El Nacional de Álvaro Gutiérrez echó a andar este lunes 16 de junio. “Guti” intentará devolver con buenos resultados la confianza ratificada luego de las victorias conseguidas como DT interino.
En menos de seis meses Álvaro Gutiérrez pasó de ser confirmado como entrenador de Tercera División a ser anunciado como el Director Técnico del primer equipo tricolor. En medio de un caluroso enero entrevistamos al DT al finalizar un entrenamiento en Los Céspedes, tras haber sido ratificado como el conductor de Tercera ante el alejamiento de Gustavo Bueno. Pocos días antes de comenzar la temporada 2014-2015 volvimos a encontrarnos con “Guti”, esta vez en una mesa de El Mesón y con el frío adueñándose de Montevideo.
¿Cuándo surge la idea de ser entrenador? ¿Mientras jugabas o después de retirarte?
En realidad, después de retirarme estuve un año en el que no quería saber de nada con el fútbol. Hacía mucho tiempo que estaba en esto y había pasado varios años en los que no pude disfrutar de nada extra, ya que al calendario normal del Campeonato Uruguayo se le sumaban los partidos por Copa Libertadores, Supercopa y los de la selección. No sabía lo que eran vacaciones. Esta situación se arrastró por algunos años en los que jugué Supercopa, cuatro Libertadores, dos Eliminatorias y tres Copa América. La misma situación se me planteó en España donde tenía que afrontar Copa Uefa, la Liga, la Copa del Rey, viajar con la selección…, por lo que decidí retirarme de todo por un tiempo y disfrutar en casa hasta que me empezó a picar el bichito de retomar. Yo tenía unos emprendimientos extra fútbol -de forestación y algunos inmobiliarios-, pero me dije a mí mismo «de lo que más sé, es de fútbol, mi experiencia está basada en eso», entonces decidí hacer el curso de entrenador.
¿Tuviste o tenés algún referente en la función?
Yo tomo enseñanzas de todos los técnicos, incluso de aquellos que no me trataron tan bien. De éstos aprendí cuáles son las cosas que no me gustaría hacerles a mis jugadores.
¿A qué te referís con lo de que no te trataron tan bien?
Hubo un técnico en Valladolid que cuando tomó el equipo -sin decirme nada- me mandó a entrenar en Tercera, siendo que yo tenía contrato de Primera y veintisiete años de edad. Esta decisión me cayó muy mal. Hablé con él y con la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles) ya que entendía que como jugador tenía tanto obligaciones como derechos y finalmente me tuvo que re insertar en el grupo. Más allá de que finalmente entrené todo el año con el plantel e incluso fui de la partida sobre el fin de temporada, esa actitud me molestó, como me rebelaron otras tomadas contra algunos compañeros, como anunciarles que no los iban a tener en cuenta poco antes de empezar el campeonato. Éstas cosas es mejor hablarlas antes, y si no es posible, permitir que entrene con el resto y se gane un lugar o al menos la posibilidad de pelearlo. En ese sentido, Vicente Cantatore para mí es un referente en lo que hace al manejo del grupo, su manera de incentivar repercutió en mí y se vio plasmada en los resultados. Cuando Cantatore tomó el grupo veníamos casi últimos en la tabla del descenso y terminamos salvándonos de la Promoción dejando a cinco equipos por debajo nuestro en el término de doce partidos. Al otro año, prácticamente con el mismo plantel, clasificamos para la Copa Uefa. Trato de imponer mi marca como entrenador tomando las cosas positivas tanto de Cantatore como de otros técnicos que he tenido.
Te he visto trabajar y es de destacar el clima de diversión en que se desarrollan los entrenamientos ¿Eso no te quita autoridad con los jugadores?
A mí me gusta trabajar contento, todos preferimos estar a gusto. En la charla previa que tengo siempre con el grupo les dejo claras las pautas: no pasarse de la raya. Va a haber tiempo para las risas, para las bromas y el descanso, pero a la hora de entrenar hay que hacerlo dando el cien por ciento. Se puede hacer esto y hacerlo con alegría, por ejemplo, una competencia de definiciones es algo que todos disfrutan y quieren hacer bien. La cuestión está en buscar la manera para que no sea tedioso, basarlo en ejercicios simples que tengan un cierto orden y vinculación con el tipo de juego que nosotros queremos.
Calzaste perfectamente en el grupo, fue como si el plantel estuviera esperando a Álvaro Gutiérrez.
De entrada me sentí muy cómodo en el grupo. Obviamente que siempre habrá más afinidad con unos que con otros y los que jueguen estarán más contentos con el entrenador que aquellos que no lo hagan, pero esto es un tema de oportunidades -que suelen darse pocas veces- por eso cuando se te da tenés que aprovecharla porque en el fútbol el tren no suele pasar dos veces. Siempre les digo a los que no están siendo convocados, que si bajan los brazos y no entrenan, en primer lugar me están dando la razón a mí y segundo, no van a lograr que cambie de opinión. Tienen que tener en cuenta que si por algún motivo, ya sea una suspensión o una lesión, son convocados para ocupar la plaza de quien venía jugando, es indispensable que estén bien entrenados para tener un buen desempeño.
A muchos de los integrantes del plantel los conocías por haber trabajado con ellos, a otros no ¿Hubo alguno que te haya sorprendido?
Guillermo De Los Santos es un jugador que pasó por un momento delicado y a pesar de no haber sido tenido en cuenta, siempre respondió en los entrenamientos, sumando. Le vi cosas muy interesantes. Otro que destaco es a Henry Giménez que cuando le tocó bajar a Tercera lo hizo con una humildad digna de elogio. Era un jugador que venía de una operación y se brindó ciento por ciento, anotó un gol y estuvo siempre atento. Ésos son el tipo de jugador que uno quiere, los que están entregados a la causa y lo demuestran con hechos, que tiran todos juntos desde el lugar que estén en procura de lograr un objetivo.
¿Qué le falta a este plantel de Nacional para competir con éxito a nivel internacional?
El buscar un esquema sólido, que venga acompañado de resultados te da la tranquilidad para ir a competir al exterior. Corremos con la desventaja de nuestra probabilidad de contratar debido a las diferencias económicas con otros mercados. Cualquier equipo de mitad de tabla de Brasil o Argentina paga cuatro o cinco veces más, lo que le da la posibilidad de reforzarse mejor. A eso sumale la necesidad de Nacional de tener que desprenderse fácilmente de los jugadores que formamos para poder subsistir, caso Sebastián Coates, Luis Suárez, Nicolás Lodeiro o Gonzalo Bueno., En este mismo sentido tenemos que reflexionar que no sabemos cuánto más podremos retener a Gastón Pereiro y Leandro Barcia. Si nosotros tuviéramos la oportunidad de aguantar una base de jugadores y a eso anexarle algunos con experiencia que realmente estén mentalizados en un objetivo internacional, podemos competir bien. El tema está en que los objetivos personales de cada uno no vayan en diferentes direcciones, debemos ser conscientes de que si logramos el objetivo primario, que es el obtener buenos resultados y ser campeones, cada uno de los objetivos personales va a estar mucho más cerca de realizarse.
¿Sos de mirar paso a paso o te planteás un objetivo distante?
Por supuesto que uno se traza un objetivo a largo plazo. Bien podría ser el campeonato inmediato que son quince fechas. La realidad te indica que para acceder a eso es necesario subir una larga escalera que deberás trepar escalón por escalón y el que se nos presenta ahora es el próximo pique, el próximo control de pelota, el siguiente pase. Si nosotros logramos ir dando pasos seguros se nos hará mucho más fácil alcanzar la cima de la escalera.
¿Jugadores para un sistema o un sistema aplicable a los futbolistas con los que contás?
Creo que si estuviera en un equipo con billetera gorda -como por ejemplo el Real Madrid o el Barcelona- uno podría solicitar determinados jugadores, pero no es el caso. Dentro de las posibilidades del club trato de elegir los jugadores, teniendo en cuenta también que a veces existen futbolistas que surgen desde la cantera que reúnen determinadas características y es preciso adaptarse un poco para sacarle partido al colectivo a partir de las individualidades que tenés.
¿Hay algún jugador que lo quieras hasta en la sopa?
(Se ríe) No lo voy a decir porque después lo van a sentar en la máquina como lo hicieron conmigo, pero sí, hay. Principalmente me gustan los futbolistas que se esfuerzan al máximo en cada entrenamiento, que dan todo, ésos son los que me gustan. Si tienen un buen o mal desempeño después, es otra historia, pero la voluntad siempre tiene que estar presente.
En el fútbol hay una máxima que dice que los juveniles ganan partidos y los hombres campeonatos ¿estás de acuerdo con esto?
Puede tener algo de cierto. Tomando como base la final del último Uruguayo entre Danubio y Wanderers, era lógico suponer que iba a ganar quien cometiera menos errores y esos yerros muchas veces van de la mano de la juventud de los jugadores. De todos modos creo que el equilibrio es de las cosas más importantes en el fútbol y puede ser entre velocidad y fuerza, entre juventud y experiencia o entre táctica y técnica. Todo tiene que tener un cierto balance.
El lunes 16 comienza el desafío más importante en tu carrera como entrenador ¿Es más importante estar preparado mental o emocionalmente para encararlo?
La mente puede dominar las emociones a veces, por lo que creo que puede ser más importante hacerse fuerte mentalmente, pero – nuevamente- se trata de tener un equilibrio. No podés ser un entrenador totalmente frío y calculador que solo se base en datos y estadísticas, sino que es menester estar viendo la cara y la disposición de tus jugadores, aplicando el instinto que te hace saber cuál jugador ya está pronto y quién va a rendir. Es un poco de cada cosa, y también es necesario manejar la emoción para transmitirle al grupo lo que uno siente.
¿A qué Nacional de los que viste o integraste te gustaría que se asemejara el Nacional de Gutiérrez?
El que me tocó integrar en el ´92, para mí, fue un equipazo. Teníamos gente experiente, zagueros ganadores – Hugo De León y Felipe Revelez-, laterales con subida…Creo que el único volante de contención era yo, los demás jugaban muy bien al fútbol: Gerardo Miranda y Yubert Lemos, arriba teníamos un goleador de la calidad de Dely Valdés, contábamos con un puntero con picardía como Vidal González. Era un equipo muy sólido.
No pude ver el del ´71 pero me cuentan que era espectacular, cosa que podés constatar por los nombres que lo integraban, por eso me quedo con el del ´92, porque lo viví, sé cómo pensaba y como actuaba cada uno, lo sintetizo en una anécdota: después de un mes de sufrir fuertes dolores en un pie -y a pesar de eso seguir entrenando y jugando- Revelez le dijo al doctor «no aguanto más, me duele demasiado». Lo revisan, le sacan una placa y lo operan. Tenía clavado un hilo de hierro -de un cepillo de alambre- que le estaba tocando un nervio. Así estuvo durante treinta días. Eso es lo que yo les pido a mis dirigidos, que recién tiren la toalla cuando ya no den más.
Ernesto Flores
decano.com
Fotos: Martín Madruga
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