el aire que es socio de Peñarol, pero tiene casi que pedir perdón si dice que es hincha de Nacional. Es decir: si existiera una Georgina Mayo de Nacional, no tendría el mismo espacio ni la misma repercusión.

Y esto causa las siguientes situaciones:

-Si un jugador de Nacional es fracturado en un clásico, no pasa nada (me refiero a Jadson Viera, luego de un planchazo de Marcelo Zalayeta. Buscando en la memoria, no recuerdo que el árbitro siquiera haya cobrado falta); pero si un jugador de Peñarol es fracturado en un partido contra otro rival, la prensa exige que Nacional envíe un representante para visitarle en el hospital.

-Si un niño pone en un palco el muñeco de una gallina con la pata lesionada, la prensa obliga a que Nacional, institucionalmente, pida disculpas; si los hinchas de Peñarol meten una gallina inflable en la Ámsterdam –algo que, además, estaba prohibido– entonces, silencio…

-Si la hinchada de Nacional canta canciones de muerte, en referencia a un barra de Peñarol muerto, entonces la situación es absurda, lamentable, “a qué punto llegamos”, y son los mismos que callaron durante 20 años cuando la hinchada de Peñarol cantaba canciones de muerte.

-Cuando fue muerto el hincha de Peñarol, el sitio de El País publicó una nota escrita por un barra. Imagínate si sucedería cualquier cosa mínimamente parecida con un muerto de Nacional…

-En los links [3] y [4] hay un listado de muertes de hinchas; uno está más vinculado al fútbol; otro abre espacio también para el basket. En ninguno de los dos aparece Pablo Montiel, muerto en 2016 cuando regresaba de un partido de Nacional por Copa Libertadores. Cada vez que se habla de Santa Lucía traigo a la discusión el nombre de él para que se vea la diferencia de tratamiento de parte de todos.

-Un gol de Nacional mal validado es un gol ilegal. Un gol de Peñarol mal validado es un golazo y “no te pongas exquisito”.

Y podría mencionar otros tantos casos como estos.

Por una cuestión de justicia –y no es la primera vez que lo menciono en este espacio– no todos los periodistas callaron durante el periodo en lo que se cantó canciones de muerte en la tribuna de Peñarol. Uno de los que levantó su voz y hasta cuestionó a Juan Pedro Damiani en una entrevista fue Leonardo Haberkorn.

Lo que la prensa no vio

Y finalmente… con todo lo que se informó sobre el asesinato de Lucas Langhain, hay una cosa obvia que no está recibiendo el debido destaque. Esta vez la muerte no se dio por un enfrentamiento entre barras o por una pelea entre hinchas. Se disparó contra la multitud. El muerto fue uno como tú y yo, que nunca había tenido incidentes en un estadio. Éste es el mensaje que la muerte de Lucas Langhain nos trajo.

Pero también la forma de superación es algo digno de ser mencionado. Se interrumpió el festejo, se brindó el último adiós al hincha asesinado y, luego de su entierro, se volvió a festejar el título en las redes sociales. Porque así le gustaría a él. Y porque los violentos no pueden ganar este partido.

Manoel Castanho 

Lista de links

[1] https://twitter.com/lasvoces1010/status/1161333971956981761?s=20 [2] https://twitter.com/papahet1899/status/816766622522294276/photo/2

[3] https://www.subrayado.com.uy/jadson-viera-estara-6-meses-jugar-n12505 [3] https://www.elobservador.com.uy/nota/matando-en-nombre-de-un-falso-dios-2019122012220

[4] https://www.elpais.com.uy/informacion/hincha-nacional-baleado-festejos-octubre.html

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