A medida que avanzaba la Copa del 88, los relatos de Carlos Muñoz fueron entrando por el oído y anidando en el corazón del hincha como nunca antes había sucedido.
Las dos gestas anteriores habían sido inmortalizadas ya por grandes del relato deportivo como Carlos Solé y Víctor Hugo Morales. Pero lo de Carlitos Muñoz traspasó los límites de lo profesional. Fue verdaderamente emotivo. Algunos de sus pasajes son leyenda.
Para el hincha tricolor, e incluso para los jugadores, Carlos Muñoz pasó a formar parte de la gesta. Fue un integrante más que colaboró desde adentro para hacer del 88 uno de los años más épicos de la institución con más gloria en el fútbol uruguayo. Su voz quedó indisolublemente ligada al triunfo y al delirio.
Aprovechamos su presencia en el lanzamiento del libro “Nacional 88” de Valentín Trujillo y Elena Risso para pedirle una reflexión sobre este extraño fenómeno.
“Le agradezco infinitamente al hincha de Nacional. Con ese plantel hubo una relación muy particular. Fuimos creciendo juntos, viviendo todas las malas. Después de cada victoria era como si fuéramos uno más de la delegación” confesó el relator y agregó “mi viejo estaba muy enfermo y le dediqué el triunfo a él, un socio de Nacional de 50 años. La medalla de socio de mi padre la tengo yo. Todas esas cosas también quedaron como algo muy particular en la gente”.
“Yo me emocioné mucho porque me ponía en la piel de mi padre, como hincha de Nacional, lo que estaba viviendo. Todo eso generó, con aquel hincha de Nacional, un pensamiento de que «Carlitos Muñoz es bolso». Carlitios Muñoz era un periodista fascinado con aquel triunfo de un Nacional que tenía un equipo maravilloso” deslizó Muñoz.
En ese momento aparece Mario López y Muñoz continúa: «Me alegra profundamente que tipos como este vengan a saludarme con un abrazo. Así era ese plantel conmigo, al igual que yo con ellos”.
El pequeño puntero terció en la entrevista y agregó que “desde aquel momento hasta ahora, la relación con Carlos ha sido excelente. Era uno más del equipo. Cuando tenía que criticar lo hacía y nosotros lo aceptábamos. Lo mismo al momento de los elogios”.
Los dos se fueron, abrazados y recordando aquella gesta. Disfrutando y reviviendo cada paso dado hasta el objetivo. Que fue de todos.
Carlos Muñoz fue una suerte de George Martin, aquel mítico productor considerado “el quinto Beatle”. El relator bien pudo haber sido “el decimoquinto jugador”. Ese que no entra nunca, pero está siempre al firme para darle forma al equipo.
Si no lo viviste, compartimos contigo el final del relato de la final de la Libertadores. Si ya lo escuchaste, seguramente no te niegues a volver a hacerlo.
Ernesto Flores
decano.com
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