Sebastián Abreu fue entrevistado por El Gráfico. Con ellos repasó parte de su carrera y se aventuró en su futuro deportivo como entrenador.

Su amistad con Pep Guardiola, la picadita, las concentraciones y mucho más en la entrevista que transcribimos a continuación.

1 “El Loco la picó”. Una frase para la posteridad… Sí, quedó instalada en la sociedad por aquel momento sublime que nos tocó vivir a todos. Cada vez que la dicen o la leo me genera orgullo, satisfacción, cosquilleo.

2 Fue sublime pero podría haber sido catastrófico. Son decisiones en la vida. Si salís con el auto pensando que vas a chocar, vas a chocar. Eso es posicionarse mentalmente en forma negativa. Si vas a patear un penal pensando que lo vas a errar, lo vas a errar. Todo parte por la convicción, por no traicionarla y por creer que en ese momento la mejor forma de engañar al arquero era picándola. Es importante la confianza, que nadie le decía a nadie cómo había que patear, existía total libertad.

3 ¿Cuántas veces habías picado un penal antes del Mundial? Tengo 25 penales pateados así y sólo me atajaron dos: Cristante, en México, y Cavalieri, en un Fla-Flu. Los dos se quedaron parados y me lo atajaron. Cristante, en realidad, estaba haciendo el recorrido con los pies porque ya era arquero veterano, volvió y me lo sacó. Son técnicas que uno aprende con el tiempo: el veterano hace el recorrido y vuelca; el joven da el paso y vuela. Pero el de arriba siempre me tira una cuerda, una piola, algo…

4 ¿A qué te referís? Con Tecos peleábamos el descenso, faltaban dos fechas. Si lo hacíamos, empatábamos y mi análisis fue: penal sobre la hora, por el descenso, Cristante pensará que lo voy a asegurar. La piqué y me lo atajó. Me mataron. El periodismo y gente del club. La fecha siguiente decidíamos quién bajaba, si nosotros o el Puebla y faltando 15 minutos metí un cabezazo cruzado al ángulo, ganamos 1-0, nos salvamos y todos esos que me mataban se dieron vuelta. No me peleé, no soy de pelearme, pero tengo personalidad y les dije: “Si antes era un villano ahora no soy un héroe. Soy esto: tómalo o déjalo. Disfruten que el equipo sigue en primera, pero yo me voy”. Me ofrecieron renovar, pero yo miro mucho la parte humana, no me como la hipocresía del fútbol: si fui un hijo de puta una semana atrás, no puedo ser un fenómeno la siguiente.

5 ¿Y la soga en Botafogo? Perdíamos 2-1, minuto 24 del segundo tiempo, penal: la pico y Cavalieri se queda paradito y lo ataja. En Botafogo me querían, veníamos de ser campeones, tenía crédito, así que ta, obviamente hubo un murmullo, pero estaba ese respeto. A los 2 minutos, otro penal. Germán Herrera me pide patearlo. “No, Tanque, esta pulseada no la puedo perder, dejame y después vos pateás los que vienen”. Pensé: “No puedo irme perdedor así, la voy a pinchar de nuevo, pero contra un palo, porque si este se me queda parado de nuevo, me mato”. Hice eso por primera vez sin haberlo ensayado antes, empatamos y al ratito el Tanque metió el 3-2. Por eso te hablaba de la soga: las dos veces que me lo atajaron, enseguida me redimí. En Botafogo pasé del “¡qué vergüenza, qué falta de respeto!”, porque en la televisión dijeron eso, al “¡qué personalidad, qué coraje, qué jugador!”. Esa es la hipocresía que no tolero del fútbol.

6 Picaste 25 penales, ¿de los “normales” cuántos tenés? Deben ser 60 en total: de los 25 picados, erré sólo 2; de los otros 35, serán unos 8 o 9 errados. Picarla depende de la situación del partido, del arquero, de lo que nos estamos jugando.

7 ¡En el Mundial te jugabas mucho y la picaste igual! ¡Me jugaba todo! El pasaje a una semifinal con mi país, un proyecto, pero ahí va la parte psicológica y yo interpreté que el arquero se iba a jugar a un palo porque era un penal decisivo. Después, muchos dijeron: “Ghana es el único país donde no sabían que el Loco la picaba”. Y no era así: al arquero le habían pasado un informe de los ejecutantes y aparte Kingson atajaba en Inglaterra.

8 ¿En qué momento decidiste picarla? Cuando vi que el arquero, antes de que patearan, daba un paso adelante y elegía un palo. Por eso supuse que no iba a quedarse en el medio. La idea era picarla o darle de cachetada, al medio, pero como en Johannesburgo hay altura y la pelota corre más rápido, pensé que si el arquero la rozaba con el pie, capaz que se iba por arriba. Picada, con la lentitud de la pelota, no le iba a dar tiempo a levantarse.

9 Hiciste casi un estudio científico. No fue una improvisación. Aparte ya te dije: yo piqué 25 veces un penal. Por las dudas, mientras iban pateando, lo corroboraba con Fucile, mi compañero que tenía al lado. Necesitaba que uno me confirmara lo que estaba viendo. Entonces ta… “Fuchi, se está jugando antes, ¿no?”, le pregunté en el primero. “Sí, Loco”, me contestó. Al segundo, lo mismo. “Sí, Loco”. Y cuando le pregunté por tercer vez, se sacó: “Loco, picala y no me rompas más las bolas” (risas).

10 O sea que Fucile era el único que sabía que la ibas a picar. Creo que en el fondo todos sabían. O dudaban: ¿será que lo va a hacer hoy? El día anterior, el Maestro (Tabárez) nos hizo patear tres penales a cada uno. Tiré uno al palo derecho, otro al izquierdo y uno lo pinché. Erré los tres. Ahí vino Eguren y me dijo: “Papote, vamo’ arriba que capaz mañana te necesitamos, ¡eh!”. Y a mí me salió, espontáneo: “Tranquilo, que mañana pasamos con la firma de la casa”. La firma de la casa. Eguren la agarró enseguida. “No, no me hagas eso, decime si la vas a pinchar que me tomo ya una pastilla para el corazón”, me rogó (risas).

11 ¿Tabárez sabía? Algo imaginaba. Cuando el Maestro se acercó a dar la lista, me puso tercero, y le pregunté: “Maestro, ¿no me deja quinto? Para definirlo”. Me miró con cara de sospechar algo, pero aceptó. El ya lo había vivido en la Copa América 2007, en la semifinal con Brasil. Me tocó el último y si erraba quedábamos afuera. Se la piqué a Doni, besó el travesaño y se metió. Después, perdimos.

12 Para vos, entonces, ¿es incorrecto decir que para asegurar hay que patear fuerte y al medio? Es una frase hecha que no tiene credibilidad. No hay una fórmula. En Botafogo erré cuatro seguidos y tuve que cambiar mi estilo. Antes no miraba al arquero, ahora lo voy mirando hasta el último momento, así que ya no pincharé más penales, porque antes salía corriendo sin mirar qué hacía el arquero y ahora lo miro hasta el último instante.

13 Anunciamos que no vamos a ver ninguna picada más de Abreu en un penal, entonces… Es muy difícil. Además, si ya lo hiciste tan arriba, en un Mundial, ahora tenés más para perder que para ganar, porque van a estar todos esperando que lo erres. No digo nunca nunca, pero ya no se me pasa por la cabeza.

14 ¿No es una irresponsabilidad, entonces, picar un penal? No, sobre todo si lo practicaste y te sale bien.

15 Si sos técnico, ¿aconsejarías a tus jugadores que la piquen? Si les doy la responsabilidad de patearlos, que lo decida cada uno, porque tienen la personalidad suficiente. Lo mismo cuando te pongo de titular: si te elijo es porque creo en tus condiciones. Prefiero 10 veces el “me equivoqué” y no una vez el “si hubiera”, porque te quedás con la intriga.

PRIMERA ESCALA de su travesía tras debuta en Defensor, en su país. Llegó a San Lorenzo en 1996.

16 ¿Quién te puso Loco? Pipo (Gorosito) y Silas, la primera vez en San Lorenzo, porque siempre estaba con la música fuerte, con la alegría, las bromas, con la impronta. A las 8 de la mañana le daba vida al vestuario, ponía cumbia fuerte. Silas y Pipo empezaron a decirme “el 22”, lo escuchó un periodista y lo largó. Y quedó Loco para siempre.

17 ¿Está bien puesto el apodo? Si es por el lado que ellos me lo pusieron, sí; lo que pasa es que siempre hay personas con buena y con mala leche. En otros países me tocó convivir con periodistas que no sabían cuál era mi estilo de vida y por un partido mal jugado utilizaban el apodo para tergiversarlo. Y ahí es cuando tenía que poner los puntos, porque si errás un gol y escriben “Por algo le dicen Loco…”, no tenés idea, no prejuzgues.

18 ¿Tuviste que ponerle los puntos a algún periodista? Tuve que plantarme un par de veces, porque no soy de los que replica, soy de los que buscan. Vos hiciste la nota diciendo algo que no corresponde, no salgo en otra nota a aclarar. No. Busco tu teléfono y te encaro directamente. Me pasó en México y España y me sirvió para que me conocieran mejor.

19 ¿Qué matiz de “loco” te molestaba? Que lo llevaran a que uno era un mal profesional o un desubicado que se manejaba de forma incorrecta en un vestuario. Lo mío fue siempre alegría, simpatía, brindarme para que el grupo la pase bien, por eso me molestaba que le dieran otro significado. Ustedes son formadores de opinión y después la gente lee cosas que no son y lo llevan al estadio y te insultan.

20 ¿Cuál era tu apodo de infancia? En mi pueblo me decían El Negro porque soy descendiente de africanos por parte de mi padre. Siempre fui el Negro Abreu, apodo que adopté con mucho cariño y orgullo.

21 ¿Cuánto hay de personaje y cuánto de auténtico en el Loco Abreu? Si les preguntás a los que me conocen, te van a decir que soy igual en una nota que en un asado con amigos, trato de ser lo más simple y natural porque aparte es la mejor manera de imponerse, sino terminás teniendo una doble cara, una cosa para afuera y otra para adentro.

22 Washington Miguel Abreu era delantero, tenía buen cabezazo y olfato, ¿también era medio loco? Mi viejo era temperamental, sí. Loco de agarrarse a piñas, de andar mamado o de hacer cualquier cagada, no; pero lo que se dice “personajes”, en la familia hay varios, lo que pasa es que uno pasó el límite por ser público.

23 ¿No te gusta el nombre Wasghinton que te llaman Sebastián? La verdad, de guacho me jodía, pero de grande se me pasó, porque además es un nombre muy arraigado acá, como Wilson y Wilmar. Los pibes del plantel me cargan. “¿Qué pasó Washi?”, me dicen.

24 ¿Cuánto tiempo fuiste periodista? Estuve dos años escribiendo en el diario Serrano, de Minas, que todavía existe. De grande tuve el programa de televisión, Noche de Locura, y en Brasil hice de comentarista para O’ Globo Sport. Me gusta, podés ser didáctico y estar con el tiempo ocupado en temas de fútbol, igual mi intención para el futuro es ser entrenador, me estoy preparando para eso.

25 ¿Qué te dijo tu jefe cuando presentaste una nota a Abreu firmada por Abreu? Nada, porque la entregué a las 2 de la mañana y fue derecho a la imprenta. Era un partido de básquet y yo había sido la figura, metí como 50 puntos. Y a la vez era el periodista del diario que cubría el hecho. Terminó a las 11 de la noche, fui a mi casa, me fui haciendo las preguntas en el viaje, lo pasé en limpio en la vieja máquina de escribir, y a la imprenta. Al otro día me llamó el director. “Nota a Sebastián Abreu firmada por Sebastián Abreu no va, la próxima vez pídale a un compañero que le haga la nota o no firme, para que quede creíble”, me dijo. Tenía 14 años.

PATAS LARGAS para encestar al básquet. Un hecho fortuito lo terminó empujando al fútbol.

26 ¿Hasta dónde hubieras llegado como basquetbolista o voleybolista? Los que me veían decían que tenía más condiciones para el básquet que para el fútbol, pero el destino me depositó en el fútbol.

27 ¿A qué te referís? Yo estaba en la Sub 17 de básquet, listo para disputar el Sudamericano. Dormíamos en un gimnasio con cuchetas y el comedor estaba a unas 10 cuadras. Volvíamos de la cena con un morocho que medía 1,90, el Víbora Vázquez, y en la esquina, antes del gimnasio, había un pub. Nos miramos y dijimos: “Vamos un ratito ahí, total mañana dan la lista y estamos adentro los dos”. Nos tomamos unas cervezas y llegamos un poco tarde, dos horas pasado el límite. Al otro día, el entrenador, Timoteo Carrasco, anunció: “Por no respetar las normas, un jugador va a quedar desafectado de la lista final”. ¡Pah! pensé yo, pobre Víbora, cagó, imposible no verlo. “Abreu queda desafectado”, anunció. Me la comí, no dije nada, son los códigos que tenía de chico. El Sudamericano duraba 20 días y en ese interín me llegó un telegrama para presentarme con la Preselección Sub 17 de fútbol del interior.

28 ¿De dónde te conocían? Me habían visto en el regional, jugando para Lavalleja llegamos a la semifinal. Bueno, fui al Sudamericano, en los primeros partidos no jugué ni un minuto y en el último teníamos que hacerle 7 goles a Bolivia para clasificar. Ibamos 1-0 y me metieron en el segundo tiempo, por ser el único del interior. Como se insistió tanto con los campamentos del interior, el técnico debe haber pensado: lo pongo estos 45 minutos para reconocer el laburo que se hizo. Entré, metí dos goles, puse dos pases-gol y terminamos 6-0. Se generó toda una revolución con el jugador del interior. A los dos días vinieron a golpear la puerta de casa gente de Peñarol, Nacional, Danubio y Defensor. Así son las cosas: si no iba al pub, viajaba al Sudamericano de básquet y no me podía presentar en el campamento de fútbol. Con el tiempo me crucé varias veces a aquel entrenador de básquet que me bajó la caña y nos matamos de risa. Yo le agradezco.

29 ¿Hubieras ido a Penarol? Cuando vinieron los cuatro clubes, mi viejo me dijo que tenía que elegir primero entre fútbol y básquet y después, el club. Me decidí por el fútbol porque había más perspectivas de futuro. “Si hay algo que tengo claro es que no quiero ir a Peñarol”, seguí. Al final fui a Defensor, que era el lugar indicado para un jugador joven del interior. Me dieron hogar, buena alimentación, estudio, se preocuparon, no quiere decir que los otros no lo hubieran hecho, pero sin dudas fue una decisión correcta, así que muy agradecido a Defensor, porque más allá de lograr el título, me dieron una base importantísima.

30 ¿Cuál fue tu locura más grande como futbolista? Dejar de ganar 1.800.000 dólares por año para ganar 600 mil. No me preguntes dónde ni cuándo, pero tenía ese contrato y lo rescindí por sentimiento.

31 ¿Y fuera del fútbol? Falsificar una firma en el Liceo. Tenía 14 años, me habían suspendido por dos días y en mi casa sabía que iba a cobrar, porque el viejo era duro. En casa encajé que me sentía mal, pero después tenía que llevar el pelpa al Liceo, así que una noche agarré un carnet con la firma de mis padres, hice que me quedaba viendo televisión hasta tarde y la falsifiqué. Mostré el papel en el colegio y enseguida vino el director: “Usted sabe que esto es penado por la ley”. Se ve que era muy mala la falsificación, pero como tengo algo de actoral que viene de mi vieja, que hace teatro, arranqué a llorar. “Mis padres están con problemas grandes y no quise darles otro disgusto”, argumenté. El tipo compró y zafé. Mis viejos se enteraron varios años después, cuando ya era futbolista y conté la anécdota en una nota.

32 ¿Cuándo y por qué empezaste a usar el 13 en la camiseta? Soy hincha enfermo de Nacional y un día, mirando un partido, aparece un jugador desfachatado, del interior, con la 13, y me encantó. Era Fabián O’Neill. Ahí se me ocurrió usar ese número el día que llegara a Primera. Cuando debuté no podía, porque la numeración iba del 1 al 11, pero si me tocaba el banco, pedía la 13, hasta que llegó la Copa Libertadores. En Defensor habían sacado el 17 y el 13 por cábala, pero en la Copa los tenían que poner. Al tercer arquero le dieron la 17 y yo, que era el quinto delantero, me quedé con la 13. No imaginaban que terminaría siendo el titular y que metería 6 goles.

EL 18 transformado en 13 (pregunta 33).

33 ¿En algún club te la negaron? Cuando fui a Real Sociedad tuve un problema: en España el 13 lo usa obligatoriamente el arquero. Yo ya estaba obsesionado con el número. El técnico era Juanma Lillo, que me había tenido en Dorados y me había pedido especialmente. Le contó todo al utilero, Michelo. Y Michelo, un monstruo, me dijo: “Chaval, tengo la solución, vas a jugar con la 18, pero el 8 son dos 3, yo le meto una raya finita blanca en el medio y nadie se da cuenta. Para el de afuera es un 18, para nosotros va a ser un 13”. Le buscamos el lado psicológico, ja, ja, y así jugué (ver foto).

34 En Botafogo te encontraste con otro fana del 13. El Lobo Zagallo. Llegué a Botafogo y Zagallo me esperó con una recepción bárbara para brindarme la 13, que era su número personal de la suerte, porque él jugaba con la 11 o la 7. Y dijo: “Le cedo mi número para que nos dé muchas alegrías”. En Botafogo, eso era como la bendición papal, imposible que me fuera mal. Hablé muchas veces con Zagallo en eventos del club y siempre me contaba alguna historia. A mí me encantan ese tipo de personajes y trato de ser una esponja, escuchar mucho y hablar poco.

35 ¿Usás el 13 para otras cosas de tu vida? Para todo. Cuando estoy por comprar un auto, hablo con el de las patentes, y espero que llegue al 13. Mi patente actual no sólo termina en 13, sino que la suma total da 13. Me pasé un poco, ¿no? Ya entré en terreno de obsesiones. Mis números de teléfono tienen el 13.

36 ¿De qué equipo son hinchas tus hijos? Acá hay un tema de enfermedad sanguínea. Los cuatro son de Nacional en fútbol, de Trouville en basquetbol y de Agarrate Catalina en murga y Zíngaros en parodistas.

37 ¿Qué pasa si un día tu hija cae con un novio de Penarol? Soy enfermo de Nacional, pero no estoy en contra de Peñarol, ni miro a Peñarol para que le vaya mal. Quiero lo mejor para Nacional y me re caliento si pierde.

38 ¿Si Penarol juega la final de la Libertadores querés que gane? Ya me pasó en 2011, cuando Penarol jugó la final con Santos. En ese momento dije: “Le vendría muy bien al fútbol uruguayo que Penarol gane la Libertadores”. ¡Para qué!… La gente de Nacional se enojó y salieron a matarme, y yo lo había dicho de corazón, ¿sabés por qué? Porque viví muchos años en el exterior y vi el menosprecio que tienen por nuestro fútbol, entonces, primero que nada soy uruguayo y siempre me puso mal que dijeran que nuestro fútbol era un desastre. Hay gente que está enferma y disfruta más que el rival pierda a que su equipo gane. No se puede vivir así y esa ideología trato de transmitírsela a mis hijos: que cada uno disfrute lo que tiene que disfrutar.

39 ¿Cuántos tatuajes tenés? Más de veinte. El primero fue de Bob Marley y el último, la frase “Supimos cumplir”, con tres fechas abajo: la del partido con Ghana del Mundial, la del triunfo sobre Argentina por Copa América y la de la final de Copa América. Nuestro himno dice “Sabremos cumplir” y yo lo cambié y puse “Supimos”.

LA EMOCIÓN para festejar un gol de su querida Celeste. Es el segundo goleador histórico, detrás de Forlán. Suárez lo están por pasar.

40 ¿El goleador nace o se hace? El goleador nace y luego se perfecciona. A mí me pasó así. Mi viejo me ponía delante de un frontón a darle con la derecha, porque era de madera con la derecha. Pulí la técnica de cabeceo: ponía aros en el piso para hacer el doble paso y saltar, como en el básquet, y mi viejo me tiraba la pelota. Eso lo hice entre los 10 y los 11 años y me sirvió mucho: como profesional, cuando el defensa iba a subir, yo ya estaba arriba. Mi viejo me marcó. Era jodido con la disciplina: si salía de noche y volvía a la madrugada, al otro día él se iba y me trancaba la puerta para que no fuera a jugar. Tenía que elegir… aunque más de una vez salí por la ventana. En la Argentina, aprendí mucho del Pampa Biaggio, apenas vine a San Lorenzo. Nos quedábamos después de hora a hacer trabajos de definición y a partir de ahí, a cada club que voy, el entrenador me marca 20 minutos de trabajo específico. Trato de disfrutar y aprovechar al máximo. Con el tiempo vas mermando la parte física, pero la técnica y la definición las sacás dentro de la cancha.

41 “Si el goleador no la mete pero su equipo gana, se va contento”. Verso, ¿no? Para mí, no. Le doy mucha bola a las estadísticas personales, pero yo me preparo para ganar y si tengo un compañero mejor ubicado, se la paso sin dudar. Cuando llegué a River, le dije a Falcao: “Conmigo te vas a aburrir de meter goles, porque voy a hacer el trabajo sucio y te voy a bajar todas las pelotas”. Y así fue.

42 ¿Qué significa la murga para vos? Yo soy más del candombe por un tema de descendencia. Es parte de nuestra vida, de nuestra sangre, como el fútbol. Es una pasión que vivimos en febrero en cada carnaval.

43 ¿Por qué llevás abajo esa camiseta collage? Empecé con la camiseta que usó mi viejo al retirarse en la selección de Lavalleja. Me la regaló y como una manera de honrar mis orígenes, la empecé a usar y le fui incorporando escudos y fotos. Me da una fuerza interior. En Brasil hacía 40 grados, bajaba 4 kilos pero me la ponía igual.

44 ¿Cuántas camisetas pediste en tu carrera? Debo estar llegando a las 800, están en Minas, ya tengo todos los fierros de los armarios doblados, hay que diagramar algo nuevo porque la realidad superó lo que tenía en mente. Están las de Diego, Enzo, Romario, Bebeto, Ronaldinho, Messi…

45 ¿Fue muy duro hacer los 100 kilómetros en bici de Montevideo a Minas? Mortal, 6 horas pedaleando de un tirón. Fue por una promesa que hice si Nacional salía campeón invicto. Lo cumplí con Milton Winants, un ciclista que fue medallista olímpico en el 2000. El iba tranquilo, leyendo el diario y a mí se me piantaban los lagrimones. Le decía: “Esforzate un poco, mentime”. Fuimos varios los que prometimos del plantel, pero yo sólo el que cumplió, porque la noche anterior salimos a festejar el título. Dormí unas horas y le metí huevos. Dije: “Es ahora o nunca” y arranqué a las 8 de la mañana y, ta, llegué a mi pueblo y me levantaron en cucharita. Le agradecí a la Virgen de Verdún y en casa me esperaba un masajista que me lavó las piernas porque no podía meter ni un dedo del dolor que sentía. Estuve dos días en remojo.

46 ¿Qué es lo que más te enorgullece de Nacional? Tener el privilegio de ser parte de esta historia es un orgullo, con los títulos que ganó, los cracks que pasaron por aquí. Después, como estadística importante, las 3 veces que Nacional ganó la Libertadores luego fue campeón del mundo, nunca perdió una final Intercontinental.

47 ¿Por qué jugaste tan poco este semestre? Se dieron ciertas circunstancias. Llegué en medio de una recuperación del menisco y luego el técnico fue despedido. Mi apuesta fue resignar dinero para volver a Nacional y jugar, pero me quedé con las manos vacías. Ta, el fútbol tiene estas cosas, hay que correrla de atrás y pelearla. Yo no voy a utilizar mi palmarés para jugar, pero si veo que no tengo posibilidades buscaré alternativas.

48 ¿Te queda hilo en el carretel? Me cuesta más la recuperación pero todavía no veo cercano el retiro. Si algo tengo es autocrítica y me mido en entrenamientos y partidos.

49 ¿Por qué tantas clubes en tu carrera (18)? Influyó mucho lo que me pasó en La Coruña, que no me quería y me cedía a préstamo pero una sola vez por club, con una opción muy alta de compra. La fácil, para mí, era quedarme cobrando fortunas por 6 años, pero mi esencia es jugar y por eso me iba, aunque resignara dinero. No me quejo, porque me fui a México, hice más de 100 goles, y fui cuatro veces máximo goleador.

50 ¿Por qué casi no jugaste en el Depor? Fui muy joven, en diciembre, mitad de una temporada, y lo ideal es ir a hacer una buena pretemporada y en ese mes y medio te vas adaptando. Acá me mandaron a la cancha a los tres días. Jugué 14 partidos, metí 4 goles, nos salvamos, pero cambiaron el entrenador, vino Irureta, vio mis números y no le cerraron. Me dijo que no me iba a tener en cuenta y empecé mi peregrinar hasta el 2004.

51 ¿Te molestó que te acusaran de pesetero cuando dejaste River? Siempre es más fácil echarle mierda al otro que asumir la realidad. Pesetero no, yo quería un bienestar deportivo y económico, que es diferente a estar en un club que es un caos y en el que no cobraba hacía 5 meses, un club en una inestabilidad total. La última gota que se exprimió fue con el título, después ya no había un sostén para mantener un grupo convencido. Y encima me llamó Lillo para que nos reencontráramos. Cuando fue mi técnico en Dorados le decía: “Me quedé con la espina de jugar más en España porque no estaba con la madurez necesaria”. Cuando agarró la Real Sociedad me llamó: “Te quiero cumplir el sueño y que lo hagas junto a mí”. Y me fui. Ojo que no estoy arrepentido de haber jugado en River, para mí fue una satisfacción ser campeón. Ese título lo conseguimos por el chip que nos metió el Cholo: logró aislarnos de los problemas económicos e institucionales para enfocarnos en el campeonato.

52 ¿El 2-2 con San Lorenzo por la Libertadores 08, con dos jugadores más, marcó el comienzo del fin que desembocó en el descenso? Fue un golpe durísimo, pero sin ese golpe no hubiéramos ganado el torneo local porque no nos iba a dar el cuero para la doble competición. La impotencia que generó todo lo que se habló y el maíz que nos tiraron nos dio la rebeldía para apuntar al título y que hoy siga siendo el último en casi 10 años.

53 ¿De algún club te tuviste que ir a tu pesar? De Botafogo me fui triste y hoy me pesa. Oliveira, el técnico, me dijo que iba a utilizar otra característica de centrodelantero, y siendo yo capitán, campeón y segundo goleador del torneo, lo tomé como algo personal. No encontré una explicación clara y para no estar con mala cara, opté por irme.

54 ¿Fuiste sin dormir alguna vez a una práctica? De joven llegaba a veces con muy pocas horas de sueño. Era la época de Sky Ranch, íbamos con Guille Franco y Mirko Saric los miércoles, nos acostábamos a las 6 de la mañana y a las 8 había que despertarse, pero cuando sos joven el cuerpo te lo permite. Hoy, voy a una cena con mi mujer, me acuesto a las 2 y al otro día me duele todo.

55 ¿Quiénes son, para vos, los 3 máximos ídolos de la historia de Nacional? Hugo De León, Rodolfo Rodríguez y Waldemar Victorino… Uh, a Jorge Seré no lo quiero dejar afuera. Me baso en lo que pude ver.

56 ¿En qué lugar te ponés vos? Noooo, no, estamos hablando de campeones de América y del mundo, yo lo máximo que logré son campeonatos uruguayos y goles en clásicos. No entro ahí.

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