En Uruguay existe una costumbre extendida. La de anticipar los resultados de cada partido.

En todos los lugares donde se practica fútbol profesionalmente existe una prensa especializada. Uruguay no es la excepción. Lo que sí, muchas veces se maneja de una manera que dista mucho de la de sus iguales.
 

Extraño fenómeno el de alguna prensa que suele vaticinar resultados a partir de sensaciones. Disfrazan el «me parece que» con afirmaciones casi implacables del tipo de «ha mostrado», «viene de», «por lo expuesto» y el infaltable «sus antecedentes». Toda una serie de frases premonitorias destinadas a servir de apoyo al «como les dijimos» que pasa a ser un «inesperadamente» cuando su lógica no condice con el resultado.
 

El resultado en el fútbol tiene un componente de azar, pero como todo juego, se basa en un buen entrenamiento y en la aplicación de una estrategia destinada a obtener el mejor desenlace.
 

Es aquí donde fallamos reiteradamente. No se analizan los partidos a partir de la oposición táctica ni del trabajo previo. Se apuesta a las individualidades «se reforzó muy bien» o se tira un manto de dudoso sostén «el fútbol son momentos». 
 

Sí, son momentos, pero el Campeonato Uruguayo está conformado por 15 «momentos» y, en general, los rendimientos -en todas las áreas- responden al resultado de un trabajo, que a su vez se basa en una planificación. Una planificación en varias áreas: física, táctica y directriz entre otras.
 

En resumen, los resultados no se dan «a la bartola» ni surgen de apreciaciones más o menos elaboradas a partir de deseos personales. Si alguien hubiese observado y analizado lo hecho por Nacional en la pretemporada, teniendo en cuenta que la utilidad de la misma se circunscribe a evaluar rendimientos, hacer pruebas y observar respuestas más allá de logros deportivos, se hubiera dado cuenta de que el proceso iba a resultar beneficioso. Jugadores y cuerpo técnico se cansaron de destacar lo bueno de la preparación previa. Nadie los escuchó, o nadie les creyó. Todos encandilados por la cantidad de goles convertidos y no recibidos en otras tiendas, auguraban un futuro venturoso en otro lado y anticipaban la caída del cuerpo técnico encabezado por Rodolfo Arruabarrena. 
 

Hasta se hacían apuestas entre los periodistas, en las que el «Vasco» no pasaba de la segunda fecha según la opinión mayoritaria.
 

Nadie, o casi nadie, se preocupó de ver como se preparaban para el torneo los otros 14 equipos, en un acto casi de menosprecio por el trabajo de otros tantos profesionales. 
 

Fue así que, munidos de los «antecedentes históricos» -otra concepción periodística elevada a verdad absoluta- se proclamó que Nacional tenía un comienzo de torneo «fácil». El dictamen era sencillo. Racing y Rentistas, de alguna manera «no existían».
 

La realidad indica que los únicos partidos que perdieron ambos equipos fueron, precisamente, ante Nacional. Y yendo un poco más allá, nos encontramos con que el único gol que recibió el equipo de Sayago en lo que va del campeonato fue el que le convirtiera el tricolor.Además es el segundo equipo más goleador del torneo y no pudo vulnerar el arco de Jorge Bava.
 

Esto no quiere decir que Nacional esté por encima de ninguno de los otros de manera anticipada. Simplemente es un recordatorio de que nunca hay que vender la piel del oso antes de cazarlo.

Ernesto Flores

decano.com

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