Era un partido en el que había que demostrar categoría, además de juego, y la verdad que fue todo lo contrario.
Comenzamos mal. El DT tricolor dispuso dos modificaciones, una por el seleccionado Sergio Rochet, y otra por disposición táctica, la de Alfonso Trezza por el ‘Pumita’ Rodríguez. El partido comienza con Danubio teniendo la pelota, y con un gol a los 9 minutos, en un centro al segundo palo y en el que Martín Rodríguez estuvo algo remiso en la reacción. A Nacional le costaba tener la pelota y el mediocampo estaba muy impreciso con muchos pases errados. Pero a los 11’ viene la expulsión de un jugador de Danubio, y parecía que se podía encaminar el partido. A partir de allí, el Bolso dispuso de la pelota y el campo y tuvo varias jugadas para igualar el partido, pero la imprecisión propia o alguna ocasión en la que Esteban Conde salvó el arco de Danubio, hizo que nos fuéramos perdiendo al descanso. Es cierto que la cancha era un desastre y la pelota picaba para cualquier lado, pero además el Bolso estuvo sumamente impreciso en casi todos sus jugadores.
Terminamos mal. El segundo tiempo comienza como se preveía, con alguna modificación de hombres, y con el Decano tirado al ataque tratando de empatar. Se buscaba por afuera y por adentro, hasta que cayó el empate con un tiro de afuera de Franco Fagúndez, y parecía que se venía el triunfo. El técnico buscó sumando gente en el área con dos nueves más Fagúndez que llegaba de atrás, y partió al equipo dejando poca gente atrás. Y en una jugada increíble, vino un penal de Yonathan Rodríguez, y puso nuevamente a la Franja en ventaja. Increíble siendo que seguíamos con un hombre de más. A partir de allí, ellos se cerraron atrás, y el Bolso no tuvo la jerarquía necesaria para encontrar espacios o buenos desbordes por banda con envíos aéreos. Y para hacer más épico el triunfo de Danubio terminó jugando con 9 los últimos minutos, y ni así se pudo empatar al menos.
Faltó jerarquía. Nacional tiene buenos jugadores, y por momentos mostró buen juego asociado en el campeonato. Pero esta vez faltó jerarquía individual para encontrar goles y el resultado sea como sea. Los nervios se apoderaron de los que tenían que jugar y hacer jugar al resto, y no hubo un jugador que tomara la posta y marcara el camino. Había que ganar por dos motivos, uno para presionar a Liverpool hasta el final y otro para seguir sumando para la Anual y ampliando diferencias con los que vienen abajo, y no se pudo. Mucho para trabajar de cara a lo que empieza ya el próximo fin de semana. Es increíble, pero desde hace ya tres años nos especializamos en dejar pasar oportunidades para sacar ventaja o diferencias, o incluso para salir campeones como el año pasado ante Liverpool precisamente. Habrá que apuntar bien en el período de pases y traer a uno o dos jugadores que le den ese salto de calidad necesario para este tipo de partidos, finales y/o clásicos, y parar de dejar pasar oportunidades importantes. Y, por cierto, a Liverpool le regalaron un penal, nuevamente, con VAR incluido. Por suerte fue así, porque si no hubiera sido mucho más difícil de digerir este resultado.
Hoy más que nunca, ¡arriba Nacional, carajo!
Diego Ávalo
decano
COMPARTÍ ESTE ARTÍCULO:
UNITE A NUESTRA COMUNIDAD
Seguinos en nuestras redes sociales y enterate de toda la actualidad del decano del fútbol uruguayo
REDES SOCIALES
SUSCRIBITE A NUESTRA NEWSLETTER
No te pierdas ninguna novedad del decano