Santamaría visitó las instalaciones del Decano.

En el día de ayer, José Santamaría estuvo presente en el Gran Parque Central y en la sede del club del que es hincha. Una gloria del fútbol mundial nacido el 31 de julio de 1929 en Montevideo y de padres españoles. Zaguero fuerte, corpulento, elegante y muy técnico que tuvo su debut en 1948, comenzando a escribir su rica historia. Fue campeón uruguayo en 1950, 1952, 1955 y 1956 con Nacional. Su rendimiento en el Mundial de 1954 con la Selección Uruguaya hizo que en 1957 partiera a España para jugar en el Real Madrid, institución en la que tuvo una gran trayectoria. En el club merengue obtuvo cuatro copas de Europa (tres consecutivamente) y una intercontinental. También participó del Mundial de 1962 con la Selección Española. Su retiro como jugador fue en 1966, pero luego fue entrenador de España entre 1980 y 1982, siendo el director técnico en el Mundial de 1982 donde no tuvo mucho éxito. Un grande dentro y fuera de la cancha.

¿Porque necesita volver cada tanto a Uruguay pudiendo estar tranquilo allá en España?

Porque es mi tierra. Yo nací acá, estudié acá y aprendí a jugar acá; traté con grandes ex futbolistas olímpicos de Nacional. Todo te va haciendo una rueda de posibilidades para conseguir algo. Yo intentaba cumplir con los contratos que tenía y nada más. Ahora, las circunstancias a veces ayudan y a veces te perjudican.

¿Qué siente al estar en el Gran Parque Central o en la sede de Nacional?

Siento todo. Antes no estaba la calle Urquiza, teníamos la quinta de 8 de octubre hasta la cancha, ibas caminando y concentrábamos en el estadio. Yo me iba a trabajar al banco los sábados y salía de la cocina con un desayuno rápido; me iba, volvía, facilidades todas. Por eso yo no puedo hablar nunca mal del club.

¿Cómo eran esos años para jugar al fútbol?

Era fácil, pero a la vez difícil. De golpe surgían cuatro pibes y los titulares perdían el puesto. En mi etapa me ascendieron a mí; después uno de Defensor, otro de Rampla, un montón de jugadores jóvenes que prometían y la mayoría luego terminaron bien en el fútbol.

¿Qué siente por Nacional?

Yo ahora estoy lejos, pero siempre lo tengo dentro. De muy chiquito siempre me vestían de Nacional, yo quería a Nacional y lo sigo queriendo. He pasado una etapa después en Real Madrid pero también me vestí de blanco, por lo cual no sufrí los colores. Estoy pendiente allá de los resultados de los fines de semana, tengo el celular y me fijo en el observador y ahí sale todo. Después acá tengo sobrinos, ahijados y siempre una comunicación tenemos. Para mi Nacional y el Uruguay es todo. He ido a la tierra de mis padres porque necesitaba conocerla y he tenido la suerte de cubrir las cenizas de ellos en su tierra y en su lugar, de donde salieron. Yo no sé qué va a pasar conmigo, pero aquí estoy aguantando (risas).

Le ha dado muchas alegrías a la gente.

No solo los de Nacional, sino todos los uruguayos son muy importantes para mí. Siendo tan chiquitos como somos hemos figurado en todos lados como grandes y eso es fantástico.

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