Verdadero antecesor de la Copa Libertadores, lo disputaban los grandes equipos del mejor fútbol del mundo.
El fútbol, como la vida, tiene sus ciclos; luego de un dominio abrumador de casi veinte años, a Nacional le tocarían unos pocos años de crisis entre 1935 y 1937. Estos años sirvieron para ir formando nuevos valores que aparecerán en todo su esplendor en las siguientes temporadas.
Es en 1938 donde se comienza a gestar la base del equipo que dominaría el fútbol Uruguayo a partir de 1939 batiendo todo tipo de récord. En esta oportunidad me voy a referir a ese año de 1938 y más específicamente al Campeonato Nocturno Rioplatense disputado durante su transcurso. Este campeonato, si bien de carácter amistoso, por el nivel de los equipos participantes fue considerado como uno de los mas importantes de la época.
Antecedentes
A nivel clubista, desde principios de siglo se disputaban distintos torneos oficiales entre ambas asociaciones, algunos de ellos aún se jugaban en la década del 30 como la Copa Río de la Plata «Ricardo Aldao». Es en 1935 que se define realizar un torneo nocturno entre los grandes de Uruguay, Buenos Aires y Rosario. Este campeonato se llevó a cabo en 1936; jugar de noche era toda una novedad en esos años y el atractivo de ver a los mejores equipos del Río de la Plata significaba un aliciente para el público. Ese año el campeonato lo gana Independiente del paraguayo Arsenio Erico, goleador histórico del futbol argentino
A finales de 1937, los dirigentes de los clubes grandes del Río de la Plata deciden afrontar la organización de un segundo Campeonato Nocturno Rioplatense. Este campeonato contará con la participación de los cinco grandes de Buenos Aires (Boca Juniors, Independiente, Racing, River Plate y San Lorenzo), los de Rosario (Newell’s Old Boys y Rosario Central), de La Plata jugará Estudiantes y Nacional y Peñarol. Los tricolores a fines del Campeonato Uruguayo de 1937 contratan como técnico al escocés William Reaside.
El Campeonato Nocturno Rioplatense
Previo al inicio del campeonato, teniendo en cuenta la buena relación entre Nacional y Boca Juniors, Atilio Narancio viaja a Buenos Aires en busca de alguna incorporación para el club. Es allí donde el presidente xeneize Camilo Cichero le ofrece una lista de jugadores para que elija. De estos jugadores -cuenta la leyenda- eligió a un muchacho de Junín que le decían «Bigote» porque «si se llama Atilio como yo, debe ser bueno». Es así como llega Atilio García en 1938 a Montevideo. Sobre la llegada de Atilio y alguna que otra cosa que logró en Nacional me voy a referir en próximas entregas (si, si es el goleador clásico por excelencia, si también hizo 4 goles en uno solo de esos partidos, todo eso lo vamos a comentar en las próximas semanas, no sea ansioso). El 15 de enero se da el último amistoso previo al inicio del campeonato, es contra Chacarita Juniors en el Centenario y será el debut del recién llegado Atilio. Nacional ganó 3 a 2 y dos de los goles los convirtió el recién arribado.
El debut por el Campeonato Nocturno se daría ante el poderoso Independiente de Avellaneda en el Monumental. Nacional llegaba al mismo como “la cenicienta» según la prensa deportiva que confiaba en una gran actuación del otro grande del fútbol Uruguayo. Esta percepción comenzaría a
cambiar a los cinco minutos del primer tiempo de dicho partido cuando Roberto Porta convirtiera el primer y único tanto del partido. Los primeros dos puntos en el bolso y a esperar la segunda fecha.
La segunda etapa será contra el otro grande de Avellaneda, Racing Club, en el estadio Centenario donde veinticinco mil espectadores vieron el segundo triunfo de Nacional que en esta ocasión sería por 2 a 1. Se comenzó perdiendo pero con goles de Arturo De León y Francisco Arispe, faltando veinte minutos para terminar el partido, lo colocarían en la punta del campeonato para sorpresa de la prensa especializada.
Llegaría la tercera fecha y la visita a Newell’s en Rosario. No, no ocurrieron los problemas de 1988; en esa época Nacional y «Leprosos» eran clubes amigos si se puede llamar. Esa noche se daría el debut internacional en las redes de Atilio García. Como sucedió ante Independiente, en los primeros minutos del partido se definió el mismo, más exactamente a los 3 minutos luego de tiro de Enrique «Tiki» Hernández que le queda a Atilio y a mover del medio de la cancha. Nacional se basaba en su férrea defensa y en un exuberante Ricardo Faccio para sacar adelante los complicados partidos de visitante.
El 12 de febrero es el turno de recibir a San Lorenzo de Almagro, una noche de lluvia en que treinta mil bolsilludos vieron el cuarto triunfo consecutivo de Nacional. En esta ocasión el triunfo fue por 3 tantos contra 2. Un partido que se comenzó perdiendo a los 3 minutos de iniciado pero con un Atilio inspirado se dio vuelta para poner 3 a 1 a los 35 minutos de ese mismo primer tiempo. El resultado final seria de 3 a 2 con una muy buena actuación de la defensa comandada por el arquero Eduardo García.
Entrábamos en etapas definitorias y Nacional debe viajar a La Plata a enfrentarse con el siempre difícil Estudiantes. Ya desde esa época, un partido entre estos dos equipos era algo serio, disputado a muerte y por qué no, desde el lado platense con alguna que otra maña (quien no conoce las historias de Bilardo en el Estudiantes de la década del 60 y principios del 70). Los diarios argentinos «calentaron» el ambiente dando a entender que no era admisible que Nacional estuviera dominando el torneo por sobre los vecinos del Plata. Nadie de Estudiantes fue a recibir a la delegación tricolor como se estilaba por lo que Nacional tuvo que llegar por sus propios medios a La Plata. Hoy en día diríamos que había «clima de Copa». El partido se jugo el 19 de febrero y pasó a la historia como el «día de las camisetas hecha sangre». Desde el inicio del partido el juego brusco caracterizó la actuación de los jugadores pincharratas, siendo su víctima favorita Atilio García quien a los pocos minutos sangraba de una herida en la cabeza que le tiñó la camiseta blanca. Esto no fue impedimento para que a los 14 minutos del primer tiempo abriera el score de cabeza. A los 32 se da el empate con el que se llega al entretiempo. En el descanso, un delegado de Nacional le pide al capitán Faccio que aflojaran porque el clima estaba pesado y se habían visto armas en la tribuna. En ese momento Ricardo «Corazón de León» Faccio le dice que «este partido lo vamos a ganar por la Patria, por el club, por nuestras familias y por nosotros». ¿Quiere saber cómo terminó el partido? Tenía razón Don Ricardo, se ganó 2 a 1 con el segundo gol convertido nuevamente por Atilio.
Para la sexta fecha se volvía al Centenario y la expectativa era cada vez mayor, el rival era Rosario Central que en la segunda fecha había goleado 5 a 1 a Peñarol. Esa noche la delantera tricolor brillo de manera estupenda derrotando a los «canallas» por 5 tantos a 0 con una descollante actuación de Atilio García que convirtió 4 goles mientras que el restante fue obra de Roberto Porta.
Llegaba la séptima fecha y en ella el clásico Uruguayo. Este partido tenía el condimento que, de obtener Nacional la victoria, le significaba la obtención del Segundo Campeonato Nocturno Rioplatense. El partido se jugo el 12 de marzo y ante un Centenario colmado Nacional salió a la cancha en busca del titulo con Eduardo García, Alejandro Morales, Juan Ramón Cabrera, Mario Rodríguez, Ricardo Faccio, Lirio Fernández, Roberto Porta, Atilio García, Enrique Hernández y Arturo De León. El partido fue friccionado en el primer tiempo, con un Peñarol que buscaba sacarle ritmo y lo logra. En esa primera mitad se van expulsados Roberto Porta y el jugador aurinegro Raúl Rodríguez. En la segunda mitad, a los 16 minutos, Peñarol abre el marcador, da la impresión de que la posibilidad de dar la vuelta ante el tradicional rival se escapa pero a los 25 minutos le cae la pelota a Atilio y con un tiro colocado marca el empate. Nacional se va en busca del gol que le diera el triunfo y el título. Este ansiado gol llegaría faltando tan solo 8 minutos, otra vez por intermedio de «Bigote» García. Nacional ganó de atrás, a lo guapo. Quedarían los partidos contra River y Boca, los que se perderían colocando Nacional varios suplentes para afrontar estos encuentros.
Este campeonato no seria uno mas, no solo por la forma que se ganó sino por los rivales que se enfrentó: lo mejor de lo mejor del Río de la Plata. Se debería esperar hasta avanzadas las ediciones de la Copa Libertadores para ver un nivel de equipos tan poderosos y parejos en un solo torneo. Nacional no solo logra un nuevo titulo sino que «descubre» a su figura más brillante, quien se convertiría en el mayor goleador del fútbol Uruguayo, Atilio García.
Pablo Fascioli
Bibliografía consultada
«Nacional en fieras batallas» Profesor Jorge Masena
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