Hermanos tricolores, no entro mucho a El Talud, más que nada para hacer alguna pregunta de vez en cuando. Pero hoy quería animarme a compartir con Uds. algo que me pasó hace unos días.
Tengo un hijo de 8 años, Lautaro Sebastián (Seba por el gran Loco Abreu) y es enfermo por el bolso, como todos en mi familia. Desde chiquito tiene una pequeña discapacidad para hablar. Nada del otro mundo, más bien un problema al pronunciar algunas letras, como la r, la s, la v.
Según la fonoaudióloga que lo atiende, es un problema congénito en la formación del paladar. Nada que le ocasione trastornos considerables al respirar o comer. Solo ese problemita al hablar algunas palabras. Está comenzando la escuela y le daba un poco de vergüenza hablar en clase por ese problemita. Es muy inteligente, tiene buenas notas y las maestras siempre nos resaltan como es de los primeros en la clase a terminar los trabajos siempre. Pero esta el problemita ese al hablar que lo deja muy tímido y retraído. Casi no tiene amiguitos en la escuela, solo algunos que también son vecinos del barrio.
Según los médicos, de acá a unos 3 o 4 años, cuando esté entrando en la pubertad le van a poder hacer alguna intervención mínima para corregir ese problema, y también sumado a los cambios corporales de esa edad, es altamente probable que el problema para hablar desaparezca casi por completo. Pero por ahora es bastante triste y duro verlo sentirse así a mi chiquito.
Bueno, pero algo nos ha alegrado mucho en estos últimos tiempos. Lo llevamos al GPC a conocerlo, un día que no había partido, pero como el tío abuelo es socio y fue dirigente del bolso, conoce gente que labura allí y nos dejaron pasar y conocer todo. Lauti estaba sumamente feliz, le brillaban los ojitos. Pero al encontrarnos con las personas que el tío abuelo le presentaba, se negaba a hablar. Hasta que hete aquí, cuando estábamos por irnos, nos topamos con la grata sorpresa de encontrarnos con nuestro presidente. Si, si, el mismísimo Puma Rodríguez andaba resolviendo algunos asuntos en el GPC ese día y nos lo presentaron.
Inmediatamente a Lautaro se le quedaron los ojos enormes abiertos, llenos de asombro y emoción. El Puma, un caballero y una gran persona inmediatamente lo abrazó y se le puso a hablar preguntándole cosas de la escuela, el barrio y sobre todo de su amor por el Bolso.
Estuvieron como 15 minutos conversando y hasta lo llevó a la cancha para sacarse fotos con él. Imagínense amigos la alegría de mi hijo, y por sobre todo la nuestra al verlo tan animado y abierto, conversando con el Puma sin ni siquiera preocuparse por su problemita al hablar. Al final nos despedimos del presi, y nos volvimos a casa con Lauti feliz como hacía tiempo no lo veía.
Ya en casa le pregunte que le había parecido el paseo, y con una sonrisa de oreja a oreja me dijo «Pa, ¿viste que el presidente habla igual que yo?» Miren Uds. lo que la mente de un niño precisa para ser feliz, nada más que amor, comprensión y empatía. Sentirse integrado, igual a los demás, y para nada discriminado. Es todo lo que precisan para ser felices. Le agradeceré eternamente al Puma el gesto tan noble y afectuoso que tuvo con nosotros y especialmente con Lautaro, que desde ese día que lo conoció les aseguro está mucho más animado, contento , y por sobretodo más abierto a comunicarse.
La Cultura Nacional y los valores de bien que tenemos no se compran, son nuestro ADN para siempre. Gracias amigos por dejarme compartir esta experiencia tan maravillosa para toda nuestra familia. Quienes tienen hijos comprenderán lo que uno siente y puede llegar a hacer por ellos. ¡Abrazos! ¡Arriba el bolso!
Alex Nico Bolso
Recibido en El Talud
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