Los grandes momentos deportivos son sostenidos por hombres que, a su temple, le agregan una enorme dosis de compromiso. Eso los transforma en elegidos.

En las décadas de supremacía clásica tricolor -la mayoría- surgieron futbolistas que fueron tejiendo con sus nombres la grandeza del club. Ya sea por su entrega o por su capacidad goleadora, o bien por su habilidad con la pelota, hay hombres que se despegaron de la cancha y fueron a vivir para siempre en la tribuna, en el corazón del hincha. Son los ganadores clásicos, aquellos que cuentan muchas batallas y suman más ganadas que perdidas. A lo largo de la historia de este duelo entre Nacional y Peñarol por el Campeonato Uruguayo, los bolsilludos tenemos una docena de jugadores que conjugan una marca clásica impresionante, en función a la cantidad de estos partidos disputados, combinados con una marca favorable en la relación a ganados-empatado-perdidos.

Encabeza la lista Aníbal Paz, con la imponente cifra de veintiocho clásicos disputados entre 1939 y 1953, de los cuales ganó quince, empató cuatro y perdió nueve.

Idéntica cantidad tiene Óscar Javier Morales, con la diferencia de que OJ perdió menos que el inolvidable Aníbal -apenas seis- empató nueve y resultó vencedor en los trece restantes. OJ marcó dos goles en los enfrentamientos que mantuvo con Peñarol entre 1999 y 2010.

Atilio García es otro que figura en la galería de los más galardonados. En veintiséis encuentros ante Peñarol por la Copa Uruguaya, «Junín» resultó vencedor en catorce, empató cuatro y le tocó perder en ocho ocasiones. Veintiún goles consiguió Atilio en sus enfrentamientos ante los «manyas» por el Uruguayo entre 1938 y 1949.

Apenas un partido por debajo -veinticinco-, se ubica Aníbal Ciocca. «El Pista» convirtió seis goles clásicos por la Copa Uruguaya entre 1932 y 1944. De los veinticinco disputados se retiró vencedor en diez ocasiones, en ocho le tocó empatar y tuvo siete derrotas.

Schubert Gambetta es otro con números extraordinarios. Trece victorias en veintiún enfrentamientos ante los aurinegros en los quince años que van de 1940 a 1955. Los restantes ocho partidos se reparten igualmente entre empates y derrotas.

En el período que va entre 1937 y 1946, Roberto Porta ganó once de los diecinueve que disputó por la Copa Uruguaya. Tres fueron empates y tan solo cinco veces se retiró con una derrota. «El Tano» anotó tres goles contra el arco de los escindidos.

Con un encuentro menos -dieciocho- se ubica Luis Ernesto Castro. En los nueve años que van de 1940 al 49, «Mandrake» anotó seis goles en las diez victorias, cuatro empates y cuatro derrotas que le tocó estar en cancha.

Juan Ramón Cabrera «Cabrerita» y Alfredo Foglino tienen la misma cantidad de encuentros clásicos disputados por el Uruguayo, diecisiete. Entre 1914 y 1922, Foglino resultó vencedor en ocho ocasiones, tomó cinco empates y en cuatro oportunidades «mascó bronca». Juan R. Cabrera iguala las cifras de Foglino en partidos empatados, pero cuenta con una victoria menos -siete- y cinco derrotas.

1914 es también el año en que comienza la historia clásica para José Vanzzino, que habrá de arrastrarla hasta 1928. Siete ganados, cuatro empatados y cinco perdidos completan las cifras de Vanzzino.

Cerrando la lista de doce encontramos a Bibiano Zapirain y Eugenio Galvalissi con catorce cada uno. En el período comprendido entre 1938 y 1946, el «Pato» Galvalissi ganó diez de los catorce, empató uno y apenas perdió en tres ocasiones. «Zapi» se enfrentó a Peñarol, por la Copa Uruguaya, entre 1940 y 1949, sumó ocho victorias, empató en dos oportunidades y perdió las cuatro restantes. Cuatro fueron también los  goles que el habilidoso puntero le convirtiera al rival clásico.

Capítulo aparte para una gloria tricolor que, si bien no llegó a pasar la marca de los catorce, no perdió ningún partido ante Peñarol. Abdón Porte enfrentó al equipo del año 13 en ocho ocasiones por el torneo Uruguayo, entre 1914 y 1917. En ellas salió victorioso en cinco y obtuvo tres empates, marcando dos goles.

Es casi imposible pretender que cualquiera de los que salgan a la cancha este domingo alcance estas cifras. Uno de los precios de la calidad, que irónicamente paga quien vende, es el breve período de disfrute de los futbolistas. Los más jóvenes, más temprano que tarde se irán a probar suerte o derrochar talento al exterior, dejándonos con sabor a poco y una esperanza de retorno. A los más «veteranos», la edad les robará la posibilidad de acercarse a los números de los ídolos de antaño. Nos queda el consuelo de que la mayoría de nosotros vio jugar a Ojota, un ganador que se metió como una cuña de contemporaneidad entre tanta gloria de otros tiempos ¡Quién te dice que en este plantel no tengamos al próximo elegido!

Ernesto Flores
decano.com
Sobre datos proporcionados por Juan José Melos.

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