A los 18, Gonzalo Petit sueña con dejar su huella en Nacional antes de saltar al exterior. Su historia comenzó lejos del Parque, entre sacrificios y esfuerzos.
Petit nació en Carmelo, departamento de Colonia, y a los 13 años tomó una decisión que cambiaría su vida: mudarse a Montevideo para ingresar a la residencia tricolor. “Fue durísimo dejar a mi familia tan chico, pero sabía que era el paso que tenía que dar si quería llegar. Mi mamá, mi papá, mis hermanos, mis abuelos, mis tíos; son muy unidos y sé que me siguen siempre. Si algún día me toca pasar un momento duro, sé que están ellos y también los psicólogos del club”, contó en el programa “Lengua Larga”.
Actualmente, su rutina diaria refleja el compromiso absoluto que tiene con el fútbol. Los entrenamientos en el gimnasio y la alimentación cuidada son parte esencial de su preparación. “Tengo un físico al que le cuesta subir de peso, así que estoy metiéndole fuerte al gimnasio y a la alimentación. Voy al nutricionista, me hacen planes de comida, almuerzo en Los Céspedes después de entrenar y a veces me llevo viandas para la noche. Mi plato es ensalada, bastante carbohidrato, arroz, y lo que haya de proteína: pollo, milanesa o pescado”, detalló.
Aunque reconoce que se da algún permitido cada tanto: “Después de un partido viene bien una pizza, la disfruto mucho”. Y sobre el gimnasio, explicó: “Con algunos juveniles más nos enfocamos en el tren superior. Vamos una hora antes del entrenamiento a hacer pesas. Todo guiado por los profes. Sabemos que en el fútbol uruguayo es clave mejorar eso”.
Petit disfruta el momento y no pierde el foco. “Hoy estoy 100% enfocado en mi carrera. No pienso en otra cosa”. Antes de los entrenamientos, cumple un ritual: “Voy en auto con Renzo Sánchez, yo soy el encargado del mate. Me gusta ese rol. Y después desayunamos en Los Céspedes”, comentó.
En la cancha, aprendió a leer cómo sacar ventaja ante defensores más grandes o con más experiencia. “Capaz que el cuerpo a cuerpo no es lo mío, entonces busco separarme, jugar rápido, ir al espacio. A veces miro el físico del rival, pero no pienso en la edad”.
Petit, también habló del costado menos amable de ser jugador de un Club Gigante como lo es Nacional y como vive la exposición de las redes sociales. “El fútbol tiene mucha repercusión. Por suerte me siento querido por los hinchas, pero siempre hay algún comentario negativo. Trato de enfocarme en la gente que está conmigo en el día a día, mi familia, los compañeros, el cuerpo técnico. Igual leo todo, sé que no hace bien, pero me gusta ver lo que opinan. Aunque en el Sudamericano preferí no mirar nada”, confesó.
Cuando era chico también jugaba al básquetbol en su ciudad natal, pero el ídolo que definió su destino fue Luis Suárez. “Yo quería ser como Suárez. Es un ejemplo de superación. Siempre dicen que está acabado y él sigue haciendo goles. Lo conocí cuando vino a dar una charla y me saqué una foto. Eso no me lo olvido más”, detalló.
El fútbol viene de familia: su abuelo Washington (Abad) fue delantero de Nacional y suplente de Luis Artime, ganador de la Libertadores y la Copa Intercontinental. “Me gusta hablar de eso con mi abuelo, escuchar cómo era ese fútbol. Me contó que Artime no participaba mucho, pero tocaba una y era gol. Esa intuición es tremenda”.
El presente y su sueño
Petit disfruta del momento que vive en Nacional, del grupo y de la exigencia que trae un club grande. Se siente respaldado por sus compañeros más experimentados y destacó especialmente el rol del capitán Sebastián Coates. “Él siempre se acerca, está atento a todos los detalles. A mí me corrige muchas cosas dentro de la cancha. Como zaguero me dice ‘a mí me cuesta que el nueve haga tal cosa o tal otra’, y eso me sirve muchísimo. Fuera de la cancha también es un referente, siempre está a la orden para cualquier cosa que pase”, aseguró.
Además, remarcó el ambiente sano que se respira en el vestuario: “Los más grandes siempre nos quieren ayudar, hay cero envidia. Al contrario, te dan consejos, palabras de aliento, eso nunca falta”. Y reconoció que compartir plantel con futbolistas de 30 o más años lo hizo madurar: “El fútbol te hace crecer más rápido. En mi caso también fue haberme ido a la residencia. Todo eso te hace madurar antes”.
Asimismo, también destacó el trabajo del actual entrenador Pablo Peirano, que llegó esta temporada al decano. “Desde el primer momento me sorprendió lo preparado que estaba. A los dos días ya teníamos un partido contra Bahía y nos mostró cómo había que presionar. Es un técnico al que le gusta que el equipo sea muy intenso, y eso me gusta mucho”, subrayó.
Por último habló de su gran sueño: “Mi sueño más cercano es salir campeón con Nacional. Me lo imagino todo el tiempo, festejar un Uruguayo con la hinchada llenando el Parque. También me encantaría jugar en el exterior. España sería mi destino ideal, me encanta su fútbol”.
“Siempre soñé con jugar al fútbol, pero cuando era chico no sé si lo veía posible. Jugaba feliz en mi ciudad, con mis amigos. Después con los años se fueron dando las oportunidades y las fui agarrando sin pensar mucho. Hoy miro para atrás y me pone contento haber llegado hasta acá”, concluyó.
A su corta edad, Gonzalo Petit muestra un perfil de futbolista serio, dedicado y con hambre de gloria. Con el respaldo de su familia, el aprendizaje y la convicción que lo llevó a dejar Carmelo muy chico, se prepara para que este apenas sea el comienzo de una larga y exitosa carrera futbolística.
Vanesa Baliero
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