Hermanos tricolores: estamos pasando una mala racha, es cierto. Ya va un tiempito que no nos sale una. Pero por favor, con el corazón en la mano se los pido, no dejemos de ver las cosas positivas.
Somos hinchas de un club gigante, por su historia, por su gloria y por su gente. Y hace pocos días lo volvimos a demostrar. En el Parque Viera, cancha a la que la señora del Ministro del Interior sólo conoce con el bus turístico y a la que nosotros vamos cada vez que nos llevan, se produjo un hecho único. Un hito. Un hito que quedará grabado a fuego, y con letras de molde, en las páginas doradas de los libros del fútbol uruguayo, sudamericano y mundial. No ganamos una Copa Libertadores. No. No salimos campeones en Japón. Tampoco. No metimos 25.000 enfermos en Porto Alegre. No, nada de eso. Todo eso ya lo hicimos. El otro día hicimos algo mejor: anulamos un gol. Sí señores. Así como lo leen. La hinchada del Club Nacional de Football logró que se anulara un gol que ya se había cobrado.
Corría el segundo tiempo y, tras una jugada entreverada, le quedó la pelota a un delantero de Wanderers, que se encontraba claramente en posición adelantada pero siguió jugando y convirtió un gol. El fuera de juego fue tan evidente que todos esperamos tranquilitos que el línea levantara la bandera y chau, a otra cosa. Era obvio que había sido orsai. Obvio para todos menos para el línea, porque el muchacho corrió raudo y veloz al medio de la cancha, y convalidó la anotación bohemia. Y así, y ahí, el 15 de marzo de 2014 a eso de las cinco de la tarde, nos dio, seguro que sin darse cuenta, una oportunidad sublime: la oportunidad de hacer justicia por manio propia. Nos regaló una cita con la Historia. Y no la desaprovechamos. Trescientos dementes nos arrimamos al alambrado de lo que sería la Atilio García e invitamos al asistente, siempre en forma amable y cordial, a que reviera su decisión. El hincha adentro de la cancha, Carlos De Pena, nos acompañó.
Créanme que fue algo para contarle a mis nietos. Tuve la suerte de estar allí y tomé conciencia, en el mismo momento de los acontecimientos, de que estaba siendo protagonista de la Historia. De la más linda Historia. De la rebeldía hermosa que tiene nuestra gente. NI EL CHE GUEVARA LOGRÓ ALGO ASÍ. Piensen en el revolucionario que quieran y no van a encontrar uno sólo que haya hecho lo que hicimos el otro día. Nos estaban robando en la cara y decidimos actuar. Porque somos la hinchada que juega. Y lo demostramos. No es un slogan, no es una campaña publicitaria, no es una frase vacía. Es verdad.
Se trató de un hecho que debe recorrer la galaxia. El línea no entendía nada. El juez tampoco. Se le acercó a ver qué estaba pasando y se encontró con una banda de desquiciados dispuesto a todo por la concreción de lo correcto. Ese gol no valía. Ese gol no valía y por lo tanto no lo podían cobrar. Nos acordamos de Abdón, de Restuccia, del Chengue, del Morro, del usuario de Twitter @joacobolso; de tantos y tantos que dieron su vida, su libertad, y todo eso y aún más, por la causa de Nacional. Y ahí estábamos, defendiendo su legado contra el alambrado. Orgullosos. A la altura de nuestra tradición artiguista y contestataria. Capaz que me fui al carajo con lo que escribí recién, pero no me importa. Lo estoy reviviendo y me estoy volviendo loco hermano!!! Ojo, aclaro: fue todo en una buena, eh. Porque lo cortés no quita lo valiente. Fueron diez minutos de insultos amistosos, de escupitajos diplomáticos y de alguna que otra botella llena de debido respeto. Así logramos la Justicia. Con amor. Porque los cambios se hacen con amor. Porque las defensas de los intereses populares se hacen con amor. Porque Nacional es amor. Y Dios también es amor. Entonces Nacional es Dios. O Dios es de Nacional. Fíjense que el Gucci, que es Dios, también es de Nacional. Así que vamos bien. Ya casi 115 años de sabor. Y es por esto que les pido, como les dije al principio y con el corazón en la mano, que aún en esta mala racha no dejemos de ver las cosas positivas. Somos Nacional, y lo vamos a defender siempre. De todo, y en todos lados. El otro día conseguimos que anularan un gol. Que “descobraran” algo que habían cobrado. Jamás se vio algo igual. Ni acá ni en ningún planeta. Está salado en serio. Y es un ejemplo de lo que podemos lograr si estamos juntos. Ojalá que los dirigentes se contagien y se planten como se plantó la gente. Vamos nosotros, vamos Nacional. Todos unidos venceremos.
Coco el del camión
Foto: Pasión Tricolor
COMPARTÍ ESTE ARTÍCULO:
UNITE A NUESTRA COMUNIDAD
Seguinos en nuestras redes sociales y enterate de toda la actualidad del decano del fútbol uruguayo
REDES SOCIALES
SUSCRIBITE A NUESTRA NEWSLETTER
No te pierdas ninguna novedad del decano