Como en los buenos libros pongo el marcador en la mitad y lo cierro con la ansiedad de querer seguir en la lectura hasta el final, el problema es que esas páginas aún están vacías.

En la tierra de un mago otro mago cerró el último capítulo de la primera parte de este libro.

Y en esa primera parte, en esos capítulos, hubo de todo: suspenso, acción, decisión, coraje, dolor y amor. Mucho amor.

Hubo villanos y héroes  y  cuando en los momentos álgidos los protagonistas parecían ser alcanzados por los enemigos… la magia surgió. No desde un varita. Desde un zapato.

Cierro mi libro, estiro los brazos  y dejo reposar mi cabeza en una siesta veraniega que será un poco larga para mi gusto.  Pero soñaré mientras tanto con mágicos zapatos que irán volando sobre mi cabeza a través de verdes interminables y en medio de sonrisas dibujadas.

Hoy quisiera llenar las hojas que faltan, anticiparme a los acontecimientos que voy a encontrar, descubrir los peligros para avisarles a los protagonistas…pero….como por arte de magia también esas páginas se irán escribiendo frente a mis ojos mientras vayan sucediendo.

El final deseado al que no me puedo anticipar pasando las hojas porque se llenarán a medida que mis ojos las miran. 

Y no lo estaré soñando porque lo estaré viviendo.

Feliz segunda parte.

Cecilia810

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