Como alguna de las versiones que circulan no se ajustan exactamente a lo sucedido, vamos a resumir lo que pueda resultar más importante.
1964 : La Final de Montevideo
Ante el aluvión de comentarios sobre la citada final y la incidencia que pudieron haber tenido los árbitros en la derrota de Nacional, vamos a citar a la “tropa de los recuerdos”, para que nos traigan vivencias de nuestros once años, época de entrar gratis a la Colombes mostrando la Cédula, yendo y viniendo “en barra” con amigos de la misma edad, sin que ello inquietara a los “viejos” para nada.
El asunto era agenciarse a la entrada un acompañante mayor de edad, ya que el ingreso estaba permitido si íbamos con una persona que se hiciera cargo del “lote”.
El consabido : “mozo !!, me lleva ?” se había instalado en las canchas uruguayas por la década del veinte.
Y de esa forma desfilaban por la puerta “falsos” responsables, que luego del consabido agradecimiento largaban en la Tribuna una “flota” imposible de hermanos menores o parientes de ocasión.
El recuerdo viene a cuento porque 1964 fue la segunda temporada que asistí a ver a Nacional en soledad, vista la enfermedad que había empezado a hacer mella en la salud de mi padre.
Y con respeto por los memoriosos, me acuerdo de todo.
Como alguna de las versiones que circulan no se ajustan exactamente a lo sucedido, vamos a resumir lo que pueda resultar más importante.
Es cierto que Nacional no quería jueces sudamericanos, pero no es claro si esta postura se adoptó por “consejo” de W. Cataldi a Pons, o por la experiencia vivida el año anterior, cuando quedamos fuera de la final por diferencia de goles.
El “hombre fuerte” de la CSF era su Presidente, Raúl H. Colombo, que presidió la misma entre 1961 y 1966, cuando cedió su lugar a Teófilo Salinas, de triste recuerdo.
Pero Colombo era simultáneamente Presidente de la AFA desde 1957 y había estado vinculado a Independiente.
Grondona era un joven de 32 años, Presidente de la Sub-Comisión de Fútbol de los rojos, o sea que no integraba la Comisión Directiva.
Si “Don Julio” tuvo alguna intervención por entonces, o “sacó boleto” con méritos ajenos medio siglo después, no lo sabemos.
Lo cierto es que de Leo Horn sabíamos solamente que había arbitrado un Suiza-Uruguay (3-3), en la gira de preparación que la celeste llevó a cabo antes del Mundial de 1954.
Fue designado para la primera final en Montevideo, ya que el régimen era de ida y vuelta.
En una noche de lluvia torrencial se bajó en Carrasco, se tomó un taxi y se fue para la sede de Nacional, según la versión de un dirigente tricolor ya fallecido.
La C.D. del club se encontraba reunida y le fue anunciada la visita al Dr. Pons Etcheverry.
Según esta misma fuente, nuestro Presidente se negó a recibirlo y el hombre se volvió en el mismo taxi para el Aeropuerto y se tomó el siguiente vuelo a Buenos Aires.
Los dos goles anulados que se mencionan no fueron ambos por off-side.
El de Bergara respondió a esta causa y no nos consta que haya sido un línea el responsable de la anulación sino el propio juez.
El de Urruzmendi fue por causa de una supuesta falta del puntero sobre Tomás Rolan (gran lateral uruguayo, ilustre antepasado del actual defensor de la selección ) en el arranque de la jugada.
Hasta hoy jura y perjura el “Pepe” que no lo tocó. También esta conquista la anuló Horn.
En la segunda final disputada en Avellaneda, caímos 1 a 0 con el arbitraje del peruano Dimas Larrosa.
El partido fue friccionado, nos ganaron apenas, pero bien.
Por supuesto que con el “Nene” hubiera sido un galope y ellos lo sabían.
Las teorías conspirativas sobre la fractura del mejor delantero que vimos jugar con la camiseta de Nacional, corren por cuenta de quien las emite.
Respecto al Santos y su participación en la Copa, recordamos que llegó directamente a Semifinales como Campeón de 1963.
Perdió en Villa Belmiro y en Avellaneda, siendo árbitro de los dos partidos un inglés :
Arthur Holland.
Podemos presumir que si los brasileños hubiesen sido despojados en su tierra, no permitirían que se repitiese el árbitro en la revancha, aunque la “culpa” la tuviesen los líneas.
Lo llamativo es que los paulistas presentaron un equipo de “alternativa”: apenas Gilmar, Zito y Pepe se hicieron presentes de su constelación de estrellas.
No jugaron Mauro, Zózimo, Calvet, Dorval, Mengalvio, Coutinho y Pelé, sin que podamos recordar el motivo.
En la final no existía la diferencia de goles. Si era necesario, se iba a un tercer partido.
El recuerdo para nuestros gallardos defensores que ya no están entre nosotros : R. Sosa, J. Manicera, Em. Álvarez, Eliseo Álvarez, J. Oyarbide, M. Bergara, R. Abeledo y V. Douksas.
Viven en el exterior : Petronilo Acosta, H. De Souza Mattos (Jaburú), D. Meneses y J. Sanfilippo.
Juan José Melos
Están en Uruguay : E. Baeza, L. Ramos, S. Arias, M. Méndez, D. Pérez, R. Leites y J. Urruzmendi
No tenemos noticias sobre Lucio León, argentino que había venido de Fénix que jugó escasos minutos en la Copa.
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