A los dos años dibujaba las camisetas de su equipo y, ahora, podrían usar uno de sus diseños como la indumentaria oficial.
El fútbol genera pasiones desenfrenadas entre sus hinchas, que viven en un estado de enamoramiento permanente. Así es el caso de Nacho Barquet (28), quien desde los dos años dibuja camisetas de Nacional de Uruguay y, ahora, uno de sus diseños podría convertirse en la indumentaria oficial del club.
Junto a su padre en el Parque Central, la cancha de Nacional (Ignacio Barquet).
El vínculo de Nacional con su familia lo creo Cocó, su abuelo paterno, y la herencia fue pasando de generación en generación. Pero esta historia tiene doble satisfacción: no sólo podría llegar a vestir al club de sus amores, sino que, como es diseñador gráfico, le demostraría al mundo su gran potencial creativo.
«Yo me enamoré de Nacional por su historia, es un orgullo que sea el primer club de Uruguay fundado por uruguayos, cuando el fútbol era de hegemonía inglesa. Para mi ver jugar al equipo es un evento histórico», dijo, en diálogo con Clarín.
Umbro, la marca deportiva que viste al equipo uruguayo, y el departamento de marketing del club lanzaron un concurso a principios de marzo para que los hinchas manden diseños de una nueva camiseta. En total, recibieron 600 bocetos, de los cuales quedaron cinco preseleccionados.
Nacho hizo la carrera en la Universidad Ort y no se sabe si el fútbol lo hizo ser un apasionado del diseño o el diseño un apasionado del fútbol. «Es el dilema de qué nació primero, si el huevo o la gallina. Seguro que de chico hubo cierta búsqueda creativa porque tenía una fuerte inclinación para lo visual», explicó.
No cabe duda que el deporte lo empujó para ese lado y que ya tenía talento. Es más, cuando se inscribió en el concurso decidió reencontrarse consigo mismo: «Busqué todos los dibujos que había hecho, los recopilé y me generó nostalgia porque si no hubiera sido por mi pasión por Nacional, capaz no hubiera dedicado horas a dibujar».
El nacimiento de una pasión
En 1992, su padre le regaló algo que le cambió la vida para siempre: una camiseta blanca, con cuello y puños azules y rojos y con un escudo en el pecho, del lado del corazón.
En 1992, su padre le regaló la primera camiseta Nacional, aunque él aún no entendía sobre fútbol (Ignacio Barquet).
A partir de ese momento, aparecieron sus cartas de amor a Nacional en papel y lápiz. Él todavía no sabía si ese nombre era de una persona, un lugar o qué, pero «algo había nacido y crecía de manera irreparable».
Tampoco entendía por qué las camisetas de los jugadores decían «Banesto» o «Renner» y la de él tenía la inscripción «Unión de Bancos». Más tarde, se dio cuenta que eran los sponsors y que iban cambiando con los años, pero que los colores siempre representaban al mismo club.
En el colegio, antes de aprender a escribir, ya supo lo que era la magia: Álvaro Recoba (y su camiseta Renner/Umbro). Todos los niños suelen tener un primer jugador que les hace gritar con pasión los goles y en su caso fue «el Chino», quien también pasó por el Inter de Milán y el Torino.
«Fue el primer momento en que empecé a ser consciente del fútbol, disfrutaba de los goles que hacía y veía todos sus videos, me convertí en un gran seguidor. Ahí tomé dimensiones de lo que Nacional se estaba convirtiendo en mi vida», contó.
Pero el fútbol da muchas horas de tristeza por cada minuto de felicidad y sin darse cuenta empezó a sufrir.
En 1997, entendió que Nacional no ganaba hacía mucho tiempo, mientras que hinchas de otros clubes festejaban copas y campeonatos: «Ese año fue la peor época para nosotros porque Peñarol (su clásico) había ganado cinco años seguidos, ahí entendí que nosotros no lo hacíamos hacía mucho tiempo. Muchos de mis amigos festejaban todo el tiempo y yo también quería».
Como todo niño que lógicamente aún no entiendo de lealtad hacia el equipo, estaba dolido y frustrado. Una noche que salía con su padre del club con el auto, le preguntó ingenuamente «por qué eran de Nacional si siempre perdían» y «por qué no se cambiaban de cuadro».
Según Nacho, la respuesta de su padre fue inolvidable: «Vos cambiate al cuadro que quieras, pero mirá que ahora vienen Dante Iocco y Hugo de León. Si te cambiás, no vuelvas atrás».
En el Liceo también hacía dibujos que representaban a Nacional aunque no eran precisamente la camiseta (Ignacio Barquet).
Su familia jamás lo presionó para que sea hincha de Nacional, todo lo contrario, le dieron la posibilidad para elegir. Pero después de la tajante respuesta de su padre, no volvió a mencionar el tema.
A pesar de todo esto, Nacho seguía dibujando las camisetas cada vez que cambiaban sus diseños y su amor iba creciendo a pasos agigantados sin darse cuenta. En 1998, su papá se animó a llevarlo primera vez a un clásico, en el que ganó Nacional 4-2, pero aún le faltaba un sueño por cumplir: tener la camiseta original.
Ese deseo se lo cumplió su abuelo Cocó el Día de Reyes de 1999 y recuerda que fue «un momento hermoso». «Me regaló la del ’98 porque era la que estaba en ese momento, estaba emocionadísimo y la usé todos los días. Me di cuenta que era la verdadera por la bolsita, por cuestiones económicas no es tan fácil comprar camisetas originales», expresó.
En 2000, con el gol de Richard Chengue, Nacional fue campeón de Uruguay y Nacho dejó inmortalizado ese día en el papel como ya estaba acostumbrado. «Yo me creía periodista», aseguró.
El diseño que representó al equipo en 2001 (Ignacio Barquet).
A los 13 años, no sólo sus dotes artísticos ya eran mejores, sino que su visión sobre la estética estaba mejorando. «Estaba convencido de que las medias rojas le hubieran quedado bárbaro a Dely Valdés», afirmó, en relación al exfutbolista panameño, que jugó en el club en 1991 y 2003.
En 2006, comenzó a hacer sus propias versiones de las camisetas y ya no cabían dudas que su futuro estaba ligado al diseño. Tiempo más tarde, tuvo una oferta de trabajo de «fútbol y merchandising», en el que se dio gusto de dibujar la evolución de la camiseta para una tienda de deportes.
«De adolescente era de esos fanáticos que se peleaban todo el tiempo por fútbol, pero hoy lo miro desde otro lugar. Para mi Nacional es como un sentido de pertenencia, me vinculo al club desde lo familiar y compartir los momentos de fútbol con mi papá y mi hermano hace más humano al sentimiento», dijo.
«El sueño del pibe»
El ganador del concurso será elegido únicamente por los socios, quien saldrá a la cancha con los jugadores el día que se estrene la indumentaria y, además, ganará 5.000 pesos uruguayos en orden de compra en dicha marca. «El diseño que presenté lo hice puntualmente para el concurso, basándome en los orígenes del club», contó.
Nacional se fundó en 1899 y para sus colores se usó como inspiración la bandera de José Artigas, militar uruguayo, que era rojo, azul y blanco: «Los hinchas queremos que esa historia nacionalista represente al club, por eso quiso basarme en nuestros orígenes, pero de una manera delicada».
Hoy, 26 años después de aquella primera camiseta, un diseño suyo puede llegar a vestir al club. El uruguayo, que vive en el barrio La Blanqueada, contó su historia en Twitter, donde tuvo más de 2.300 retuits y casi 7.000 me gusta.
clarin.com
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