La residencia del Club Nacional de Football no solo es un hogar para jóvenes promesas del fútbol, sino un lugar donde se forman personas íntegras, listas para enfrentar los desafíos tanto dentro como fuera de la cancha.

En el corazón de La Blanqueada, la residencia de formativas del Club Nacional de Football aloja 40 jóvenes futbolistas que  encuentran no solo un lugar donde dormir, sino un hogar que los prepara para enfrentar los desafíos de la vida. Con una capacidad máxima para 48 personas, el edificio de dos plantas cuenta con 12 habitaciones, cada una compartida por tres residentes que duermen en cuchetas. 

Además de los residentes, otros 40 jóvenes de las formativas del club acuden diariamente a la residencia para recibir las cuatro comidas, un servicio clave que ofrece la casa. Sin dudas la cocina es considerada el “fuerte de la casa”. 

Los chicos alojados provienen de diferentes departamentos del país, con una gran representación del litoral, y sus edades oscilan entre los 13 y 18 años. La residencia prioriza la adaptación de los más pequeños, quienes a menudo enfrentan el desafío de estar lejos de sus familias por largos períodos de tiempo. Para estos casos, el club ha implementado un programa de “pre séptima”, que permite a los chicos adaptarse gradualmente antes de cumplir los 13 años.

La rutina diaria de los residentes es exigente. El día comienza a las 6:30 de la mañana y no termina hasta que se completan los estudios y entrenamientos, seguidos por una hora dedicada al estudio entre las 19:30 y las 21:00. Para garantizar un descanso adecuado, se exige silencio absoluto a partir de las diez u once de la noche. Tanto los padres como los chicos firman un reglamento interno que establece normas de convivencia, horarios y permisos de salida, fomentando la responsabilidad y el orden en la residencia.

Además, se les pide a los habitantes que mantengan sus espacios limpios y ordenados, fomentando así la responsabilidad personal. “Los chicos cuidan mucho su entorno porque saben que sin este servicio, tal vez no podrían estar en Montevideo solos“, explica a Decano, Diego Gonzo, encargado de la residencia.

El bienestar de los chicos es una prioridad. Un equipo de 10 personas, entre educadores, cocineros, ayudantes de cocina y personal de limpieza, se encarga de brindar un ambiente seguro y acogedor. Pero el apoyo no termina ahí; la residencia cuenta también con un equipo multidisciplinario compuesto por psicólogos y trabajadores sociales. Cada categoría tiene un psicólogo deportivo, el cual trabaja en conjunto con el cuerpo técnico para abordar aspectos como la ansiedad, el desarraigo y la frustración, fundamentales en el desarrollo de estos jóvenes.

En cuanto a la salud, la vivienda tiene convenios con instituciones médicas como la “Asociación Española”, lo que garantiza una atención rápida y prioritaria en caso de lesiones en entrenamientos o partidos. También cuentan con servicios especializados, como podólogos y nutricionistas, lo cual no es común en todos los clubes.

Contamos con emergencia móvil y tenemos convenios con La Española, cualquier cosa que le pase a uno de los chicos en un entrenamiento o en algún partido son atendidos de inmediato”, afirma Gonzo.

Además del desarrollo deportivo, uno de los requisitos indispensables para permanecer en la residencia es estar estudiando. La mayoría de los residentes asisten al Liceo Pallotti, mientras que algunos optan por la UTU de Los Céspedes. La educación se valora tanto como el desempeño deportivo. “A fin de año, hacemos una evaluación completa de cada jugador, no solo en lo deportivo, sino también en su conducta, rendimiento académico y relación con sus compañeros”, detalla Diego.

En la residencia, hay profesores de apoyo que asisten a los chicos, asegurando que todos puedan alcanzar un buen nivel educativo, especialmente aquellos que llegan con dificultades. “Hay chicos que llegan con un nivel muy bueno, y se adaptan enseguida al colegio, y hay otros  que están con dificultades y ahí es donde intensificamos el trabajo”, comenta.

Con el Liceo Pallotti hace 15 años que estamos trabajando, entonces si ellos notan que hay un nivel más bajo, me avisan enseguida, buscamos un profesor de apoyo y comenzamos a trabajar para mejorar”, agrega.

Uno de los principales objetivos es evitar la deserción de los jóvenes debido a la nostalgia por sus hogares. Para muchos, especialmente aquellos provenientes de departamentos lejanos, el desarraigo es un desafío considerable. “Nos hemos propuesto que ningún chico se vaya por extrañar, y hasta ahora lo estamos logrando“, asegura Diego Gonzo.

La distancia y el desarraigo no sólo afectan a los jóvenes, sino también a sus familias. “Para los padres, especialmente los que están lejos, es un proceso difícil. Algunos pueden visitar a sus hijos con regularidad, pero para aquellos que viven en el litoral, es casi imposible viajar cada fin de semana”, comenta, subrayando la importancia de la adaptación no solo para los chicos, sino también para sus familias.

El compromiso con el desarrollo integral de los chicos va más allá del fútbol. Para aquellos que no llegan a primera división, la residencia ofrece becas completas en colegios, asegurando que todos tengan una base educativa sólida. Además, el club organiza actividades extra durante el verano, brindando a muchos la oportunidad de conocer Montevideo y, en algunos casos, ver el mar por primera vez.

Respecto a los recursos, la residencia maneja un presupuesto anual de aproximadamente 200 mil dólares, lo que permite cubrir las necesidades de los chicos. Si bien no reciben donaciones, los convenios comerciales del club facilitan el funcionamiento de la casa. 

El trabajo de Gonzo es fundamental en este aspecto, ya que, además de acompañar a los muchachos al liceo, se encarga del gerenciamiento de la residencia, atendiendo a proveedores, personal y padres.

La casa de formativas de Nacional es mucho más que un simple lugar donde los jóvenes futbolistas viven; es un entorno que les ofrece las herramientas necesarias para crecer como deportistas y como personas. Con un equipo dedicado y un enfoque integral, la residencia sigue siendo un pilar fundamental en la formación de futuras estrellas del club.

Vanesa Baliero

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