El socio, el seguidor, siempre ha visto en él a un jugador honrado, entregado, trabajador, muy lejos del divismo de otras estrellas, y absolutamente compenetrado con sus compañeros.
Luis Suárez, el Bota de Oro ya está aquí
Con la entrega y el trabajo de Luis Suárez, y sus goles, el Barça es mucho mejor. Un fichaje indiscutible que, además, ha dado doce asistencias de gol.
Cuando el pasado mes de julio el FC Barcelona abonó 80 millones de euros al Liverpool por los servicios de Luis Suárez no hubo la más mínima controversia. Era el precio del mercado, lo que realmente cuesta un crack, a la altura de lo que el Real Madrid había pagado por Cristiano Ronaldo y Bale y, polémicas aparte, el propio Barça por Neymar.
Llegó al Camp Nou con la Bota de Oro de la temporada 2013-204 bajo el brazo, compartida con CR7, y precisamente era esa aportación goleadora la que se esperaba del uruguayo. Un plus de calidad que se uniera a la ya demostrada por Leo Messi y Neymar para formar así el trío de delanteros más brillante del fútbol mundial y quien sabe si, con el tiempo, el mejor de la historia del Barça.
Nueve meses después de su fichaje, los negros nubarrones que llegaron a cernirse sobre Luis Suárez no solamente han desaparecido de cuajo si no que, para él, el sol ha salido y brilla con todo su esplendor. Día a día, semana a semana, ha ido mejorando y poniendo de manifiesto que es algo más que un goleador. Mucho más que un ‘killer’ del área.
Como es conocido, el delantero sudamericano no pudo debutar con la camiseta del Barça hasta el 25 de octubre, nada más y nada menos que en el Clásico del Bernabéu. Había estado cuatro meses sin poder participar en un partido oficial y prácticamente ‘escondido’ mucho tiempo para burlar la severa e injusta sanción de la FIFA. Aunque se le levantó la prohibición de poder entrenarse, el tiempo sin sentirse futbolista debió ser una eternidad para alguien con él.
Luis Suárez entró en el Barça en el peor momento deportivo de la temporada ya que encadenó dos derrotas consecutivas en Liga. Además del correctivo ante el Madrid, se sumó el traspié frente al Celta.
Sin duda, todas esas circunstancias jugaron en contra de él. Sanción, inactividad, derrotas… No fue, desde luego, el debut idílico para un ganador y triunfador como él.
Todo ello, sumado, le produjo un cierto desasosiego e incluso cierta ansiedad porque, aunque trabajaba y se dejaba la piel, el gol no llegaba. Tuvo en todo momento el respaldo de su entrenador, que le dio la titularidad y nunca se la quitó. Estuvo cinco partidos consecutivos sin ver puerta, seguramente errando algunos de los goles más claros de su carrera. Sin embargo, nunca se vino abajo. Si la FIFA no pudo con él, tampoco lo conseguiría la falta puntual de acierto.
No solamente Luis Enrique y el vestuario arroparon a Luis Suárez. También la afición. El Camp Nou, desde el primer minuto, siempre estuvo a su lado e incluso coreó su nombre después de algún remate desafortunado. El socio, el seguidor, siempre ha visto en él a un jugador honrado, entregado, trabajador, muy lejos del divismo de otras estrellas, y absolutamente compenetrado con sus compañeros.
Era cuestión de tiempo que apareciera el Bota de Oro en su máxima expresión. Ya había dado muestras de su innegable calidad en innumerables acciones individuales y asistencias de gol, que muchas veces son más importantes que el propio gol en sí mismo.
Rompió su maleficio en su sexto partido con la camiseta azulgrana ante el Apoel de Nicosia (Chipre) en Champions League, después de haber estado sin marcar ante Real Madrid, Celta, Ajax, Almería y Sevilla.
Podríamos decir que ese gol le liberó, le cambió incluso el semblante y le permitió volver a creer en sí mismo… si es que alguna vez dejó de hacerlo, que segurmanete no fue el caso dada la ambición y entrega que se le ve en cada lance del juego.
Hoy, la situación de Luis Suárez es diametralmente opuesta a la de sus inicios como azulgrana. No solamente porque el Barça es líder, ya es finalista de la Copa del Rey y tiene un pie y medio en los cuartos de final de la Champions League. Sobre todo porque el uruguayo ha llegado al tramo más decisivo de la temporada, cuando se juegan los títulos, absolutamente enchufado y en estado de gracia.
Sus seis goles en los últimos cuatro partidos así lo demuestran, hasta el punto de que está atravesando uno de sus mejores rachas como futbolistas profesional en Europa. Sumadas todas las competiciones ya lleva trece goles, que van acompañados de doce asistencias. Dos dobletes, en Manchester ante el City y el pasado domingo frente al Rayo.
Seguro que Luis Suárez no podrá reeditar la Bota de Oro porque ha venido al Barça de Leo Messi, que come aparte. Pero eso a él no le preocupa, porque no ha venido al Camp Nou a ponerse medallas individuales. Ha venido a sumar, a ser uno más y aportar su talento a la causa común que no es otra que levantar todos los títulos posibles. Con el uruguayo, el Barça es mejor en todo. Un fichaje incuestionable e indiscutible.
TONI FRIEROS
sport.es
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