Ganar un clásico siempre tiene un sabor especial; fortalece el ánimo
y aplaca las críticas. Pero el valor es aún mayor cuando se da de esta forma, con una superioridad abrumadora.
Parece que aquello de que “lo que no te mata, te fortalece” le calza perfecto a este Nacional de Álvaro Gutiérrez. El entrenador asumió el cargo a fines de marzo para intentar remontar lo que venía siendo el peor comienzo tricolor en el ámbito local de los últimos 12 años: anteúltimo en la tabla de posiciones con 3 puntos de 15 jugados y sin victorias. El rival clásico, por su parte, se encontraba primero con 12 puntos, por lo que en sólo 5 fechas ya había una diferencia de 9 puntos a remontar.
Por si fuera poco, el plantel sufrió las bajas por lesión de dos de sus principales figuras -Rodrigo Amaral y Santiago Rodríguez-, probablemente los dos jugadores más desequilibrantes desde lo individual. Primero -en mayo y justo cuando estaba transformándose en “la manija” del equipo ante la ausencia de Santi Rodríguez que estaba disputando el mundial sub 20- fue Amaral el que sufrió una lesión que lo mantiene alejado de las canchas probablemente hasta fin de año. Y en julio fue precisamente Santi el que padeció una lesión que lo dejó afuera del Torneo Intermedio.
Al partido clásico Nacional llegaba además con la baja de Luis Mejía y con el goleador, Gonzalo Bergessio, entre algodones. Tan entre algodones que sólo pudo disputar veintidós minutos. A eso se sumó en el entretiempo la salida -también por cuestiones físicas- de Matías Zunino. Pero por lo que se vio en el terreno de juego, todas esas bajas, esos obstáculos, fortalecieron al plantel en lo anímico y en lo colectivo, porque si hay algo que explica el contundente triunfo, es que el equipo funcionó exactamente como eso, como un conjunto: suplió con orden, concentración, actitud y mucha disciplina táctica lo que puede haber perdido en técnica y desequilibrio individual.
La superioridad fue abrumadora de principio a fin, ganando en todas las pelotas divididas, en el juego aéreo y en los duelos individuales. La técnica y el desequilibrio individual aparecieron en los pies del “Chory”, pero el clásico se ganó merced a lo colectivo, al acierto del entrenador en el planteo y a, una vez más, una gran actuación de varios jugadores formados en el club, como el caso de Felipe Carballo, el de Gabriel Neves y el de Thiago Vecino, que tuvo que reemplazar a un jugador experiente y clave como Bergessio y demostró estar a la altura.
Falta mucho para el objetivo final, todo el torneo Clausura, pero el balance hasta el momento marca que en 17 partidos -desde que asumió el actual cuerpo técnico- y con todos esos obstáculos en el camino, Nacional le descontó 10 puntos en la Anual al rival de todas las horas.
COMPARTÍ ESTE ARTÍCULO:
UNITE A NUESTRA COMUNIDAD
Seguinos en nuestras redes sociales y enterate de toda la actualidad del decano del fútbol uruguayo
REDES SOCIALES
SUSCRIBITE A NUESTRA NEWSLETTER
No te pierdas ninguna novedad del decano