Es difícil hacer una semblanza de alguien cuando recibís la noticia de su fallecimiento apenas te despertás. Inmenso dolor por la partida de Juan Martín Mujica.
Durante años Mujica, para mí, era el que “jugaba del otro lado”. Todos mis aplausos en la zaga de Nacional, se los llevaba el “Peta” Ubiña. Me contagiaba su forma de jugar y además, era el capitán, con todo lo que eso conlleva. Escuchaba siempre palabras de elogio hacia Mujica por parte de los mayores y yo asentía. Hablaban de técnica, de posicionamiento y de potencia. Alguno incluso, comentaban su “prodigación en la marca y la subida”. Yo no entendía cómo se aplicaba eso al fútbol, pero sí disfruté de sus “taponazos”. ¡Cómo no hacerlo!
Mujica se fue a Francia, y ahí le perdí el rastro. En aquellas épocas, las salidas al exterior no eran tan vistas como un ascenso en la carrera y ganar en prestigio como lo son ahora. ¿Qué mayor prestigio que jugar en el equipo campeón de América? Eran sí, un avance en lo económico.
Recuerdo haber leído acerca del retorno de Mujica en 1978 y verlo formar parte de las alineaciones de Liverpool primero y de Defensor después. La imagen de Mujica se fue diluyendo en mi mente, hasta que algo pasó, y Juan Martín Mujica no solo entró en mi consideración, sino que recibió mi más profunda admiración hasta el día de hoy, en que abrió esa puerta que eleva a ciertos individuos a la categoría de inolvidables.
A comienzos de 1980, Nacional atravesaba un difícil momento político y deportivo. La recién asumida Directiva se reunió -según relata Rodolfo Sienra en su libro “Entre el cielo y el infierno”- y tomó la decisión de sesionar en forma extraordinaria el sábado 2 de febrero, si el equipo perdía ante Defensor. Eso fue lo que sucedió, perdimos, se sesionó y se designó a Mujica como técnico interino. El Prof. Esteban Gesto ya estaba en el club.
Rodolfo Sienra escribe en su libro que “se convocó al plantel para esa misma tarde y se dispuso la concentración inmediata en Los Céspedes. Yo no sé que pasó en esas 50 horas que van de las 19 horas del sábado 2 a las 21 horas del lunes 4 de febrero de 1980”.
Tampoco lo sé yo, ni lo sabré tal vez. Es lo de menos, lo que sí sé es que se produjo un cambio y a partir de ahí asistimos a un Nacional arrasador, que culminó con la obtención de la Copa Intercontinental, un 11 de febrero de 1981 en Tokyo. Eso se lo debemos, en gran medida, a este hombre que se nos fue, coincidentemente, en un nuevo aniversario de esa conquista. No conocí a Mujica. Aquellos que sí, me dicen que me perdí de tratar con un “tipazo”. Dicharachero, buen amigo y fiel a sus humildes inicios sanduceros. Creo que su grandeza queda definida en una frase suya: “Soy un obrero del fútbol. En el equipo del 71 estaban los dos Luis, que eran fenómenos y nosotros, los restantes, que éramos obreros y acompañábamos”.
A la distancia y en el momento que me toca escribir esto, permítame rectificarlo Juan. Usted también era un fenómeno. Le pido disculpas por no haberlo valorado siempre. Gracias por todo.
Ernesto Flores
decano.com
Foto: ovaciondigital
COMPARTÍ ESTE ARTÍCULO:
UNITE A NUESTRA COMUNIDAD
Seguinos en nuestras redes sociales y enterate de toda la actualidad del decano del fútbol uruguayo
REDES SOCIALES
SUSCRIBITE A NUESTRA NEWSLETTER
No te pierdas ninguna novedad del decano