A principios de año, Alberto Bica retornó a su casa.
Después de un brillante pasaje como futbolista entre 1975 y 1982, que se saldó con dos campeonatos uruguayos, una Libertadores y una Intercontinental, el otrora hábil y veloz puntero derecho es el entrenador de la categoría Sub 16, que viene de finalizar segunda en el Apertura.
Bica nació, creció y triunfó en Nacional, y, es por ello, que nadie mejor que él para enseñarles a los chicos lo que significa el club.
De su nueva etapa en el Decano, de su trayectoria como futbolista, del equipazo del 80 y de su experiencia como entrenador en Indonesia, nos habla todo un campeón de América y del mundo.
Volver a casa…
Siempre es una gran alegría retornar a la casa de uno. Yo estuve en Nacional desde los 12, 13 años, cuando las canchitas de baby fútbol se encontraban donde hoy es el estacionamiento. Después de una etapa larga en el club y una infancia feliz, anduve por todos lados. Si bien yo había tenido contacto con Daniel Enríquez, porque nunca lo perdí y siempre mantuve una relación con él (nosotros nos iniciamos prácticamente juntos en las inferiores), esta etapa actual no la esperaba. Cuando él me avisó de la posibilidad, me dio mucha alegría. La oportunidad de estar, de volver, de participar, de ver el club desde adentro, ya que desde adentro la perspectiva es diferente, es muy bueno.
Lugares, la Sede, partidos, copas…
Sí, todo eso siempre lo tenés presente cuando pasás por acá, pero más allá de la Sede, cuando pasás por Los Céspedes, que es el lugar donde uno más tiempo pasó, por el Parque… Siempre tuve un pensamiento particular respecto a eso: si bien ya tenía el curso de entrenador hecho, le esquivaba al trabajo dentro del club. Sucede que siempre hay cambios de pareceres, de opiniones, de pensamientos y Nacional para mí siempre fue, es y va a ser mi casa. Por eso, mantenerme un poco alejado me daba la posibilidad de entrar y salir cuando quisiera. Al participar, la responsabilidad es otra. En equipos como Nacional, la incidencia de ganar marca lo que es el club y así tiene que ser.
Trayectoria…
Empecé a los 12, 13 años en baby cadetes. De ahí pegabas un salto a la Sexta División, que era un salto grande, porque pasabas de una cancha chica a una en la que no parabas de correr para llegar hacia el otro lado. Jugué un año o dos en Sexta, pero no participé en Quinta. Esa fue la etapa de Miguel Ignomiriello, estuve en esa famosa Tercera Especial. El entrenador argentino me dio participación en la última etapa, sacándome de la Sexta y subiéndome a ese equipo de Reserva. Jugué una temporada aproximadamente y, a finales de 1975, tuve la suerte de debutar en Primera, en una “Copa Montevideo”, un torneo de verano. Yo era muy chico. En 1976 me dieron a préstamo a Cerro-en un trueque de jugadores llegó, entre otros, Rodolfo Rodríguez a Nacional-. Jugué ese año allí y me hizo muy bien, esa experiencia en Primera fue muy buena. Jugué, además, el Mundial Universitario ese año y volví a Nacional. Luego, me citaron a la selección juvenil en el 77, fuimos al Sudamericano de Venezuela y salimos campeones, fuimos al Mundial Juvenil-el primero que se hizo- en Túnez, y después sí, volví al club y me quedé hasta el año 83. Después me fui a River Plate en trueque por Antonio Alzamendi en ese mismo 83, de ahí Colombia, San Lorenzo, Unión de Santa Fe, volví a Uruguay y, cuando iba a dejar el fútbol, me ofrecieron jugar en Centroamérica 12 partidos y me quedé 5 años. Jugué hasta los 38. Volví al país, hice el curso de entrenador, trabajé un año en Wanderers en la B, después ingresé a trabajar en la empresa que tiene los derechos de televisión, Tenfield, y fueron 6 o 7 años. Posteriormente, me alejé de todo y, luego, me fueron a buscar para trabajar con los chicos de Indonesia, que están participando en nuestro país hace 5 años. Los dirigí aquí y, después, estuve 6 meses viviendo en Asia. De esos 6 meses, viví uno en Yakarta, en la isla de Java, y los otros 5 en Sumatra. Era una Sub 23. Estuve dirigiendo incluso en los Juegos Asiáticos. Fue una experiencia bárbara, muy linda y que no esperaba. Posteriormente, seguí entrenando a los chicos en Uruguay y, este año, me encontré con esta chance. Me evitan el idioma, hablo en español y me entienden más rápido, je.
Aquel equipo del 80…
Fue creciendo a medida que iban pasando los días, las semanas y los meses. Era un equipo que se empezó a reconstruir después de etapas muy malas, en las que no se podía a pesar de contar con jugadores con muchos años y experiencia arriba, con otros que venían de afuera, con muchos jóvenes del club. Ese año se pudo dar. Nominaron a Juan (Mujica) en la dirección técnica de forma interina y no paró más. Rápidamente, se jugó el recordado partido ante Peñarol. Si bien Mujica contó con todo el grupo, creo que ya tenía una idea de lo que quería. Quedó un grupo chico, de 18 o 19 jugadores, entre jóvenes y veteranos, y 2 o 3 jovencitos de Tercera. Con 23 o 24 futbolistas se encararon ese partido y los que vinieron. Fue el arranque. Creo que en un año y pico perdimos un partido solo, en La Paz ante The Strongest, después no perdimos más. El grupo iba consolidándose semana a semana, tomando la idea del entrenador. El planteamiento táctico que se utilizó fue también sorpresivo. La concentración de los jugadores y el ansia por dar vuelta la situación y empezar a disfrutar todo lo bueno que nos podía dar el club, contaba mucho. Y así fue. Fin de semana a fin de semana fuimos encontrando las victorias, la confianza, el grupo se consolidó cada vez más y escribió una página de gloria más en la historia de este club. El secreto es el trabajo. Éramos un grupo que estaba prácticamente de salida, pero entramos a ver que se podía. Los entrenadores nos lo decían y veíamos que se podía.
DT de la Sub 16…
Este es un proceso nuevo para mí, porque si bien yo tuve experiencia trabajando con chicos de edades más o menos similares, se trata de otra raza, otra cabeza, otra sociedad… es otra cosa. Yo heredé un grupo de jugadores muy bueno, que venía ganando prácticamente todo en años anteriores. Los chicos siempre van adquiriendo algo nuevo año tras año. Me encontré con un grupo bárbaro, esta experiencia es bárbara. Siempre les digo que trato de darles mi visión, mi idea de lo que entiendo, tanto en lo profesional como en lo que refiere a su entorno. La idea es potenciarlos cada vez más para que tengan armas a medida que van subiendo categorías y creciendo. Todo para que se encuentren con la mínima cantidad de inconvenientes posible. Uno sin estar en Nacional ya sabía lo bien que trabaja desde hace muchos años el club en la parte de captación, de formativas. Los resultados lo avalan. En cuanto al Apertura que perdimos por un punto, fue una pena, ellos estaban con algo de amargura por no haber podido ganar el título, y es la idea, porque esa es la cabeza que tiene que tener un jugador de Nacional. Sabíamos que habíamos perdido puntos que no se tenían que perder en determinados partidos, y que eso se iba a sentir, pero, en definitiva, hay que competir, jugar, aprender y aprovechar cada minuto.
nacional.com.uy
Título original: “Un campeón está de vuelta”
Negritas: decano.com
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