Como en 1990 y 2000, piñazos, corridas, expulsados y detenidos. La violencia no cesa pero tampoco se hace mucho por entenderla.

En abril de 1990 el lío central fue Enrique Peña – Gabriel Cedrés. Dura entrada del «Pelado» al aurinegro, expulsión y los jugadores de Peñarol que se le vienen en malón a Peña. Rápidamente derivó en una generala. Resultado, dieciocho detenidos de ambos equipos que recuperan la libertad en la madrugada del tercer día.

Veintiséis de noviembre de 2000. Otra «generala» que culmina nuevamente en denuncia de oficio del Fiscal, citación a declarar y detenidos. En esta ocasión fueron menos -doce- pero no salieron en 72 horas.Diez días en Cárcel Central y posteriormente, como medida alternativa, la realización de tareas comunitarias. Otro de los jugadores tricolores procesado sin prisión en esa oportunidad, hoy toma parte activa en esta nueva denuncia y detención. Alejandro Lembo, como Gerente Deportivo, está acompañando a los futbolistas.

Los citados por Nacional fueron Santiago García, Leonardo Burián, Ignacio González,  Darwin Torres y Diego Arismendi como testigos y Pablo Álavarez en calidad de víctima.Si hay una víctima hay un victimario ¿no? Tal vez habría que empezar por ahí.

Los videos que están en poder de las autoridades muestran claramente lo sucedido. Nadie pretende que se exonere a unos y se castigue a otros según el color de la camiseta. Simplemente la pretensión es que se actúe contra los responsables.

El artículo por el que fueron llamados a declarar los futbolistas es el 323 bis del Código Penal, que dice claramente que quien en una competencia deportiva «participare de una riña o compeliere a participar en ella, la dirigiese o la propiciare, será castigado con pena de tres a 24 meses de prisión». Pero no todos en la misma bolsa. No es lo mismo quien la inicia que quien participa, en el momento de aplicar las penas ¿no? Pregunto desde la ignorancia y me contesto desde el sentido común: no, no es lo mismo.

La Ministra Kechichián quiere que los clubes actúen. Hay un club que la toma en serio, otro que sigue tirando papelitos a espaldas de la maestra. El árbitro del partido, Martín Vázquez fue citado también a declarar. No quedó detenido al igual que los otros doce que deberán permanecer en la Dirección General de Inteligencia al menos hasta el martes ¿No sería bueno echar una ojeada al desempeño de Vázquez para tratar de evitar este tipo de reacciones a futuro? Si me apuran, yo meto a Vázquez en la parte del artículo que dice «la propiciare», pero qué se yo.

Responsabilidad en esto y en los líos fuera de la cancha, nos compete a todos, prensa, hinchadas, jugadores, policía y el Colegio de Árbitros. Mientras cada uno no admita su cuota parte, el temido «estallido de violencia» continuará retumbando. El ejemplo a seguir, siempre, debe provenir de las cabezas. Acá parece que las cabezas están demasiado enfrascadas en pedir medidas ejemplarizantes y la actuación de «el de al lado» que no les da tiempo para dirigir el dedito para adentro. Como hombre civilizado, condeno la violencia, como hombre de fútbol entiendo las reacciones, aunque esto no quiera decir que las aplauda, interpreto que hay una diferencia. Empecemos por trazar la línea en esa diferencia. Que el mensaje sea de justicia.

Ernesto Flores
decano.com

Foto: tenfield.com.uy


Nota relacionada: La opinión de los medios tradicionales.

Nada que extrañar. La violencia siempre comienza del mismo lado. No es nuevo y no lo decimos nosotros los medios partidarios.

Todos vimos cómo comenzó la «gresca», quien la inició y posteriormente quienes fueron los que la extendieron. Para no ser acusados de parciales, copiamos comentarios de medios no partidarios

Núñez y Estoyanoff: culpables

El primero inició la escaramuza con una planchazo sobre De los Santos y el segundo comenzó la gresca con una agresión sobre Pablo Álvarez, a quien le dio un puñetazo.

Todo ocurrió pasados pocos minutos de los 80 de juego. Un balón caído del cielo fue disputado por Guillermo de los Santos y Carlos Núñez. El aurinegro levantó la pierna, golpeando en la entrepierna al tricolor. Ese fue el origen del encontronazo inicial. Scotti saltó a defender a su compañero y se encaró con Núñez. Mientras, sus compañeros entraron a separarlos.

Cuando parecía que todo quedaría en ese roce, Estoyanoff soltó un puñetazo a Pablo Álvarez directo a la mandíbula. Burián, compañero del tricolor y el que más cerca estaba en ese momento, salió en su defensa, golpeándose con varios jugadores de Peñarol a la vez. Poco después entró Arismendi a escena. La lluvia de golpes era ya imparable.

En otro frente, Jonathan Sandoval lanzó una patada a Santiago García, que respondió lanzándose hacia él. Por otro lado, Ignacio González y Carlos Núñez intercambiaban golpes. En ese momento los miembros de los dos bancos ya estaban sobre el terreno de juego, como la policía. Hay que señalar que los que trataban de separar y calmar los ánimos eran superior en número a los que deseaban el choque directo.

ovaciondigital.com.uy

A los golpes

Carlos Núñez al campo. El delantero y Andrés Scotti repartieron manotazos y forcejeos en la polémica. Scotti explotó de bronca por el planchazo de Núñez a De Los Santos. Protestas que van y vienen, agresión de Estoyanoff a Alvarez, Arismendi a Estoyanoff, Núñez con Calzada y una pelea absurda. Lamentable.

tenfield.com.uy

A esa altura luchaban, apretaban los dientes y se miraban feo, pero jugaban poco. Muestra de ello fue la escena que se dio a los 81’ a raíz de una dura plancha de Núñez a los testículos de Guillermo De los Santos. Scotti le recriminó y empezaron los empujones, y luego, cuando el foco del lío se apagaba, Estoyanoff lo reavivó con un puñetazo al rostro de Pablo Álvarez. Burián agredió al Lolo, repartió golpes Santiago García y volaron manos de un lado y del otro.

montevideo.com.uy

Pero bastó que Carlos Núñez levantara una pierna más de lo debido contra Guillermo De Los Santos y que Andrés Scotti se lo reprochara de forma vehemente, para que todo se desvirtuara.

Primero se arremolinaron casi todos. Desafiantes, los jugadores se miraron de cerca, se empujaron, amagaron con golpearse. Aunque había varios focos de tensión, los más sacados eran Luis Aguiar y Santiago García. Ingresaron los suplentes y técnicos de los dos equipos y cuando parecía que la situación estaba controlada, Fabián Estoyanoff pegó una trompada descalificadora contra Pablo Álvarez que desató una batalla campal.

180.com.uy
 

 

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