El ¿nuevo? Ecosistema ofensivo de Nacional

Pablo Peirano tiene un lindo quebradero de cabeza tras las incorporaciones y salidas en este mercado de pases.

La salida de Gonzalo Petit rumbo al fútbol europeo dejó a Nacional sin una de sus piezas más prometedoras en ofensiva. Pero su ausencia se siente no solo por lo que ofrecía en ataque: Petit también era clave en la fase defensiva, liderando con intensidad la primera línea de presión.

Su capacidad para forzar errores o inducir envíos largos en la salida rival le daba al equipo una estructura alta, compacta y agresiva, difícil de sostener ahora sin su presencia.

La llegada de Maxi Gómez compensa en parte ese vacío en ataque. Aunque no tenga el mismo ritmo defensivo que Petit, es un delantero de participación activa: gusta salir del área, generar apoyos, pivotear y habilitar a compañeros que llegan de frente, sobre todo en acciones de tercer hombre. Su presencia puede redefinir la forma de atacar, aunque difícilmente sostenga las mismas alturas de presión que su antecesor en ofensiva.

Este nuevo escenario plantea una transición en la estructura del equipo. Para compensar esa pérdida de presión alta, Nacional podría necesitar defender más hacia atrás y replegarse con mayor frecuencia.

En ese marco, los extremos y volantes de banda pasan a tener un rol táctico clave, tanto para cubrir distancias como para ser opción de salida rápida al recuperar la pelota. Jugadores con despliegue, frescura y rupturas, como Lucas Villalba, Exequiel Mereles o el recientemente llegado Juan Cruz de los Santos, aparecen como los más compatibles con esa exigencia.

Gómez, por su parte, representa un perfil ideal para activar a este tipo de extremos: con su juego de espaldas y capacidad de atraer marcas, libera espacios a quienes atacan por fuera y buscan el desmarque a espalda de los defensores.

En contraste, Bruno Arady —que parece ganar protagonismo en este semestre— es un extremo de otro estilo, más habituado a recibir al pie y atacar en 1v1 desde su conducción. Sin embargo, su frescura y movilidad lo hacen funcional a una fórmula más asociativa: “toco y me voy”, como se vio en el amistoso ante Plaza Colonia, donde ya dejó pinceladas de entendimiento con Gómez.

Los laterales colombianos y una posible metamorfosis

A este ecosistema ofensivo se le suma una novedad por los costados: los laterales colombianos Juan Pablo Patiño (zurdo, ex Once Caldas) y Hayen Palacios (diestro, ex Athletico Paranaense) llegan con perfil titular y pueden empujar a Nacional a experimentar con un 4-3-1-2.

Ambos se destacan por su profundidad ofensiva, buen golpeo de centro y tendencia a mantener la amplitud, lo que abre la posibilidad de poblar más los carriles interiores con jugadores como Nicolás López, Rómulo Otero o incluso Nicolás Lodeiro, de reciente regreso al club.

No obstante, más allá de esta alternativa, el enfoque más lógico para Pablo Peirano podría ser mantener un sistema con extremos naturales, atendiendo tanto a las virtudes ofensivas del plantel como a la necesidad de mayor recorrido defensivo ante la salida de Petit.

En ese sistema, Luciano Boggio —el volante con más llegada al área— se vuelve aún más importante, sobre todo por su capacidad para atacar el espacio entre central y lateral rival, algo que se potencia cuando tiene por delante un extremo que fija por fuera y estira la defensa.

En conclusión, la salida de Petit obliga a Nacional a reinventarse tanto en ataque como en defensa.

La llegada de Maxi Gómez es una oportunidad para construir un frente ofensivo más versátil, apoyado en apoyos cortos y rupturas profundas, pero también requiere ajustar el bloque medio y encontrar intérpretes con recorrido para cubrir más metros hacia atrás. Entre extremos con distintas virtudes, laterales proyectables y mediapuntas con lectura, Peirano tiene las piezas: ahora le toca encontrar el equilibrio.

Jota Ele