Las nuestras han sido invariablemente las más lindas, fieles y fuertes del fútbol uruguayo. No en vano, cuando alguien piensa en la mujer-hincha, surge la imagen de la inolvidable Rosa Luna

Raquel Reyes, “Cochi” es todo un personaje, involucrada desde siempre en la vida de la institución, hija y hermana de dirigentes tricolores, nieta del histórico presidente José María Delgado.

María Teresa Costa fue una de las fundadoras del Movimiento de Grupo de Barras y Banderas, origen de muchas movidas que llegan a nuestros días y es, desde el 2007, presidenta de la Comisión de Fútbol Femenino

Adriana Araújo llegó al club en el 2012 como administradora del Complejo Los Céspedes. El buen trabajo cumplido le ha valido la designación de Gerenta de Operaciones desde noviembre del año pasado.

Cecilia Ocretich es “de la casa”, integrante del staff de decano.com desde el 2013,  inicialmente como colaboradora en el área de redes sociales, hoy coordina y administra la misma junto con Diego Ávalo y Martín Madruga, además de formar parte del equipo de redacción de nuestro sitio.

A través de ellas quisimos brindar un reconocimiento a todas las mujeres tricolores en el Día de la Mujer. A las que trabajan dentro, por y para el club. A quienes defienden nuestra gloriosa camiseta en cualquier disciplina. A aquellas que se desempeñan en los diversos medios partidarios y a todas las que, fin de semana tras fin de semana, se arriman a cualquier cancha a alentar nuestros colores. También a todas las que participan activa o esporádicamente del talud de decano.com o se limitan a leerlo.

El Mesón, reducto de los “decaners”, nos recibió nuevamente para desarrollar esta entrevista, y en esta ocasión queremos destacar no a Eduardo, sino a su hermana, Florencia Forteza, porque es su día también.

¿Desde cuándo formas parte de la estructura del club?

Raquel: Siempre fui simplemente hincha. Cuando Dante Iocco ganó las elecciones, Raquel Lecueder y yo figurábamos como suplentes en la lista, pero mi vinculación con el club ha sido siempre desde el lado del hincha. Mi familia -tanto por el lado de los Reyes como los Delgado- ha estado siempre vinculada a la directiva del club, mis abuelos -José Mª Delgado y José Mª Reyes Lerena, mi padre, Joaquín Reyes Rius y mi hermano, Joaquín Reyes Delgado-, han ocupado un lugar en la directiva, pero a mí me gusta el papel de hincha, es en el que me siento cómoda.

Teresa: Hace unos años, luego de experimentar un revés en mi salud, consideré que era el momento de hacer algo por Nacional. Inicialmente me vinculé al Movimiento Barras y Banderas. Hace ocho años recibí la invitación de parte del Sr. Atilio Narancio para formar e integrar la Comisión de Fútbol Femenino, anteriormente, me había propuesto lo mismo Manuel Ucha, pero en ese momento me negué ya que entendía que requería de un esfuerzo y una dedicación que en ese momento no podía brindar. Finalmente, como Nacional ocupa en mi vida un lugar tan importante como el de mi familia, me decidí a aceptar la propuesta, con el pedido expreso de que no me dejaran sola. 

Adriana: Soy funcionaria del club desde enero de 2012. Comencé administrando el Complejo Los Céspedes y a raíz de lo positivo de la gestión -que de alguna manera cambió la visión dentro del ambiente futbolístico de lo que se puede lograr con pasión, con amor por lo que hacés, un poco de buena administración y sentido común-, se ha querido extrapolar esta experiencia a las diferentes áreas del club y me ofrecieron la Gerencia de Operaciones, que abarca Los Céspedes, la Sede Social, la Residencia Eugenio Galvalissi y el Gran Parque Central.

A esta altura vivís sola…

Venía con divorcio incluído (risas). Siempre digo que que cuando tenés la posibilidad de trabajar en lo que te gusta y en el lugar que querés, lo demás se soluciona.

¿Desde dónde ves a Nacional?

Cecilia: Desde la vinculación con mi familia. Para mí Nacional es mi padre, mi abuelo. Eso en lo emocional, en lo locativo -que es seguramente a lo que te referías- lo veo desde la tribuna Delgado.

Raquel: Desde tres lugares: la Delgado, la Olímpica y la Colombes. En los clásicos voy a la Colombes, a esta altura trato de ir sin mis hijos, porque me hace mal verlos cuando se hacen mala sangre. Prefiero verlos a la salida y festejar en casa cuando ganamos. El problema actual es que, por ejemplo, contra Sud América, vi pasarla mal a un nieto y eso ya es demasiado. Creo que en el futuro voy a verlo desde el árbol de Jaime Cibils. Si me pudiera hacer una butaca la haría ahí, para evitarme las discrepancias que a veces tenemos entre los hinchas y el sufrimiento de los que quiero cuando las cosas no andan bien.

Teresa: En el Parque -cuando no hay fútbol femenino- desde la tribuna Delgado y en el Centenario, si bien he ido un par de veces a la América, mi lugar es la Colombes. Ahí tenemos un grupo de ocho o diez mujeres que, sobre todo en los clásicos, estamos siempre. El último clásico mi hijo, con su señora y las dos niñas, fueron a la Olímpica, yo ya tenía decidido mi lugar en la Colombes, donde siento que puedo expresarme como hincha, porque a pesar de que intento contenerme, por mi responsabilidad como integrante de la Comisión de Fútbol femenino me salta el hincha enseguida, no lo puedo evitar.

Adriana: Mi situación es un poco especial ya que, por el hecho de trabajar en el club, lo veo muchas veces junto al cuerpo técnico en las prácticas en Los Céspedes. En el Parque tengo que asegurarme de que tengan hielo para la sesión de fisioterapia, el agua para hidratarse, que la sanidad tenga la medicación necesaria, las vendas, en fin, que esté todo dispuesto para recibirlos. Luego de todo esto, la más de las veces no tengo más remedio que verlo por televisión en la oficina, o a lo sumo, hacerme un tiempo para colarme algunos minutos en un palco.

Todas mencionaron a la tribuna Colombes. Durante años Nacional ocupó la cabecera de la Ámsterdam al ser locatario, ¿sienten que lo de da la Ámsterdam fue una pérdida?

Raquel: Para mí no

Teresa: En un principio consideraba que sí, ahora ya no. Es una cuestión de adaptación.

Cecilia: En realidad está lo que siempre se dice del banco de suplentes y la cercanía con el línea, pero fuera de esto, entiendo que hay que adaptarse al cambio.

¿Cómo ves hoy a Nacional deportiva e institucionalmente?

Raquel: Deportivamente estamos complicados, que es casi un adjetivo neutral. No estamos mal, contamos con una ventaja amplia en la Anual, pero el golpe de la eliminación de la Libertadores fue muy fuerte, difícil de asimilar. En lo institucional, creo que el club funciona y cada cual en su puesto da lo mejor de sí para Nacional. Considero que tenemos un presupuesto demasiado elevado, creo que habría que acomodar un poco los números y trabajar todos juntos, dentro de la discrepancia, con respeto y buscando tomar ciertas decisiones en conjunto, teniendo presente que la prensa nunca ha sido aliada nuestra, y basta que la institución muestre una grieta para ser tapa de todos los diarios.

Teresa: Pienso que es fundamental destacar siempre lo positivo de las personas. Estoy convencida de que quien está en Nacional está para aportar, para ayudar a hacer crecer a la institución. En lo personal me duele mucho cuando desde afuera se hacen comentarios hirientes hacia personas que trabajan con el alma. La explosión de las redes sociales ha permitido lanzar ataques contra personas que están basados en mentiras y eso indigna un poco. En lo deportivo lo veo un tanto complicado pero pienso que vamos a salir a flote.

Adriana: A pesar de que hace apenas tres años que estoy dentro del club, ya he visto desfilar varios cuerpos técnicos. En este momento difícil es necesario que el equipo se mantenga unido, que se le dé al técnico la posibilidad de trabajar. Esto es un traspié, los resultados que logró Gutiérrez en el semestre anterior fueron  brillantes, sin antecedentes, por lo que soy partidaria de esperar y darle al técnico la posibilidad de acompasarse a los cambios, que también los hubo dentro dentro del cuerpo técnico, no olvidemos que se alejó el profesor Marcelo Giarrusso y asumió el profesor Luis Betolaza, esto implica, tanto para el entrenador como para los jugadores un nuevo comienzo, nuevas ideas, otros manejos. Yo tengo una fe absoluta, hay buenos jugadores y cuerpo técnico.

En lo institucional, me gustaría destacar la función de las comisiones. Uno observa comisiones integradas por quince, veinte, veinticinco personas y se pregunta ¿cómo hacés para lograr encaminar lo que esas personas han ideado y plasmarlo en la realidad? Y se logra, el mejor ejemplo actualmente es la cancha de césped sintético, ésa es la constatación de cómo es posible trabajar en equipo más allá de la directiva, de los funcionarios y de las distintas comisiones. Yo he tenido la suerte de que, a pesar de ser funcionaria, hay distintas comisiones, como la de Los Céspedes o la de Formativas, que me han integrado, y hemos logrado formar un equipo realmente maravilloso.

Cecilia: Institucionalmente merecen destacarse muchas de las cosas que ha estado narrando Adriana, a eso le sumaría el crecimiento del Parque, creo que dentro de la realidad económica uruguaya son logros impensados para cualquier otro equipo. Como negativo, lo que se viene arrastrando desde hace varias directivas atrás, esos cambios que todos parecemos saber que son necesario aplicar -como el que los refuerzos no lleguen sobre el comienzo de la competencia- e invariablemente, año tras año, volvemos a caer en lo mismo. Deportivamente, si bien sé que es complicado, soy optimista. Creo que los dos o tres partidos que vienen van a ser la clave para definir la Tabla Anual. Debo agregar que tuve una cierta decepción con el «proyecto Guti», tenía esperanzas de avanzar en la Copa y lamentablemente no se dio.

Raquel, has estado desde siempre vinculada a lo que son los planos dirigenciales de Nacional ¿Podés marcar una diferencia entre los viejos y los actuales directivos?

 

Raquel: Paso…

¿Cómo ves el tema de la violencia en el fútbol?

Raquel: No puedo admitir que con la inversión que hacemos en seguridad, se permita el canto maldito que hace referencia a Rodrigo, no puedo entender cómo una institución que supo tener la marca de Cultura Nacional, que ha hecho el esfuerzo necesario para tener el Parque que tenemos, no pueda disponer de cuatro de los cien funcionarios  de seguridad dedicados a impedir esto. Si permitimos la violencia verbal, de ahí a la física hay un trecho muy corto, un comentario desafortunado, una discrepancia y ya se agarran a las piñas. Empecemos por impedir esos cantos, proclamemos que «acá eso no se canta, este es el glorioso Parque Central y esta institución es el Club Nacional de Football, no nos vanagloriamos de muertes».

Teresa: Es un tema complejo. Yo lo vivo semanalmente en los partidos de fútbol femenino, donde recibimos insultos de los padres de las jugadoras incluso. Por este motivo no llevo a mis hijas al femenino, me acompañan al Parque sí, pero no a estos partidos. Más allá de los cánticos violentos, lastima que tus propios compañeros del club te agredan porque no se dio un resultado.

Adriana: Comparto totalmente lo que dice Tere. Me parece algo totalmente deleznable la agresión hacia la gente del club, es incomprensible que sigan pasando estas cosas. También creo que con los avances de la tecnología, las redes sociales han fomentado esa arenga previa agresiva entre barras. Tampoco es menor la responsabilidad del Ministerio del Interior, que proclama la creación de una conciencia colectiva y habla de la seguridad en las canchas y la intención de cambiar la situación actual y no se ven los resultados. Si se ha podido cambiar en muchos países, con experiencias peores que las nuestras, si contamos con cámaras en las afueras de los estadios, ¿por qué no se ha podido avanzar? Creo que si se quiere, se puede. Habría que ver hasta qué punto se quiere revertir el tema de la violencia. Los elementos están.

Cecilia: Creo que no podemos hablar de violencia en el fútbol, sino que es un tema social. Existe una pérdida de valores general en la sociedad, y el fútbol tiene dos particularidades. Una de ellas es que se actúa en grupo y en general la masa suele ser más idiota que el individuo, y por lo tanto más peligrosa. El otro componente es que se utiliza como descarga de frustraciones e ira, pero la violencia no es un patrimonio del fútbol, está en la calle. Soluciones en un cien por ciento no sé si habrá, pero sin duda se puede hacer más de lo que se hace. No tengo dudas de que se puede tener -si no se tiene ya- identificados a los que provocan los desmanes, a los que introducen objetos o sustancias, pero en general revisan más a fondo al resto, al hincha común.

Raquel: A propósito de esto, dejame agregar algo. Yo fui una de las 600 personas que fue al Franzini el pasado 15 de febrero. Gracias a dios nunca viví una guerra, pero ese día tuve la sensación de estar en un país en guerra. Había más policías y guardias de la Republicana que hinchas. A mí me cachearon «mal», con agresividad. Hasta en el pelo me hurgaron y soy tremenda vieja. No me pude contener y le manifesté a los agentes policiales que me llamaba la atención tanto despliegue «Circule, circule» fue la respuesta. Vi cómo se ensañaban con un muchacho, al que le pegaron de una manera que nunca había visto antes. En cambio, por el otro lado -y esto me consta porque un alumno mío, al no conseguir entrada compró una para el sector de Defensor-, no fueron cacheados. La hinchada de Defensor podría haber entrado armada como para un ataque terrorista sin recibir revisación ninguna, entraban como si fuera un cine. A eso agregale el episodio lamentable de los gases lacrimógenos, donde acometen contra veinte gurises. La acción de la Policía, muchas veces lo que hace es provocar la violencia. Toda la vida nos han roto los vidrios de la sede y nunca hubo gases. Uno no quiere tener persecutas, pero el tratamiento que recibimos los 600 hinchas de Nacional en el Franzini, fue una experiencia que no la viví ni en los clásicos. La violencia genera violencia, y el sentir que te perjudican y te tratan distinto, en una sociedad que está muy complicada y bastante enferma redunda en un clima muy complicado.

¿Creés que la inserción de más mujeres dentro de la estructura del fútbol, podría frenar de alguna manera el tema de la violencia?

Raquel: Creo que sí

Teresa: Estoy convencida de eso, en lo personal he tenido que hacer varias cosas que las logré porque soy mujer, si hubiera sido hombre no habría tenido el mismo resultado. No tengo dudas de que con mayor presencia femenina podríamos cambiar el nivel de agresividad existente.

¿Te imaginás a una mujer hoy integrando la directiva?

Raquel: ¿Por qué no?

Teresa: Creo que sería hasta necesario.

¿Adriana, creés que si planteás la necesidad de contar con otra persona para que te auxilie, que sea mujer, no te van a poner peros?

Adriana: Para nada. Ha habido un cambio de cabeza en los últimos años, no habría ningún inconveniente. Si necesito a alguien, creo el perfil de la persona y puede ser mujer u hombre. No me pondrían ningún obstáculo.

Raquel: En la directiva debería haber una o dos mujeres.

¿Por qué no hay? ¿Porque ninguna se acerca o porque no se le ofrece un lugar?

Raquel: No sé, no te lo podría contestar.

Teresa: Yo creo que porque no se le ofrece. Fueron varones los que me ofrecieron a mí trabajar en el Femenino y, más allá de alguna discrepancia puntual con algunas personas, la gran mayoría me apoyó siempre.

¿Estamos preparados para que nos arbitren mujeres?

Adriana: Sí. Es que yo no veo la diferencia. En formativas los chiquilines lo aceptan con naturalidad, las agresiones provienen desde afuera de la cancha. Volvemos al tema de la violencia que, sobre todo en la parte de formativas, viene de la familia. Yo he visto a padres insultar a sus propios hijos y agredir físicamente a coordinadores. Lamentablemente aún hay padres que ven en sus hijos la salvación económica de la familia. Padres a los que no les interesa que su hijo estudie porque patea bien una pelota, sin darse cuenta que por bien que le pegue a la pelota, si no tiene «algo» en la cabeza para acompañar sus condiciones futbolísticas, es muy probable que termine engrosando la lista de jóvenes que se han arruinado la vida. En definitiva, creo que estamos capacitados para abrirle las puertas a las mujeres árbitros tanto en el fútbol femenino como en el de formativas e incluso en primera división.

Un viejo amigo mío solía decir «nunca pierdas la elegancia», ¿alguna vez te tocó perder la elegancia en la tribuna?

Raquel: Yo no soy de insultar a los jugadores, perdí la elegancia dos veces con Juan Ramón Carrasco, pero cara a cara. En otra ocasión -yo creí que a Hugo De León le daba un infarto-, me subí al ómnibus a recriminarle a un jugador -que había perdido una pelota imposible de perder, que nos costó el partido- aunque finalmente salimos campeones uruguayos ese año. Donde sí perdí la elegancia fue en el partido pasado en el Franzini, por todo lo que conté anteriormente, en esa oportunidad no me detuvieron de asco. Cuando veo la injusticia y el maltrato, me saco, pero lo haga siempre cara a cara con la persona a la cual tengo que encarar. Los clásicos son tema aparte

Teresa: Concuerdo, yo pierdo la elegancia en los clásicos, en otros partidos no, pero en esos me descontrolo, por eso no voy con la familia. Una vez fui con mi hijo y se asombró, me dijo «mami, nunca te había escuchado decir esas cosas».

Adriana: Yo la elegancia la pierdo seguido, pero para adentro. Lo mío es introspectivo por necesidad, si no fuera funcionario la perdería permanentemente, por ese motivo trato de ser equilibrada y medida.

Cecilia: A mí me tocó perder la elegancia frente a la tele. Jugábamos contra Internacional de Porto Alegre en el Beira Río y nos robaron dos goles lícitos que nos habrían permitido avanzar a cuartos de la Copa 2006. El juez era el pelado Carlos Torres, un paraguayo delincuente al que esa noche le dije de todo menos que era lindo. Creo que hasta le desee una muerte lenta y dolorosa. Horrible lo mío, pero mucho peor lo de él.

Ernesto Flores
decano.com

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